Redacción La Hora
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El presidente del Congreso, Álvaro Arzú, manifestó hoy que “sin perdón ni justicia” no se restablecerá la convivencia fraternal en el país, en referencia a que los exmiembros de la extinta CICIG tienen que volver al país “para pedir perdón y reparar los daños que hicieron”. Ese mismo argumento es el que han utilizado las víctimas del Conflicto Armado Interno (CAI) que por años han buscado justicia por violaciones a derechos humanos cometidos en esa época.

En numerosas ocasiones, sobrevivientes como la familia Molina Theissen que buscan al menor Marco Antonio Molina Theissen o las abuelas de Sepur Zarco han dicho que lo único que buscan es justicia y no venganza.

Incluso en febrero de 2019, las abuelas de Sepur Zarco intentaron entregar una carta al presidente del Congreso para rechazar la Ley de Reconciliación Nacional, que daría amnistía a los militares ya condenados en este y otros casos del conflicto armado interno, pero Arzú no las quiso recibir.

En el caso de la familia Molina Theissen, que también se ha opuesto a la amnistía, han expresado que no buscan venganza sino justicia y que los presuntos responsables de estos crímenes tienen la oportunidad de demostrar su inocencia.

Asimismo han reiterado que un país necesita sanar sus heridas para reconstituirse como sociedad civilizada y esto se logra, en parte, mediante estos procesos que fortalecen la institucionalidad y la legalidad.

ARZÚ PIDE LO MISMO PERO POR TEMAS DE CORRUPCIÓN

En su discurso de hoy, Arzú mencionó que verán volver a los que formaron parte de la CICIG pero para que pidan perdón y reparen los daños causados. “Claro que sí, los veremos volver. Pero volverán para pedir perdón y reparar los daños que hicieron a familias guatemaltecas, volverán para responder ante los tribunales sobre los abusos cometidos”, indicó Arzú.

“No lo haremos por revancha. No lo haremos por venganza. No lo haremos por resentimiento o por odio”, agregó.

“Hoy es imperativo hacer justicia, pero eso es algo que nadie puede hacer por nosotros. Debemos detener, y si es el caso, castigar con la ley a los artífices de la división, tanto a los externos como a sus agentes internos, aquellos que se alimentan del miedo, del odio, que viven del conflicto”, añadió el diputado.

No obstante, el Organismo que preside Arzú está a punto de aprobar una amnistía para los responsables de cometer abusos y violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado interno y recientemente él arremetió contra la CIDH cuando esa Comisión pidió archivar en definitiva la Ley de Reconciliación Nacional en el Congreso.

Además, el congresista también aprovechó su disertación para referirse a las organizaciones civiles: “Organizaciones, todas ellas, cuestionadas no solo en su efectiva utilidad, sino sobre todo en su legitimidad y en su ética. Organizaciones que, donde quiera que van, cobran la factura de la miseria, del enfrentamiento, mientras se dedican a empujar, en nombre de los Derechos Humanos y la ideología de género, la caduca agenda de una izquierda que se niega a aceptar el colapso de sus ideas”.

“¿A qué nos ha llevado esa actitud? Nos ha llevado a una Guatemala que nos cuesta reconocer. Una Guatemala llena de contradicciones. Una Guatemala en la que los antiguos insurgentes armados enarbolan la bandera de los derechos humanos y tratan de justificar sus acciones amparados en reivindicaciones como la supuesta defensa de la tierra”, concluyó el diputado.

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