Por Eder Juárez
ejuarez@lahora.com.gt

Rafael* es un niño de 7 años, de complexión delgada, moreno y bajo en estatura. Asiste todos los días a la escuela de preprimaria de San Juan Tecuaco, Santa Rosa, con tan solo un objetivo: alimentarse. Ahora el Estado al menos le proporciona un tiempo de comida.

El menor de edad es parte de una familia de seis miembros, dos hermanos de 9 y de 10 años y una hermana menor que él. Por el momento asisten solo dos a la escuela, Rafael y su hermano de 9, pues el de 10 tiene que trabajar para ayudar a los ingresos del hogar, trabajando de jornalero como su padre.

El Congreso de Guatemala aprobó en 2017 el decreto 16-2017, Ley de Alimentación Escolar, para complementar la nutrición de los niños que asisten a las escuelas del sector público. A diferencia de las iniciativas para combatir la desnutrición impulsadas en los anteriores gobiernos, esta normativa no diferencia entre los municipios prioritarios por los altos niveles de desnutrición para proporcionar alimentos a los estudiantes.

La normativa establece la creación de Organizaciones de Padres de Familia (OPF). A ellos se les trasladan recursos para la adquisición de alimentos acordes a los menús establecidos por el Mineduc para proporcionar una comida al día a los alumnos; los cuales se elaboran con base a estudios de nutrición.

En 2018 existían 22 mil OPF, para atender a 2.4 millones de niños inscritos en el ciclo escolar, con una asignación presupuestaria de Q1 mil 231 millones; es decir, Q3.00 por alumno. Sin embargo, para el 2019 se aumentó a Q4.00 por alumno y el presupuesto para el programa ascendió a Q1 mil 869 millones. De acuerdo con el Mineduc, para cumplir con la Ley se realizan cuatro desembolsos durante el año.

Pese a los esfuerzos impulsados con la normativa, estos no son suficientes ante las condiciones que vive la niñez guatemalteca.

ASÍ ES LA SITUACIÓN DE LA NIÑEZ EN EL PAÍS

Santa Rosa, según la Dirección General de Fortalecimiento de la Comunidad Educativa, es uno de los departamentos que tiene mayor prevalencia de alumnos con desnutrición entre las edades de 6 a 9 años. Entre los municipios de este departamento, San Juan Tecuaco es el que tiene la mayor prevalencia de desnutrición crónica, con un 28.4 %. Este municipio, con una población aproximada de 6 mil 100 habitantes y ubicado a 36 kilómetros de la cabecera municipal de Cuilapa, es el lugar donde vive y estudia Rafael.

La familia de Rafael es de escasos recursos y muy pocas veces los padres del niño tienen el dinero suficiente para garantizar a sus hijos al menos dos tiempos de comida. Es por ello que el pequeño de San Juan Tecuaco asiste con alegría a su escuela en donde, por lo menos una vez al día, le dan de comer.

Rafael se siente feliz por recibir un plato de comida de manos de su maestra y cuenta que de no ser por ese alimento, a veces debe esperar al día siguiente para comer, pues sus padres priorizan a su hermana menor.

Esta es la realidad de muchos de los niños en las comunidades de Guatemala que viven en pobreza. Según datos del Banco de Guatemala (Banguat), en 2017 el 59.28% del total la población vivía en pobreza; de estos un 23.36% en pobreza extrema

De acuerdo con los datos del Banguat, la población de niños entre los 5 y 9 años es de 2 millones 186 mil 863; 1 millón 113 mil 851 hombres y 1 millón 073 mil 012 mujeres.

Los resultados de la Evaluación 2018 de peso y talla, en escolares de primer grado primaria del Ministerio de Educación, evidencian que el 62 por ciento de las escuelas de primaria se encuentran en municipios con muy alto y alto retardo de crecimiento.

Según el censo de talla de 2015, había 86 municipios con retardo en el crecimiento muy alto y 83 municipios con retardo en crecimiento alto, es decir, 169 municipios de los 340 afectados por algún nivel de retardo en el crecimiento de los menores de edad.

SIN ATENDER LA DESNUTRICIÓN ¿HUEVO, FRIJOL Y TORTILLAS, TENDRÁN LOS NUTRIENTES NECESARIOS?

De acuerdo con Mario Domingo Morales, Director General de Fortalecimiento de la Comunidad Educativa, la Ley no responde directamente a atender la desnutrición como tal, “porque, de acuerdo con las nutricionistas, los niños ingresan a los centros educativos crónicamente desnutridos”.

En San Juan Tecuaco, hay 46 centros que cubren todos los niveles educativos: 20 atienden a niños del nivel preprimario, 20 de nivel primario, 5 de educación básica y uno de diversificado. Dentro de las escuelas del nivel preprimario solamente hay 19 Organizaciones de Padres de Familia (OPF) para atender a los menores de edad.

En la Escuela Oficial de Párvulos (EOP) San Juan Tecuaco (área urbana), las madres de familia son las que apoyan a la OPF con la preparación de los alimentos que las maestras posteriormente reparten entre los niños de cada sección.

Entre 20 y 25 mamás se organizan, tres cada día, para preparar la alimentación de sus hijos. De acuerdo con las madres de familia, antes de entrar en vigor la Ley de Alimentación, a los menores se les daban 3 días de atol fortificado, y 2 veces por semana comida. Sin embargo, hoy cuentan con un menú, y eso en parte ha evitado la deserción de los alumnos.

El día de la visita de La Hora la Escuela Oficial de Párvulos, a los niños les dieron de comer un huevo, una porción de frijoles, dos tortillas y fresco. Este es uno de los 5 menús implementados en esa región por el Ministerio de Educación dentro de la nueva política.

Otro de los menús implementados sería: Atol de Piña y Chilaquilas de Güisquil con salsa y Tortillas, el cual debe ser servido para los alumnos de las escuelas.

“ESFUERZOS NO SON SUFICIENTES”

Según Roberto Cabrera, especialista en seguridad alimentaria y nutricional, tanto el menú de San Juan Tecuaco como los demás menús incluidos en el Ministerio de Educación, cuentan con los nutrientes que necesita un menor. Sin embargo, hacen la salvedad de que esto es complementario, y no una alimentación completa.

A criterio de Cabrera, la alimentación proporcionada en las escuelas es adecuada, porque se provee de una proteína animal y una vegetal. “Lo malo podría ser el fresco, esto podría ser cambiado por una fruta que puede aportar vitaminas y minerales, porque el fresco puede ser nada más carbohidratos”, manifestó.

Aunque insistió en que la refacción que están recibiendo aporta calorías y proteínas. “Lo importante es que todos estén conscientes que existen estándares para la alimentación y los niños tiene el derecho de recibir la alimentación, y que los padres de familia sepan que por falta de dinero pueden quedarse sin comer”, insistió el experto.

Cabrera indicó que un niño necesita al menos de 1 mil 100 calorías a 1 mil 150 por día. Un huevo aporta 120, dos tortillas 180, “más el frijol que aporta 60, serían aproximadamente 400 en un solo tiempo de calorías”. Aunque este explicó que es solo una refacción y que no tendría que sustituir el desayuno, almuerzo o la cena. “Estaría dando el 30% de los requerimientos”, dijo.

Además, el experto en seguridad alimentaria y nutricional refirió que estos alimentos son únicamente complementarios a la alimentación que deben tener. “No se les puede dar en un solo tiempo los requerimientos de todo un día. Definitivamente, la oportunidad que se tiene es que en las escuelas tengan una alimentación que debería ser mayor el aporte de requerimiento, porque es donde hay más control de lo que se va a servir”, explicó Cabrera.

El concepto de esta Ley es ser una merienda, es decir, un complemento para lo que un niño debe tener. Ante ello, el entrevistado consideró que se debería tener un aporte mayor a la alimentación de los alumnos, por ejemplo, en áreas como el Corredor Seco.

Por su lado Jorge Pernillo, coordinador de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana, consideró que es una estrategia muy buena, aunque aclara que no es para combatir la desnutrición crónica, porque los niños que están en edad escolar ya están con desnutrición.

“La Ley de alimentación escolar es importante para que los niños no padezcan hambre y tengan alimentos y nutrientes para que tengan un desempeño escolar, entonces los menús cumplen los criterios nutricionales, aunque sean mínimos, porque con Q4.00 no se puede tener gran cosa”, dijo Pernillo.

Agregó que una falla es que el Mineduc no tiene los recursos para que se haga el monitoreo de las escuelas y asegurar que se cumpla con lo establecido en la normativa y que aunque existe un monitoreo, no se puede llegar a todas las escuelas, además de no contar con nutricionistas para hacerlo, porque hay únicamente como dos personas a nivel nacional.

“Es difícil que las OPF cumplan con los requerimientos que tiene la Ley, aunque ellos tengan los menús puede que ellos para hacer las cosas más fáciles hacen lo básico”, explicó.

Pernillo aseguró que, aunque la estrategia es buena, no es suficiente para atender las necesidades de los niños que se encuentran en las escuelas en el sector público. “Lo que se debe tener es una política de protección social: tener desayuno, almuerzo y refacción, eso es una alimentación más completa. Si la familia no tiene recursos para alimentar a los menores por lo menos en la escuela eso motiva, nutre y estimula el aprendizaje”.

“Lastimosamente se está trabajando únicamente para mitigar el hambre de los niños”, concluyó Pernillo.

HISTORIAS QUE SE REPLICAN

Las maestras reportan que muchos de los niños que asisten a las escuelas en las comunidades de San Juan Tecuaco llegan porque “les dan de comer”. “No traen útiles, pero dentro de su mochila sí traen sus utensilios para comer”, añadió una de las maestras. Además, las docentes, quienes no quisieron identificarse, contaron que diariamente la escuela del municipio de Santa Rosa gasta alrededor de Q608 por menú.

“La alimentación es para mantener en las aulas a los niños”, aseguran las docentes de dos establecimientos visitados pero que no están autorizadas para dar declaraciones.

Hay más niños que dinero para los menús.

Mientras que en la Escuela Oficial de Párvulos Anexa (EOPA), también ubicada en San Juan Tecuaco, (en área rural) los recursos llegaron un poco tarde para cumplir con la normativa. Pues el primer desembolso se dio hasta en febrero y los niños empezaron a estudiar el 7 de enero. Sin embargo, las juntas encargadas cumplieron con darles alimentación, “porque tenían un guardadito en la tienda”.

De acuerdo con las autoridades de dicho centro educativo, el Gobierno ha enviado el aporte para 140 niños, aunque la escuela contabiliza 152 alumnos, es decir 12 más del aporte proporcionado. “El menú es para 40 porciones, sin embargo, se multiplica por el número de niños que tiene la escuela”.

Al igual que en la Escuela Oficial de Párvulos Anexa (EOPA), el Gobierno envía recursos para alimentar a 52 niños, pero a la Escuela asisten 62, es decir 10 niños más. Además, el primer desembolso fue únicamente para 38 niños por la estadística de inscripción. En esta escuela durante el 2018, las autoridades atendieron a 4 niños que padecían desnutrición.

Según las maestras, los alumnos “se sienten felices, ellos preguntan qué van a comer. El día que no vienen, mandan con su compañero o hermanos la cacerola para comer y que se les envíe su tiempo de comida”.

“Un niño de escasos recursos recibe comida, y si pide más, se les da más. A veces piden para llevar a sus hermanos que no están todavía estudiando”, dijo una maestra que atiende Párvulos en esta escuela.

Frases

“No traen útiles, pero dentro de su mochila sí traen sus utensilios para comer”.
Maestra de San Juan Tecuaco.

“Lo importante es que todos estén conscientes de que existen estándares para la alimentación y los niños tienen el derecho de recibir la alimentación, y que los padres de familia sepan que por falta de dinero pueden quedarse sin comer”.
Roberto Cabrera, especialista en seguridad alimentaria y nutricional.

“Los menús cumplen los criterios nutricionales, aunque sean mínimos, porque con Q4.00 no se puede tener gran cosa”.
Jorge Pernillo, coordinador de la Escuela de Nutrición de la Universidad Panamericana.

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