Alfonso Mata
He leído el artículo publicado por Arturo de Lucio en Foreing Affairs Latinoamérica “Reformas de los sistemas de salud en Latinoamérica”, sobre lo que pretenden realizar con el sistema de salud, las autoridades de México, Chile y Colombia. Todos se enfocan a establecer un programa de cobertura universal, entendido como el acceso de todas las personas a servicios sanitarios, sin incurrir en gastos catastróficos. Eso significa entender por pueblos y gobiernos, el porqué de la reforma, que va relacionado con sociedad, política y desarrollo, es decir: mejor bienestar y aumento de la esperanza de vida; crecimiento económico individual y nacional y disminución de pérdidas económicas en los hogares y laborales. Por consiguiente, una reforma apuntando a ello, significa un asunto estratégico para una Nación.
Tal premisa, va más allá de promover los servicios esenciales de salud; va también encaminada a que estos sean de calidad y continuidad. Las reformas de salud en nuestro país, si bien han mejorado coberturas, no llegan a tener estas ni la cantidad ni la calidad que la situación epidemiológica nacional demanda, ni a ser de tipo universal. Bien vale la pena que los futuros candidatos presidenciales, diputados y alcaldes, hablen al respecto de su oferta política en esto.
Pero también está pidiendo a gritos la reforma, un proceso de intervención en la llamada segunda línea de la atención, que son los servicios hospitalarios, es decir clínicos, del sistema de salud. No solo existe desigualdad en el acceso a estos sino, mala distribución de la infraestructura y una oferta de servicios deficiente y sumamente costosa, que mete mano y en problemas, al bolsillo del ciudadano, dejando a muchos en bancarrota y sin solución a su problema de salud. Gran parte de ello pareciera ser, que la actual estructura del sistema nacional de salud establece clara e intencionalmente, una separación entre un sistema público y uno privado, como causante de desigualdades en el acceso a la salud para la población y dejando que esta sea la que pague de su bolsillo a precios astronómicos. Entonces la reforma, como establecen los ejemplos en ese artículo, debe hacerse pensando más en los principios de solidaridad, libertad y universalidad y menos en el lucro y eso para el caso Chileno por ejemplo, significa establecer las reglas para una relación más equilibrada con la iniciativa privada. Según las autoridades que están planteando la reforma, la prioridad es la disminución de los tiempos de espera, fortalecer la gestión operativa, asegurar el acceso gratuito a medicamentos y establecer un modelo comunitario para la prevención de la salud. En nuestro caso, sería interesante entender y conocer al respecto, el compromiso de los distintos candidatos a puestos públicos.
No cabe duda que los tres países mencionados en el artículo, van tras la creación de generar sistemas de salud incluyentes, sustentables e innovadores, aunque por distintos medios y organización. Algunos teniendo como eje la seguridad social, otros no, pero todos apuntando a mejorar la distribución de la infraestructura médica. En estos dos aspectos me pregunto, ¿cuál es la oferta de los candidatos? Pues al final se vuelve evidente que el acceso social a la salud, es cada vez más difícil para muchos, pues los sistemas de protección social que tenemos, son sumamente deficientes para garantizar servicios de salud con igualdad y equidad.
El artículo concluye diciendo que la situación de salud que viven y tratan de resolver esos países, no difiere de las del resto de países latinoamericanos y que el reto de los países de la región es: alcanzar consenso en los ejes estratégicos dentro de los sistemas de salud: financiamiento, provisión de servicios y gobernanza. Me pregunto ¿Cuál es el plan nacional al respecto, que plantean los partidos políticos en contienda próxima, a nivel nacional?