Un reporte de la Central American Business Intelligence (CABI), por medio de CABI Data Analytics, señala que las remesas continuarán con un fuerte aumento por el resto del año. Foto: La Hora

BANGUAT: AUMENTO PARA 2018 ES POSITIVO PERO MENOR A OTROS AÑOS

En 2017 las remesas representaron ingresos por más de US$8,100 millones que aportaron al sostenimiento de miles de personas en Guatemala, Honduras y El Salvador, quienes lo utilizaron en la compra de artículos de consumo diario, medicina, educación, construcción y también ahorro.

Las proyecciones del Banco de Guatemala (Banguat) y el Banco Mundial apuntan a que el envío de remesas para 2018 llegaría a una cifra histórica, incluso, de unos US$9 mil millones, no obstante, aunque la cantidad es positiva es menor al incremento registrado en el período de 2015 a 2017.

Ante ese escenario, analistas y especialistas en el tema económico explican que los efectos de una disminución en el envío de millones de dólares en concepto de remesas en los próximos años serían contraproducentes para las familias y el país, y podrían agudizar los índices de pobreza, que a 2014 alcanzaba a casi un 60 por ciento de la población, entre otras consecuencias adversas por la ausencia de políticas públicas de desarrollo por parte del gobierno.

El año pasado los países del Triángulo Norte recibieron en concepto de remesas más de US$17 mil 400 millones.

Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

Las remesas, de acuerdo al Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM), no solo son un vínculo entre las familias sino que pueden aportar a la reducción de la pobreza de los hogares en las comunidades de origen de los migrantes, facilitar el acceso a la salud y a la educación, y tener acceso a nuevas tecnologías, además de ser la entrada a servicios financieros formales.

Un ejemplo es el caso del connacional Nixon Solares, quien acostumbra hacer envíos de remesas a su familia en Jalapa dos veces al mes, desde que llegó a Estados Unidos hace cuatro años.

Solares explicó que en Guatemala trabajaba junto a un familiar que tenía un expendio de gas, pero ante el nacimiento de su primer hijo pensó que con su empleo no podría ofrecerle más de lo que él tuvo ya que el sueldo que devengaba estaba destinado al sostenimiento de su hogar y el de su mamá.

“Me fui después de mis primos, pero ellos se fueron legales, con residencia, en cambio yo pedí visa y no me la dieron, entonces mejor me fui por tierra y pues aquí estoy”, dijo a La Hora Voz del Migrante.

Solares explicó que ahora trabaja en un restaurante de comida rápida en Nueva York, y en su tiempo libre como repartidor de otro negocio, y eso le permite que pueda seguir enviando  remesas a su familia.

En promedio Nixon cuenta que envía unos 500 dólares mensuales, mientras él sobrevive con lo mínimo. De momento no visualiza cómo podría ser su futuro si regresa a Guatemala y si su familia deja de recibir remesas, porque con ello pagan la luz, agua, medicinas para su niño pequeño, alimentos y están terminando de construir una habitación de su casa.

“Si yo me regreso y no tenemos este ingreso creo que tendría que regresar a donde estaba, y eso es lo que no queremos, por eso me cuido, pero es algo que siempre preocupa; a varios conocidos les ha pasado y les  va mal, por eso le digo a mi esposa que ahorremos aunque sea un poco”, comentó.

MÁS DE 6 MILLONES DE PERSONAS SE BENEFICIAN DE LAS REMESAS

La  familia de Nixon pertenece a los más de 6 millones 200 mil de personas beneficiarias de remesas que la OIM contabilizó en la Encuesta sobre Migración y Remesas de 2016.

Según la OIM, al contrastar las áreas en donde viven las personas que envían remesas, un 49.5 por ciento vive en la zona urbana y un 50.5 por ciento en el sector rural, mientras los departamentos con mayor volumen de población beneficiaria de remesas son Guatemala San Marcos, Huehuetenango y Quetzaltenango.

Dicho estudio también reveló que las remesas se utilizan para la inversión y ahorro, construcción de vivienda, consumo del hogar, salud, educación, entre otros rubros.

SEGÚN BANGUAT, TASA DE CRECIMIENTO ES MENOR A REGISTRADA DE 2015 A 2017

Estos ingresos, de acuerdo al Banguat, sumaron en 2017 más de US$8,100 millones en dólares, un aumento en comparación a 2016 cuando tuvo un registro de US$7,100 millones.

Sin embargo, el Banguat señala a que al 19 de abril de este año, los ingresos por remesas familiares ascendían a unos US$2,500 millones y que implicó una tasa de crecimiento del 6.7%.

Esa entidad proyecta un crecimiento que podría oscilar en un rango entre el 9.0% y el 12.0%, por lo que se esperaría que supere los US$9,000 millones a finales del presente año, no obstante, aunque la cifra es considerable e importante, la proyección resalta que  la tasa de crecimiento es menor a las experimentadas de 2015 a 2017.

NIVELES HISTÓRICOS EN REMESAS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Para el Banco Mundial, los flujos de remesas para América Latina y el Caribe presentaron un crecimiento del 8.7 por ciento además de un nivel histórico de alrededor de US$80 mil millones.

El incremento según el Banco Mundial, puede atribuirse al crecimiento más sólido de Estados Unidos y a la aplicación más estricta de las normas de inmigración de ese país, aspecto que pudo incidir en las remesas, dado que los migrantes, previendo que se quedarían allí menos tiempo, enviaron el dinero ahorrado a sus países de origen.

Las cifras a nivel de la región apuntaban a que países como México (6.6 %), El Salvador (9.7 %), Colombia (15 %), Guatemala (14.3 %), Honduras (12 %) y Nicaragua (10 %), presentaron aumentos comparados a años anteriores.

Para 2018, al igual que Banguat, se espera que los envíos a la región crezcan en un 4.3 % hasta alcanzar los US$83 mil millones, impulsados por la mejora del mercado laboral de Estados Unidos y mayores perspectivas de crecimiento para Italia y España.

DISMINUCIÓN DE REMESAS PODRÍA IMPACTAR EN POBREZA

Con ese panorama y considerando el aporte que estos envíos proporcionan a las familias, una disminución de remesas, a decir de Mynor Aguirre de la Asociación Primaveral, tendría como efecto un aumento de la pobreza, que hasta 2014 era de casi un 60% en Guatemala, esto porque las familias beneficiarias dependen de esos ingresos.

“Ya no dependen de un cultivo del campo, sino que ya dependen muchos de ellos de las divisas, creo que una disminución -en remesas-, sería complicada”, dijo.

Para Aguirre las remesas no son tan productivas como se tiende a pensar, sobretodo porque se invierten en el consumo, por eso la situación podría tener graves consecuencias no solo para las familias sino el país en general, considerando que las divisas por este concepto representan incluso más que la exportación de productos como café, banano y azúcar.

Lo preocupante de acuerdo con el entrevistado es que al retornar de EE. UU., las personas no pueden reintegrarse a la sociedad y aportar con los conocimientos adquiridos, por lo tanto no hay desarrollo.

ES NECESARIO EL HÁBITO DEL AHORRO EN LOS BENEFICIARIOS

A decir de Aguirre, una disminución en el envío de remesas es un futuro que no parece muy lejano y que podría ocurrir, por eso resulta importante la educación y fortalecimiento del hábito del ahorro en los beneficiarios de estos envíos.

Según el entrevistado, una organización de migrantes a nivel de comunidad, que logre el acercamiento del Estado, permitiría impulsar proyectos que puedan aliviar a las comunidades.

“La organización por municipios son sumamente necesarias para poder exigir a las autoridades que se puedan implementar estos proyectos que son más convenientes para cada comunidad”, afirmó.

PAÍS Y FAMILIAS SE VERÍAN AFECTADOS CONSIDERABLEMENTE

Claudia García, de la Asociación de Investigación en Estudios Sociales (Asies), indicó que estos aportes enviados por guatemaltecos en el exterior son vitales, sobre todo al considerar que las divisas en concepto de remesas superan las exportaciones del país.

“Sí en algún momento dejamos de percibirlas, ya sea por políticas migratorias u otros aspectos se podría afectar considerablemente el ingreso del país, porque representa el sustento, generación de ingresos, pero sobretodo de crecimiento del PIB”, expresó.

García enfatizó que resulta preocupante que no existan suficientes políticas públicas que puedan contrarrestar los efectos de la falta de estos ingresos a las familias de migrantes.

EFECTOS SE VERÍAN EN EL TIPO DE CAMBIO E IMPORTACIONES

El economista de la Universidad Rafael Landívar, Erick Coyoy, explicó que resulta afortunado que las remesas se mantengan en crecimiento, pero de ocurrir significaría una disminución directa que afectaría el ingreso de los hogares.

“Esperamos que no sea abruptamente porque lo peor que podría pasar es que sea una caída abrupta, lo que tenemos es que este año están creciendo, pero no tanto como años pasados. Eso no es del todo positivo, pero tampoco es tan malo”, aseveró.

Las remesas en Guatemala representan casi al 11 por ciento del PIB, incluso más que la recaudación de gobierno y por eso es considerada una variable de mucho peso, por ello el primer efecto se vería en el tipo de cambio y en segunda instancia se vería afectada la capacidad del país para realizar importaciones.

Coyoy destacó que es importante que el Gobierno pueda incorporar medidas que logren enfrentar un posible escenario como ese, que contemple apoyo a personas retornadas, además de una política económica que neutralice la caída de estos recursos.

“Habría que empezar a pensar a nivel de país en alternativas para que esta entrada de recursos no caiga drásticamente, porque eso sí sería muy negativo tanto a nivel de hogar como de país”, apuntó.

DISMINUCIÓN AFECTARÍA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS

Al igual que Coyoy, el economista Jorge Santos cree que los efectos de la disminución de remesas serían contraproducentes porque son miles las familias que viven de los aportes que les envían del extranjero.

“Sería un efecto devastador sobretodo en la calidad de vida de las personas y las familias que hoy están recibiendo estás remesas. Hay estudios que nos permiten evidenciar que de no existir estas remesas familiares habría entre uno a dos millones de personas que ingresarían al nivel de pobreza de manera automática”, opinó.

Lo preocupante para Santos es que hasta ahora no se ha promovido una sola política que permita diseñar un amortiguador ante la caída de estos ingresos.

Otro aspecto que destacó es que ahora existe de parte del gobierno de EE. UU. una intencionalidad de detener la migración, por lo que se registran retornos cada vez mayores a Guatemala.

SE NECESITA IMPLEMENTAR POLÍTICAS PÚBLICAS

Al respecto el analista independiente Ronalth Ochaeta, explicó que en términos generales en Guatemala no existe la construcción de una política pública en ningún aspecto, sobre todo para familiares de migrantes.

“Todos los días vienen personas deportadas al país, pero no hay posiciones congruentes ni coordinadas en Centroamérica… por lo tanto mucho menos vamos a tener políticas orientadas al flujo constante de remesas y de mecanismos que den sostenibilidad a las familias”, afirmó.

Invertir en salud y educación para el entrevistado, resulta vital y es algo que hasta ahora no se ve con mucho impulso de parte del Gobierno.


LOS NIVELES DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2014 (Encovi) del Instituto Nacional de Estadística (INE) reveló que en 2014 se contabilizaron 9 millones 373 mil guatemaltecos en situación de pobreza, es decir, el 59.3 por ciento de la población. La encuesta determinó, además, que un 23.4 por ciento vive en situación de extrema pobreza.


EXISTE DEPENDENCIA A LAS REMESAS

Las remesas constituyen para Guatemala, El Salvador y Honduras uno de los principales flujos de divisas que permiten completar su balanza de pago, opina Alberto Mora, coordinador del Programa Estado de la Región, entidad que brinda formulación de políticas públicas para Costa Rica y Centroamérica.

Para Guatemala, el investigador señala que estos ingresos representan un importante aporte al PIB.

“Pensar que van a desaparecer las remesas es algo viable o poco probable, incluso, en una coyuntura como la actual con políticas restrictivas con Estados Unidos en relación con las migraciones”, expresó.

En la actualidad, considera que existe una dependencia de los países a los ingresos de remesas pues muchas familias solo tienen ese ingreso para sobrevivir. Por eso, Mora señaló que se discute un uso productivo de los envíos y que no se destinen solo al consumo del hogar y se consideren aspectos de la producción e inversión que les de sostenibilidad a las personas.
Los efectos más evidentes al tener un escenario de menor aporte, sería una reducción en los niveles de consumo de las familias receptoras, además de una disminución de la balanza de pagos e importaciones.

“Hoy, no hay condiciones objetivas para poder decir que se va producir una reducción y va ser de esta magnitud, lo que se está reportando en los últimos meses es un incremento en los flujos de remesas”, anotó.


RETORNADOS DE EE. UU. AUMENTAN EN COMPARACIÓN A 2017

La Dirección General de Migración en Guatemala reporta que hasta el 9 de mayo de este año un total de 18 mil 75 personas han retornado por la vía aérea al país, procedentes de Estados Unidos, cifra que comparada a 2017 refleja un aumento de 5 mil 945.

Los retornos ocurren en un ambiente de incertidumbre por las políticas antiinmigrantes impulsadas durante el gobierno del presidente Donald Trump y la búsqueda de construcción de un muro que divida la frontera de México y EE. UU., como una medida para detener la migración de decenas de centroamericanos.

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