Claudia Virginia Samayoa
@tucurclaux
El Juez Pablo Xitumul ha combatido la impunidad en crímenes del pasado y del presente de Guatemala. Hoy que se encuentra bajo ataque, es tiempo de demandar con toda la fuerza de nuestra ciudadanía que se le respete.
Conocí al Juez en 2013, cuando integraba el tribunal que conoció el caso por genocidio contra el pueblo Ixil. Desde el inicio, me impresionó su templanza, su atención a los argumentos y declaraciones, y un respeto palpable hacia los derechos de todas las personas en la sala. Conversé con él muchos años después y pude confirmar que el Juez Xitumul es un honorable hombre Maya de leyes y tiene un profundo amor por Guatemala. Es un ejemplo de alguien que practica, en el diario vivir, el respeto profundo a la vida y a todas las personas, elementos centrales de la cosmovisión maya, como explican las autoridades indígenas.
Por años, el Juez ha tolerado silenciosamente una serie de ataques en su contra. Estos van más allá de la mera criminalización y han incluido amenazas, discriminación, acoso y una constante vigilancia y violación de su privacidad y la de su familia. Durante años, hemos visto reacciones violentas por parte de abogados defensores y las personas acusadas y sentenciadas en su tribunal, entre las que se cuenta un número elevado de integrantes de estructuras criminales con muchísimo poder.
Xitumul, por si usted no sabía, presidió el tribunal a cargo de condenar a Roxana Baldetti y una veintena de funcionarios por el caso “Agua mágica”. También condenó al ex alcalde de Chinautla, Arnoldo Medrano, y estuvo a cargo de importantes casos vinculados a pandilleros y narcotraficantes: casos como los de “Los Pitufos”, “El Smiley”, “El Taquero” y otros que continúan dirimiéndose en el juzgado.
Previamente, Xitumul conoció casos emblemáticos, incluyendo por el genocidio Ixil, la Masacre de las Dos Erres, la de Río Negro y el caso de la familia Molina Theissen. Perseguir y garantizar que violaciones de derechos tan atroces como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, la tortura y la desaparición forzada no es poca cosa, especialmente en un país donde el sistema de justicia ha tenido que pelear cada centímetro que gana al reino de la impunidad.
Ejerciendo su labor de forma independiente, Xitumul se ha convertido en una figura central de ese proceso. Y al hacerlo se ha convertido en enemigo de una alianza criminal y corrupta que controla el poder. Ayer, La Hora publicó que es el segundo juez independiente – al lado de Erika Aifán – que está en la mira de la Corte Suprema.
Al conocer un informe, elevado por un juez pesquisidor que le negó su derecho a defenderse, la Corte Suprema podría eliminar su inmunidad y dejarlo desprotegido ante serias amenazas a su vida y su integridad; y, dejar camino libre para dejar libre a poderosas estructuras criminales.
El Juez Xitumul es un hombre humilde, digno miembro del Pueblo Maya y ciudadano guatemalteco ejemplar, que no se ha doblegado ante las presiones y ha hecho justicia, tocando intereses de quienes se sentían intocables y son responsables de infundir terror contra la población. Si creemos que hacer justicia es posible en Guatemala, nuestro compromiso debe estar con el juez Pablo Xitumul. ¡Acompáñenme a mostrar nuestro apoyo!