Napoleón Barrientos

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Guatemalteco, originario de Alta Verapaz, forjado bajo los principios de disciplina, objetividad y amor a la patria; defensor del estado de derecho, de los principios de la democracia, con experiencia en administración pública, seguridad y liderazgo de unidades interinstitucionales.

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Del año 2017 al 2021 tuve la oportunidad de escribir en este diario (La Hora), artículos de opinión y de interés nacional, actividad que decidí suspender para servir a mi país de otra manera; en ese entonces desde una asesoría en el Ministerio de Gobernación. Luego de haber dejado el cargo en la Cartera del Interior a finales del año 2023, y teniendo la oportunidad de volver a hacerlo, creo que es una obligación retomar la pluma y contribuir desde este espacio en virtud de lo vivido en la gestión pública y otras experiencias, esperando poder expresarme con claridad y objetividad; y pese a la naturaleza que la vida me ha forjado, debo buscar la verdad, debido al derecho que tiene el lector de conocerla.

La realidad política, social, económica, de seguridad, entre otras; que dominan nuestra sociedad abren la puerta a interpretaciones diferentes, en su mayoría generan frustraciones que exasperan a los guatemaltecos, obligándonos incluso a ir más allá de las fronteras del país en busca de alternativas para mejorar las condiciones de vida; sin embargo, no hay que dejar de mencionar que, hay aspectos positivos que también son parte de nuestra realidad y es necesario potencializarlos.

A lo largo de la historia la dimensión ideológica en el espectro político se ha marcado por la izquierda y por la derecha, que son y seguirán siendo corrientes importantes en un sistema democrático, pero la intuición empírica de ambas corrientes ha transmitido información propagandística con altos costos sociales. No obstante, el mundo va cambiando y si bien es cierto que, la distinción entre izquierda y derecha aún conserva sentido en la política contemporánea, la globalización ha permitido que emerjan nuevas corrientes ideológicas que ofrecen ser una alternativa de transformación, que integren mecanismos de solución en instancias ya existentes y al mismo tiempo, que profundicen el crecimiento económico, la innovación, infraestructura y la potenciación del capital humano.

Por ello, es importante generar espacios de discusión a partir del equilibrio, así  transformaremos una sociedad donde podamos convivir entre diversos ambientes; donde el sector productivo tenga certeza para invertir, producir y generar oportunidades de empleo, y el sector que representa la fuerza laboral y el talento humano, considerado como el capital más valioso del país, encuentre los beneficios para creer en sus instituciones y por ende, crea en la construcción de una mejor nación, sin verse obligados a acudir a la migración,  integrar grupos delictivos u otras alternativas que generen el debilitamiento de nuestra sociedad.

De ahí, la urgencia de rescatar la institucionalidad y fortalecer el sistema de pesos y contrapesos en lugar de socavarlo, factor indiscutiblemente necesario en una democracia en la que las instituciones y sus funciones no se vean amenazadas por intereses ocultos ni por intromisión extranjera, pues si bien es cierto que, vivimos en un mundo donde las naciones están vinculadas entre sí, se deben crear relaciones de cooperación y respeto para enfrentar las amenazas de la región, pero no, Estados dependientes donde se socava nuestra autonomía, institucionalidad y libertad para transformar Guatemala.

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