Carlos Rolando Yax Medrano
La Fiscalía Especial Contra la Impunidad -FECI- del Ministerio Público y el Fiscal Juan Francisco Sandoval son elementos fundamentales para el combate a la corrupción en Guatemala y en Estados Unidos lo tienen claro.
Uno de los resultados de la visita de la Vicepresidenta Harris a Guatemala, fue la decisión de crear un grupo de trabajo anticorrupción que será apoyado por el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, para investigar y perseguir casos de corrupción. En 2019 la CICIG fue expulsada de Guatemala, dos años después de haber iniciado una investigación por fraude al hijo y al hermano del ex Presidente Jimmy Morales. La entidad sucesora de la CICIG fue la FECI, que ha continuado con el combate a la corrupción. Ha desarrollado más de 200 investigaciones en las que se han visto involucrados políticos, empresarios y narcotraficantes.
Samantha Power, la Administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo -USAID-, se reunió con la Fiscal General Consuelo Porras y el Fiscal Juan Francisco Sandoval, para señalar la necesidad de resultados reales en el combate a la corrupción y de poner fin a los intentos de socavar los esfuerzos anticorrupción. Esto, en otras palabras, quiere decir que es momento de pasar de las palabras a las acciones. Desde la salida de Thelma Aldana como Fiscal General, desde el Ministerio Público se ha dicho infinidad de veces que una de las prioridades es el combate a la corrupción, cuando en realidad todo lo que ha hecho es armonizarse con la corrupción.
Las redes de corrupción y las élites depredadoras en Guatemala, tienen una concepción clara sobre la justicia, enunciada por el ex Presidente Jimmy Morales: “que se persiga el delito, pero que no se persiga a las personas”. El problema con la FECI, y en particular con el Fiscal Juan Francisco Sandoval, es que tienen claro que los delitos son cometidos por personas y no por arte de magia, y la justicia, por lo tanto, es que las personas asuman la responsabilidad por sus actos.
Alejandro Giammattei no ha hecho más que continuar con la misma cantaleta que el ex Presidente Jimmy Morales. Repite una y otra vez, cual grabadora descompuesta, que su gobierno es el más transparente de la historia, que su gobierno está comprometido con el combate a la corrupción y que él no se entromete en la administración de justicia. Sin embargo, recientemente declaró, refiriéndose al Fiscal Juan Francisco Sandoval que “cualquier ser humano tiene derecho a tener una ideología, el problema es cuando usted traslada su ideología a sus acciones y, más grave aún, cuando usted es el encargado de velar por la justicia”.
Alejandro Giammattei ha superado con creces al ex Presidente payaso. Para él, la justicia es una cuestión ideológica. Prácticamente dijo que la FECI es de izquierda. Pero para el ex Presidente payaso, el combate a la corrupción también era una cuestión ideológica. Para él la CICIG era de izquierda. Para las redes de corrupción y las élites depredadoras, cualquier esfuerzo por defender la institucionalidad del Estado y por recuperar lo público, será una cuestión ideológica de izquierda.
Ahora está en manos de la Corte de Constitucionalidad resolver si la Fiscalía Especial Contra la Impunidad puede continuar haciendo su trabajo o, si por el contrario, tendrá el mismo desenlace que la CICIG.