POR MARIELA CASTAÑÓN
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Un promedio de trece niños, niñas y adolescentes (NNA), hijos de trabajadores de la Policía Nacional Civil (PNC) han quedado huérfanos de padre en lo que va del año, según la Sección de Capellanía Policial.
Darwin Giovani Bosarreyes Corado tenía 23 años y estaba de servicio en la subestación 31-21 del municipio de Palín, Escuintla. Ayer, junto a su compañero Lorenzo Sem realizaban un operativo en el kilómetro 43.5 autopista a Palín, cuando escucharon detonaciones de arma de fuego y atendieron el incidente, sin embargo, cuatro hombres les dispararon.
Bosarreyes murió en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), mientras que Sem fue herido y esta mañana permanecía hospitalizado en un centro asistencial.
El agente Bosarreyes no conocerá a su hijo, su esposa tiene tres meses de embarazo, según la institución policial.
El bebé que aún no ha nacido se suma a otros doce niños y niñas que quedaron huérfanos de padre en lo que va del año.
De acuerdo con la Sección de Capellanía, también suman nueve policías muertos en funciones y ocho viudas.
PROGRAMA PARA LAS FAMILIAS
Verónica Godoy, directora de la Instancia de Monitoreo y Apoyo a la Seguridad Pública (Imasp), opinó que deberían existir programas integrales de apoyo a las familias de los policías que mueren en servicio.
“Las familias se quedan sin el apoyo, sin el sustento y la institución no responde adecuadamente por ellos”, indicó Godoy.
La profesional dijo que es necesario que el próximo gobierno tome en cuenta el tema social.
“Es necesario, la Policía se ha quedado relegada y hay un tope, por ejemplo el tema presupuestario, porque –la Policía– no tiene una ampliación presupuestaria de acuerdo con sus necesidades, hay temas como este –la niñez huérfana– que –debe ser– parte de la dignificación del policía y de esa parte humana. Es un trabajo riesgoso que están ejerciendo”, reiteró la directora de Imasp.