Adrian Zapata

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Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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Por: Adrián Zapata

CEPAL está presentando un análisis sobre los patrones de desarrollo económico en los seis países de Centroamérica, que abarca del año 1950 al 2018. Hace un balance aproximado de las semejanzas y diferencias en la evolución económica de dichos países, en ese largo período. Para ello, la CEPAL organiza eventos nacionales (ya lo presentó en Guatemala) y también lo hizo en la Sede subregional de México, hace algunos días. Vía virtual expusieron los consultores que elaboraron los informes nacionales, así como Hugo Beteta, Director de dicha subsede. De manera presencial participaron Ricardo Bielschowsky, quien explicó el esquema metodológico de la investigación y María Castro, Coordinadora adjunta en dicha sede subregional, quien expuso la sustantividad de los resultados obtenidos y las recomendaciones correspondientes.

Me parece que, metodológicamente, el gran reto fue “… buscar en el proceso histórico de los países tanto los elementos comunes a ellos como los elementos que los diferencian. Ello significa renovar el análisis estructuralista por la vía del estudio de las diferencias entre los patrones de desarrollo de los países.” (Belschowsky). Haber afrontado exitosamente este reto es lo que posibilitó comparar las realidades particulares existentes para poder formular propuestas integrales, regionales y de orden estructural para avanzar en el desarrollo.

Por su parte, María Castro, al exponer la sustancialidad del trabajo, hizo una clasificación de los países, en tres grupos, a partir de distinguir entre las singularidades de Costa Rica y Panamá, de cara a las experiencias semejantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, este último con sus propias particularidades. La Señora Castro sintetizó el resultado de este largo período afirmando que “… los sectores empresariales se han diversificado horizontalmente hacia sectores poco demandantes en materia de complejidad e innovación. Bajos salarios y desigualdad han atentado en contra del desarrollo del mercado interno”. Y en términos políticos, cerró su exposición con un mensaje que tituló “Una mirada hacia el futuro, pensar como región y actuar en consecuencia”.

La conclusión de su exposición fue muy clara y pertinente, aunque sumamente obvia: “… construir una nueva relación entre el Estado, el mercado y la sociedad con una nueva relación con el ambiente. Para lo cual son necesarios renovados pactos sociales y políticos”. Dijo que “El bicentenario de la independencia de 5 de los 6 países analizados es una oportunidad para reflexionar sobre el pasado y activamente sobre el futuro”.

Sin embargo, la porfiada realidad existente tanto en los países que integran Centroamérica, como en la región en su conjunto, hacen cuesta arriba la posibilidad de aprovechar el análisis y propuesta que hace la subsede de la CEPAL y concretarla en la realidad.

Me parece que la pregunta obligada ante la lucidez de la CEPAL es: ¿quiénes son los actores políticos capaces de renovar los pactos sociales y políticos tanto en los países como en la región? Me cuesta vislumbrar a Giammattei, Bukele y Ortega en esta tarea. Estimo casi imposible, en el plano nacional, imaginar a la “convergencia perversa” que ha logrado cooptar la institucionalidad estatal en la disponibilidad de siquiera discutir la posibilidad de renovar los caducos pactos (¿?) sociales y políticos.

Sin embargo, este Informe de la CEPAL debería ser parte sustancial, en el caso de Guatemala, de la construcción de una “convergencia virtuosa” que recupere la institucionalidad estatal ahora cooptada; y, en el plano regional, podría también ser sustento de una SICA eficaz y legitimada por la voluntad política de los gobernantes centroamericanos en el impulso de la integración regional. Vinicio Cerezo, en su recién finalizada gestión en dicho organismo, intentó avanzar en ese necesario camino.

Ojalá se pueda; seamos, como se dijo en el evento acá comentado, “rehenes de la esperanza”.

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