Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Revisando redes sociales me encontré con algo que me causó estupor: el 80% de información sobre candidatos, no hace referencia a lo que pretenden o anhelan hacer o sobre sus capacidades administrativas (motivo real de una elección reflexiva) y se centra en chismes, falsedades y dimes y diretes, sobre LO MALO de cada uno de ellos. Es indudable que a la hora de escribir esos miles de memes, sus escritores y escritoras lo hacen movidos por sus anhelos por descalificar a los que no quieren o les ordenan descalificar y motivados por influir con lo que dicen sobre los resultados, con poco o un muy pobre análisis al respecto del proceso electoral y su impacto deseable.

Me pregunto entonces si tal forma de participar en una campaña, es producto de una dosis de malestar social, otro poco de resentimiento político y otra pizca de maldad de la gente que rebalsa un vaso de inmadurez sin gota de reflexión, sobre la manera de cambiar la situación nacional. No creo que solo eso influye, también es culpa de un sistema electoral que, a través de sus recovecos y vericuetos fraudulentos, no exhibe posibilidades para elegir más allá de lo mismo, convirtiendo la difamación informática en catarsis para unos y en otros mandato de descalificación intencionada. Al final, nuestra realidad política nos presenta una vitrina electoral de material humano, escaso en capacidad y con pocos valores, formado de hacedores de trinquetes de todo tipo y candidatos con un vacío asombroso de ideas, reflexiones, y deseos de obtener el bien común y todo ello bajo la misma hechura, solo cambiando de colores, tamaños. Esos miles de miles de notas y memes descalificantes que circulan, son clara muestra de una organización política y partidista llena de mendigos, que hambrean poder y riqueza para saciar sus apetitos, en un país que se hunde dentro de injusticias e inequidades. La burla, el despecho por el prójimo, la calumnia, el chisme, no son más que afanes para aplastar insatisfacciones y un resorte para ocultar nuestros miedos y pobrezas en credibilidad pública, sin querer percatarnos que todas esas personalidades ahora en el ruedo de la fortuna, nada tienen de solidaridad con la sociedad guatemalteca, profundamente individualista, atomizada y violenta, en que nos rozamos pero no nos mezclamos, en que tratamos con nuestras denuncias no de sumar sino más bien de dividir. El voto es un desplazamiento asombroso hacia el vacío político y social que nos tratan de llenar cada cuatro años de promesas y maravillas imposibles de realizar; de tal surte que no votamos en busca de  capacidad, amor o admiración, ni tan siquiera por una de ellas, sino viendo y esperando poder sacar provecho personal de ello, aunque con eso chingue al vecino, y cuando venimos a caer en la cuenta del error cometido, ya es tarde para cambiar y no nos queda más que capear el temporal sentaditos y mudos hasta la próxima.

Cuando así analizo el proceso electoral, las elecciones, bien puedo calificarlas de jugando a no jugar. Dentro de ellas se negocia a las espaldas del pueblo, soberanía, democracia, justicia, hasta la muerte, a expensas de la vida, y entonces me digo: de eso solo puede salir naufragio. Significación y alcance social ¡hasta la próxima! Y eso ¡quizá!

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