Carlos Rolando Yax Medrano
Alejandro Giammattei informó que periodistas y aproximadamente 600 mil personas que conforman la comunidad universitaria de Guatemala, entre estudiantes y personal administrativo, serán vacunadas. La disposición fue anunciada luego de haber recibido donadas un total de 4.5 millones de dosis de la vacuna Moderna por parte de Estados Unidos.
Aunque algunas personas la perciben como una medida para apaciguar las críticas al gobierno por la pésima gestión del proceso de vacunación, la realidad no podría estar más alejada. Al fracasado intento de Jefe de Estado no le importa la vida de las guatemaltecas y los guatemaltecos. Si de él dependiera, sería mejor que universitarios y periodistas que critican su administración desaparecieran.
Sin embargo, las donaciones siempre están sujetas a algunas condiciones que los gobernantes deben cumplir. Para el caso de las vacunas no es distinto. Universitarios y periodistas han demostrado ser un contrapeso importante para la corrupción. La idea es que lo sigan siendo. Sin vacunas han hecho tambalear el régimen, al que la donación le llegó como un salvavidas en medio del océano. Con vacunas no pueden detenerse hasta cambiarlo. Así funciona la diplomacia.
Es cierto que la disposición privilegia a un sector sobre el resto de la sociedad. Apenas el 32.71% de la población mayor a 50 años ha sido vacunada al menos con una dosis. Aún falta el 67.29% de la población más vulnerable por vacunar. Sin embargo, la población mayor a 50 años, los tres grupos etarios que habían sido habilitados para recibir la vacuna, representan tan solo el 22.83% de la población mayor a 18 años. La población entre 18 y 49 años, los otros tres grupos etarios, representan el 77.17% de la población que aún debe ser vacunada.
Sin embargo, la edad no es la única variable que debe ser tomada en cuenta para el análisis de la disparidad en la administración de las vacunas. El 87.03% de la población vacunada ha sido de la comunidad etnolingüística que habla español y el 12.27% de la comunidad etnolingüística que habla algún idioma maya. La etnia es un factor que influye más en las brechas que existen para el acceso a las vacunas, que la edad. Además, el 43.65% de las vacunas han sido administradas en el departamento de Guatemala. El 56.35% restante han sido administrados en los otros 21 departamentos. El lugar de residencia es un factor que influye más en las brechas que existen para el acceso a las vacunas, que la edad. En tanto no se atienda la desigualdad, que ya es característica del Estado, por cuestiones étnicas y por la dicotomía urbano-rural, todos los esquemas de vacunación permanecerán incompletos.
Al analizar a la comunidad universitaria, próximo sector a vacunar, existen exactamente las mismas características y brechas. El 78.28% de la población estudiantil de la USAC tiene entre 18 y 30 años. El 82.98% de la población estudiantil de la USAC se identifica como ladina o mestiza y el 15.79% como maya. Además, el 52.97% de la población estudiantil reside en el departamento de Guatemala.
La disposición fue tomada y no como resultado de la buena voluntad de Alejandro Giammattei. La responsabilidad ahora se encuentra en, no mantener, sino aumentar las exigencias de transparencia, rendición de cuentas y un proceso de vacunación para todas y todos. Aún tenemos 15 millones de vacunas Sputnik V pendientes de entrega. No se puede olvidar.