Danilo Santos
En su interior, contenía todos los males y desgracias que la humanidad podía imaginar y sufrir, tales como la fatiga, la enfermedad, la locura, el vicio, la pasión, la tristeza, el crimen y la vejez. En la actualidad guatemalteca, es difícil discernir quién juega el papel de Pandora y, cuál es la simple tapadera que cubre todos estos males y desgracias. Será Giammattei Pandora, o Miguel Martínez, o un sector del empresariado, o un sector del ejército, o peor aún, un sector de los esbirros de todos los anteriores. Lo cierto es que hay mucho por descubrir bajo la tapadera de la corrupción, y al parecer, desde el Ministerio Público están dispuestos a no dejar que esa tapadera se levante. La última acción de juez competente respecto a la perdida de la personalidad jurídica del Movimiento Semilla da cuenta de que quien sea Pandora, está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de que no se descubra a los ojos de la ciudadanía y el mundo, la inmundicia de su caja.
Aunque pareciera poco tiempo, muchas cosas pueden pasar de acá al 14 de enero de 2024, tanto más que los muertos de los bloqueos a manos de sicarios apañados por el oficialismo, mucho más que la última vez que nos enfrentamos, y peor aún, muchísimo más de lo que ya somos como caso de estudio para la ciencia política moderna.
Guatemala está en las vísperas de ser una caricatura de democracia y un esperpento de dictadura. Donde los caprichos y amantazgos, pueden más que la voluntad popular; donde el cinismo y la hipocresía de los que profesan el fin de las ideologías, imponen brutalmente la propia a golpe de corrupción y autoritarismo.
Mucho tendría que decir la clase política gobernante y la electa, pero en su mayoría permanece en un silencio cómplice que ofende la inteligencia y la dignidad de los votantes y de sus votantes. El Congreso de la República sesiona “in extremis” para temas que no concuerdan con la coyuntura nacional. Y en los departamentos, diputadas y diputados electos, así como alcaldes y alcaldesas, siguen una dinámica hortera, ignorando la realidad nacional y rasgándose las vestiduras por su municipio o departamento, en el mejor de los casos: en el peor, simplemente guardan un cobarde silencio.
De acá al 14 de enero de 2024, la población en general conocerá a quiénes en verdad los representan o si están huérfanos políticamente hablando, falta el desenlace del proceso electoral a manos del Ministerio Público y la Corte de Constitucionalidad en cuanto a legalidad corresponde. Y también falta el desenlace en las manos de la sociedad guatemalteca en cuanto a dignidad corresponde.
El curso que deberá recorrer nuestro país, lo decidirán los que ostentan el poder político, pero la última palabra de la historia está en las manos de la población. El partido VAMOS ha sido derrotado. Los corruptos han sido derrotados. Falta saber cuanto tiempo y sangre tardarán en reconocerlo.