Por Margarita Girón
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El pasado 13 de diciembre la Embajada de Suecia celebró el Día de Santa Lucía, una fecha que señala el inicio de los festejos navideños en ese país. Durante el evento, el embajador Anders Kompass destacó que la celebración es una ilustración de las tradiciones suecas, “en realidad es el testimonio de que somos una sociedad construida por personas de muchos lugares y con contactos en todo el mundo”.

Dentro de los aspectos que resaltó Kompass en su discurso, dijo que si los suecos que vivieron la Revolución hace 100 años fuesen teletransportados a la Suecia de hoy, estarían maravillados, no solo de la prosperidad económica y todo tipo de innovación tecnológica, sino, sobre todo, de la informalidad de las relaciones personales en comparación a lo que antes eran barreras insuperables.

Kompass dijo que sin la Revolución ocurrida hace 100 años en Suecia, la situación para el país podría haber tomado otro rumbo; sin embargo, el cambio tuvo lugar de forma ordenada y pacífica, en gran parte gracias a la capacidad de sus protagonistas de entrar en razones, así como, un movimiento obrero impulsor que no llegó a los límites de la violencia, un trabajo de la opinión liberal decidida, mujeres valientes que con firme determinación exigieron sus derechos civiles, un sector empresarial que se dio cuenta de que los conflictos y el caos eran algo nefasto para los negocios y un poder tradicional que al final aceptó un cambio inevitable.

El Embajador finalizó diciendo que una explicación de ese logro sería sin duda la sabiduría y el sentimiento de responsabilidad de los líderes y de los movimientos populares que formaron y sostuvieron esa revolución, acción que devino en la abierta y moderna sociedad de bienestar que hoy está definida por la idea de la igualdad.

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