POR ASIER VERA
Kevin Cordón ya es una “leyenda”. Su cuarto puesto en Bádminton en los Juegos Olímpicos de Tokio le ha encumbrado como el mejor jugador de la historia de este deporte en Latinoamérica. Nadie de América y mucho menos de Guatemala había logrado colarse en la élite de un deporte dominado por asiáticos y europeos.
Incluso tuvo a mano aspirar por las medallas de oro, plata y bronce, el sueño de todo deportista. Sin embargo, no pudo ser, pese a que jugó el máximo de partidos posibles en el torneo olímpico.
Solo tuvo dos derrotas: contra el danés Viktor Axelsen en Semifinales y el indonesio Anthony Sinisuka Ginting en la lucha por la medalla de bronce. El primero se alzó con la medalla de oro y el segundo con la de bronce dejando a Cordón a un paso de la gesta olímpica.
LOGRO EN MEDIO DE UN CONTEXTO COMPLEJO
Lo que logró el zacapaneco fue ilusionar a todo un país. En un momento de indignación ciudadana por la destitución del jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad en Guatemala, Juan Francisco Sandoval, Cordón fue un bálsamo que hizo creer a la población que, con esfuerzo y dedicación, no todo está perdido. Sus gritos de alegría, su sonrisa, sus saltos, su mirada al cielo en recuerdo de su hermano fallecido y los abrazos con su entrenador eran el espejo sobre el que se quería mirar una ciudadanía que hace tiempo que cayó en el pesimismo y la tristeza por los desmanes de la corrupción.
El jugador de bádminton reflejaba todo lo contrario del devenir de Guatemala: esperanza. Y con esa ilusión madrugaron familiares y vecinos de Kevin Cordón en el municipio de La Unión, en Zacapa. La intensa lluvia que generó ríos de agua por las calles no impidió la sorpresa que le tenía preparada la familia a los padres del jugador.
Unos cohetes rompieron con sus retumbos el silencio de la noche mientras que unos mariachis comenzaban a cantar frente a la vivienda de Kevin Cordón para recordar a sus padres que hoy era un día muy especial. A los pocos minutos de comenzar a sonar las trompetas, las guitarras y el acordeón, se asomó a la puerta el padre de Kevin, Roberto Cordón, quien comenzó a recibir los abrazos de sus familiares, mientras la madre del deportista esperaba los suyos sentada en una silla al estar convaleciente tras romperse el dedo de un pie. “Si no sale, pues qué se va a hacer”, aseguró el padre de Kevin a una de sus familiares preparándose ya mentalmente para una posible derrota de su hijo.
Ni el padre, ni la madre de Kevin Cordón ven nunca un partido de su hijo. “Nos ponemos nerviosos”, admiten. Por ello, se quedaron en su casa y no fueron al parque central de La Unión a ver en una pantalla el partido histórico que estaba a punto de disputar Cordón a 12,000 kilómetros de distancia de la tierra en la que creció.
¡GRACIAS POR PONER EN ALTO EL NOMBRE DE NUESTRA PATRIA!
Los mariachis siguieron amenizando con su música las oscuras calles de La Unión hasta llegar al parque central, donde coincidieron con otro grupo de cantantes contratados por la Municipalidad para animar el preludio del partido.
En el parque, se colocaron dos grandes mantas con imágenes de Kevin, mientras sus familiares se sentaban para disfrutar del que sería probablemente el último partido de Cordón en unos Juegos Olímpicos. Portaban carteles en los que se podía leer ‘¡Vamos Kevin!’ ¡Eres el mejor! ¡Vamos campeón! ¡Gracias por poner en alto el nombre de nuestra patria!’.
En todo momento, creyeron que se iba a producir la gesta y que Cordón iba a romper las estadísticas históricas del bádminton derrotando a un asiático en la lucha por la medalla de bronce.
Los dos primeros puntos fueron para el zacapaneco, pero a partir de ahí, el indonesio sacó toda su garra y smash tras smash fue incrementando su casillero dejando a Cordón siempre a la zaga. Pese a que trataba de remontar y cada punto era celebrado con aplausos, estos cada vez fueron menos, dado que a Ginting le salía absolutamente todo.
Estuvo acertado tanto en defensa, como en ataque y Kevin iba viendo cómo sus aspiraciones se iban diluyendo poco a poco.
Algunas de sus familiares incluso pusieron sus manos en posición de rezo para ver si se hacía el milagro, pero el indonesio fue imparable y se hizo rápidamente con los dos sets sin dar posibilidad alguna a Kevin Cordón de colgarse la medalla de bronce, que hubiera sido la segunda medalla olímpica en la historia de Guatemala tras la plata conseguida por el marchista Erick Barrondo en las Olimpiadas de Londres 2012.
La derrota de Cordón dejó un poco frío el ambiente en el parque central de La Unión, pese a que los mariachis trataban de alegrar a la gente. Desde los altavoces, un trabajador de la Municipalidad quiso dejar bien claro que “aquí no se ha perdido nada”, en referencia al hecho de que su vecino es un “campeón” y un “orgullo no solo de Zacapa, sino de toda Guatemala”, tras haber logrado un meritorio cuarto puesto a nivel mundial en los Juegos Olímpicos. “Hoy más que nunca nuestro apoyo tiene que estar con él”, remarcó, al tiempo que pidió que la gente coreaba ‘Kevin, Kevin, Kevin’, levantando así un poco el ánimo de vecinos y familiares.
Asimismo, señaló que en cuanto Kevin regrese a Guatemala (está previsto que lo haga el viernes o el sábado), hay que ir a recibirlo con los “brazos abiertos” al Aeropuerto para traerlo a La Unión con una “mega caravana”.
“ESTÁ TRISTE. NUNCA LE HA GUSTADO PERDER”
Mientras, en la casa de Kevin Cordón, su hermano Edy se encontraba con sus padres, a quienes tuvo que informar de la derrota de su hijo, dado que como siempre, no quisieron ver el partido con el que se despidió de los Juegos Olímpicos.
Nada más terminar el encuentro, Edy pudo hablar por teléfono con Kevin: “Está triste, nunca le ha gustado perder y estaba la ilusión de la medalla, pero está muy satisfecho y muy consciente de lo que se ha logrado y lo que significó tener a alguien de América en esas instancias”, declaró Edy a La Hora.
El hermano de Kevin aseguró que, pese a que no se pudo alzar con una medalla, la familia está “muy contenta y satisfecha” porque se ha logrado “algo histórico para el mundo del bádminton que servirá de inspiración”. Además, destacó que, en la pista, su hermano “sacó lo mejor de él: “mucha garra, mucha pasión y toda su técnica posible”.
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Recordó que previo a disputar los Juegos Olímpicos, Kevin Cordón entrenó en una antigua iglesia que ahora es un centro de eventos religiosos y, por tanto, en unas instalaciones que “no son adecuadas de ninguna manera”, dado que se tuvo que “tapar algunas goteras y agregar iluminación”, si bien “son circunstancias que se dieron y lo importante era mantener un ritmo de competición y de condición física”.
“Fueron muchas condiciones adversas y le afectó mucho la pandemia desde el momento en el que cerraron todas las instalaciones deportivas, pero al final mereció la pena”, recalcó Edy, quien esperó que “la gente reconozca lo que se ha hecho”.
Así, explicó que pese a pertenecer a una familia “muy futbolera”, a Kevin se le atravesó la raqueta de bádminton a los 9 años y a los 11 fue a entrenarse a Ciudad de Guatemala como profesional en la Selección Infantil. “Desde ahí fueron más de 20 años de mucho esfuerzo, sudor, lágrimas, lesiones y momentos difíciles”, como la recaída en la lesión en la rodilla que sufrió en 2013 y que le apartó de los pasados Juegos Olímpicos de Brasil tras disputar su primer partido.
MADRE DE CORDÓN: SE ACERCA LA RETIRADA
Quien conoce muy bien los esfuerzos de Kevin Cordón hasta coronarse en el cuarto lugar en los Juegos Olímpicos es su madre, Dora Buezo de Cordón, quien lamenta, en declaraciones a La Hora, que su hijo “ha sacrificado su estudio, su vida personal, dejó su niñez, su juventud y su familia”. Por ello, considera que ya ha llegado el momento de la retirada para “recuperar varias cosas importantes y ordenar su vida”. Dora reconoce que, durante la carrera deportiva de su hijo, “sí he sufrido mucho”, porque “he estado en los momentos alegres y en otros bien difíciles que nos ha tocado vivir y no lo he dejado solo”.
Por ello, insiste en que “ha llegado el momento de parar y lo hemos platicado, dado que yo creo que ya es suficiente tanto tiempo”. Por ello, ha aconsejado a Kevin Cordón que debe mirar ya la edad que tiene (34 años) y, “si se retira, qué mejor momento para hacerlo que ahora y no esperar a que ya la misma gente lo quiera sacar”.
Dora califica a su hijo como un “guerrero” y, por eso, sabe que está un “poco triste” por la derrota de hoy y es “normal porque nadie quiere perder, pero lo va a superar como ha superado tantas cosas y tiene que estar satisfecho, tranquilo y contento por haber dado algo a Guatemala que no se va a olvidar”. Por ello, destaca que Kevin Cordón ya es una “leyenda que va a quedar para la historia”.
Desde el 2012, recuerda que el Polideportivo de La Unión lleva el nombre de Kevin Cordón, quien “sí ha tenido apoyo y no se ha quejado en ningún momento de ello”. Dora ve a su hijo entrenando a niños y niñas para involucrarlos en el bádminton. “Ojalá pueda llevar a cabo ese proyecto”, desea.
En la breve conversación que Edy tuvo con su hermano, le transmitió el sentir general de la familia, que podría hacerse extensible perfectamente a todo el país de Guatemala: “estamos felices, orgullosos y satisfechos de lo que has logrado porque fue histórico lo que hiciste”.