CORTESÍA SUBSECRETARÍA DE REINSERCIÓN. Los diez residentes fueron trasladados esta semana a la Casa Intermedia.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Diez adolescentes en conflicto con la ley penal seleccionados por medio de diferentes pruebas y diagnósticos, son los nuevos residentes de la Casa Intermedia que cuenta con infraestructura y condiciones distintas, comparadas con los otros centros de detención juvenil, por ejemplo los jóvenes no están en espacios con barrotes, sino en un área abierta, tienen horarios, rutinas, responsabilidades que cumplir y principalmente el deseo de cambiar, explicaron.

La rutina de los jóvenes inició a las 5:00 horas para tomar una ducha y realizar el proceso de higiene personal. Continuaron con el traslado al salón de usos múltiples, donde se sirvieron sus alimentos y realizaron una oración.

Mientras ingerían su desayuno (un huevo duro, pan, frijoles, dos panqueques, una fritura y atol), los jovencitos relataron que existen varias diferencias entre la Casa Intermedia y centros donde estaban anteriormente: no hay barrotes, conviven en una cabaña con dormitorio, sala y comedor. Además, habitan en espacios dignos, con rutinas, horarios y responsabilidades específicas.

Joel (nombre ficticio) es uno de los residentes de la Casa Intermedia, dijo que quiere cambiar de vida, admitió que ha cometido errores y ha sentido remordimiento. Ahora quiere ver al futuro, corregir su conducta y aportar. Joel ingresó en junio de 2017 a Gaviotas, por los delitos de asesinato en grado de tentativa y portación ilegal de arma de fuego.

“La decisión de cambiar es por los ámbitos espirituales sobre Dios, mi familia y yo mismo. No me quiero quedar estancado y morir en una prisión. No quiero seguir en la vida que llevaba, si hay una oportunidad o salida que pueda tomar, la voy a tomar. Yo sé que es bueno para mi vida, más adelante no seré un joven en reinserción, privado de libertad, tal vez seré empresario o trabajador”, refirió Joel.

¿QUÉ PRUEBAS PASARON?

Un equipo multidisciplinario eligió a los residentes de Casa Intermedia, lo hicieron por medio de diferentes pruebas y análisis.

Según la Coordinadora del Área de Psicología, realizaron varias pruebas en este proceso, entre estas: HR20, que mide el nivel de cuánto ha infringido un joven la ley. La otra, el método Hare, evaluación de psicopatía. La tercera, Guía TCI-30 que mide el tiempo que un joven ha delinquido o si ha empezado a temprana edad. Todas esas pruebas arrojaron un puntaje que determinaron bajo riesgo en los diez primeros adolescentes.

Para consolidar, pasaron la prueba AD, que determinó problemas antisociales y delictivos; la misma se realizó al final junto con una entrevista personal.

“EDUCANDO PARA LA LIBERTAD”

Francisco Molina, subsecretario de Reinserción y Resocialización de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal de la Secretaría de Bienestar Social (SBS), explicó que buscan que la Casa Intermedia sea un centro modelo para Centroamérica y demostrar que cuando se implementan políticas de reinserción y rehabilitación es posible tener países más seguros.

“Al preocuparse por este sector de la población, darles un verdadero tratamiento y reencauzarlos en la vida, se dejan de cometer asesinatos, extorsiones afuera. El impacto es que tendremos un país más seguro y ellos serán hombres de bien”, explicó Molina.

De acuerdo con el Subsecretario con este proyecto “están educando para la libertad”, al mismo tiempo dando una segunda oportunidad.

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