Ciudad de Guatemala,
Agencia dpa

Un total de 85.855 guatemaltecos fueron deportados por las autoridades de Estados Unidos y México entre enero y noviembre, incluyendo a 10.202 menores, 2.460 de ellos no acompañados, según registros oficiales consultados ayer por la agencia de noticias dpa.

De acuerdo con la sección de estadística de la Dirección General de Migración de Guatemala, al 30 de noviembre Estados Unidos deportó a 47.006 guatemaltecos este año, 18.034 más que a esa misma fecha de 2017, lo que supone un incremento del 62,24 por ciento.

México, en tanto, por vía terrestre, deportó a esa misma fecha a 38.849 guatemaltecos, superando por 9.026 personas el registro del mismo período de 2017 que fue de 29.823 personas, lo que representó un incremento del 30,26 por ciento.

La suma de las deportaciones de ambos países en el año actual (85.855 a noviembre de 2018) supera en 27.060 el número de deportados al mismo mes de 2017 (58.795), equivalente a un 46,02 por ciento más.

En el caso de menores, Estados Unidos deportó vía aérea a 504. Por su parte, México deportó en ese período a 7.238 menores acompañados y a 2.460 no acompañados, de los cuales 514 eran niñas, elevándose a 10.202 la cifra total entre los dos países.

Dirk Bornschein, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-Guatemala), dijo a la dpa que de acuerdo con la plataforma Migración y Desarrollo, en la que distintas instancias guatemaltecas analizan el fenómeno de la migración y sus causas, cada año migran rumbo a Estados Unidos entre 100.000 y 120.000 guatemaltecos.

Bornschein señala que la pobreza que profundiza en el país por causas estructurales obliga a las personas a marcharse de Guatemala.

«La forma del crecimiento económico de Guatemala se basa en el desarrollo de sectores aislados, con poca conexión entre ellos, sin los beneficios y generación de oportunidades que podría representar una cadena productiva», dijo.

Según el investigador, el 70 por ciento de guatemaltecos no cuenta con empleo formal. Por lo tanto, la economía de Guatemala es pequeña y da empleo solo al 30 por ciento de la población. «El resto sobrevive como puede», dijo.

Bornschein considera que «esto tiene que ver con estructura», pues señaló que la economía se basa en la producción y exportación de «sectores gigantes», como la agroindustria, la maquila y en su momento de la minería.

«Estos sectores no crean de por sí las cadenas productivas que multiplicarían los beneficios de una economía más dinámica y participativa y el crecimiento de algunos sectores no influencian positivamente a otros sectores», señaló.

Las deportaciones de guatemaltecos siguen en alza pese a que el presidente guatemalteco Jimmy Morales, reiteró en junio su pedido de un estatus de protección temporal (TPS) para sus connacionales tras la devastadora erupción del volcán de Fuego el 3 de junio que dejó al menos 194 muertos y cientos de desaparecidos.

La respuesta a este pedido fue expuesta por el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, a los pocos días, cuando llegó a Guatemala para reunirse con Morales y los mandatarios de El Salvador, Salvador Sánchez Serén, y Honduras, Orlando Hernández. «Este éxodo tiene que terminar», dijo en referencia a los migrantes que proceden de esos países.

De acuerdo con las autoridades de Guatemala, unos tres millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, unos 800.000 de ellos en condición irregular.

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