Por Sonny Figueroa
sfigueroa@lahora.com.gt

Guatemala es actualmente el segundo país más pobre de la región, solamente Haití, posterior al terremoto, le antecede como el más pobre. Los altos niveles de pobreza (60 por ciento de la población) se reflejan en la desnutrición, siendo así que casi la mitad de la población de niños en el país sufre de retraso en el crecimiento. El acceso a fuentes mejoradas de agua potable y saneamiento, es fundamental para mejorar la salud y reducir la pobreza, sin embargo, más de la mitad de los guatemaltecos carecen de acceso a saneamiento mejorado.

El acceso a agua potable y saneamiento reduce la prevalencia de enfermedades diarreicas que afectan directamente las tasas de mortalidad, además de reducir la malnutrición, lo cual genera mayores oportunidades. Un informe sobre el Diagnóstico de Agua, Saneamiento e Higiene y su relación con la Pobreza y Nutrición en Guatemala elaborado por el Banco Mundial, revela que el nivel de desnutrición en el país es similar al de los países del África y regiones vecinas. En el país casi la mitad de los niños, menores de 5 años, sufren de retraso en el crecimiento, una indicación de los altos niveles de pobreza y desigualdad.

En estos niños, las infecciones respiratorias agudas son la principal causa de muerte, en un 34 por ciento. Las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte en este segmento de edad, representando un 18 por ciento. Los índices de desnutrición crónica son persistentes, actualmente la desnutrición crónica se encuentran en un 46 por ciento, es decir, alrededor de 1.1 millones de niños padecen de este mal.

El documento explica que los índices de desnutrición crónica persisten en Guatemala, lo que refleja la falta del capital humano más importante, que es la salud, en parte promovido por la falta de acceso a los servicios básicos. La magnitud de la desnutrición en Guatemala, junto con la falta de una solución histórica a ese mal y sus efectos sobre otros resultados del bienestar humano, debería colocar el combate a la desnutrición como la principal prioridad del país.

El Banco Mundial señala que existen grandes disparidades entre las diferentes áreas geográficas, y que la población rural sigue desfavorecida, mientras que las personas en pobreza extrema y los indígenas se encuentran más vulnerables a ser excluidos.

“Las brechas en la desigualdad entre los pobres y los que no son pobres siguen siendo grandes, siendo el factor contribuyente las diferencias en el acceso a los servicios básicos. Aunque este fenómeno no es exclusivo de Guatemala, los problemas principales en la sociedad guatemalteca son el tamaño de estas brechas y los desafíos para reducirlas, particularmente ante la limitada movilidad socioeconómica. Existen fuertes patrones étnicos y geográficos que explican la pobreza: la evidencia presentada en este documento sugiere que las personas más pobres se concentran en las áreas rurales que tienen altos porcentajes de poblaciones indígenas, y que se caracterizan por los índices de cobertura más bajos de servicios básicos y los niveles más bajos de capital humano”, señala el informe.

La desigualdad en el acceso a la infraestructura básica como: electricidad, agua y saneamiento, continúa existiendo en gran parte del territorio de Guatemala. Si bien el acceso a la infraestructura ha aumentado en los últimos años, la cobertura sigue estando muy lejos de ser universal, particularmente con respecto a la calidad y confiabilidad de la prestación de ese servicio.

Aunque la pobreza es mayor en las áreas rurales, ha habido un notable aumento en la pobreza urbana. Además, el bajo y desigual acceso a la infraestructura básica, electricidad, agua y saneamiento persiste en gran parte de Guatemala, según el informe. El acceso a la infraestructura ha aumentado en los últimos años, pero la cobertura está muy lejos de ser universal, indica el Banco Mundial en el documento.

DIAGNÓSTICO DE AGUA, SANEAMIENTO E HIGIENE

El documento señala que a pesar de la mejora de la cobertura del agua potable en términos relativos, en términos absolutos aún existe un número importante de hogares guatemaltecos utilizando agua de fuentes precarias o no mejoradas tales como ríos o lagos.

Además, los niveles de cobertura son todavía demasiado bajos para garantizar una adecuada calidad de vida para muchas personas, ya que alrededor de 4 millones de personas carecen de acceso a saneamiento mejorado.

El abastecimiento de agua no contabilizada alcanza el 50 por ciento del total de agua potable en las áreas urbanas, mientras que el abastecimiento de agua potable en las áreas rurales parece ser más eficiente con solo un 10 por ciento de pérdida. Esto se debe a la ausencia de una Ley General del Agua.

“Vivir en el área rural es un obstáculo clave para acceder a mejores fuentes de agua potable y saneamiento. La disparidad en el acceso a fuentes mejoradas de agua potable y saneamiento entre áreas geográficas es evidente, y la población rural sigue estando desproporcionadamente desfavorecida. La población que vive en extrema pobreza pertenece al grupo sistemática y persistentemente más excluido, a pesar de lograr algunas de las mayores mejoras con relación a otros grupos. Por su parte, la proporción de la población de los grupos indígenas que tiene acceso a fuentes mejoradas de agua y saneamiento es similar a la de los grupos pobres”, dice el documento.

Finalmente, el Banco Mundial señala que vivir en un área rural es el factor clave que influye en el acceso a fuentes mejoradas de agua potable y saneamiento, mientras que vivir en pobreza y ser indígena disminuye todavía más la posibilidad de tener acceso a un saneamiento mejorado.

Desde que se establecieron los Objetivos del Milenio en 1990, el acceso al abastecimiento mejorado de agua y al saneamiento en Guatemala se ha elevado en 14 (85 por ciento) y 22 (65.5 por ciento) puntos porcentuales, respectivamente.

Como resultado, Guatemala ha alcanzado el objetivo de reducir a la mitad la proporción de la población sin acceso a un abastecimiento mejorado de agua potable, mientras que el objetivo de reducir a la mitad la proporción de la población sin acceso a una instalación mejorada de saneamiento sigue sin cumplirse con una brecha de 13 puntos porcentuales, ya que tienen un 65.5 por ciento, cuando debería tener el 78 por ciento.

CONCLUSIONES DEL INFORME

Entre las conclusiones del Banco Mundial, se plasma que si la intención de los gobiernos es reducir la desnutrición crónica y mejorar el servicio al agua potable, es necesario llevar a cabo un acertado abordaje multisectorial del Gobierno y regulación del agua, como a través de un marco legal como una Ley General del Agua.

El mayor rezago es en saneamiento rural, ya que actualmente, vivir en una zona rural es una barrera importante para acceder a servicios mejorados. Las municipalidades no tienen una estructura adecuada para implementar proyectos y para absorber financiamiento de gran escala, y por eso debe existir un sistema de asignación presupuestaria participativo e inclusivo que permita una inversión.

“El sistema de asignación presupuestaria participativo e inclusivo del Sistema de Consejos es un buen modelo que debería de aprovecharse”, es una de las conclusiones en cuanto al tema financiero expuesta en el informe.

PLANTEAN ALTERNATIVAS

Pero además de las conclusiones, el informe plantea una serie de alternativas y estrategias para apoyar al país en la erradicación de las problemáticas que afectan a la niñez guatemalteca y que son señaladas en el estudio.

En primer punto enfatiza en la necesidad de revisar el marco legal de las normativas relacionadas al manejo del recurso del agua. Fortalecer la rectoría y regulación del agua a nivel nacional, así como la definición de inversiones mediante políticas sectoriales.

“Implementar proyectos con especial énfasis en el saneamiento rural y urbano, y la higiene a nivel hogar y comunitario”, es otra de las consideraciones que hace el Banco Mundial.

En cuanto a la lucha contra las enfermedades infantiles destaca que se debe continuar con un “compromiso y una coordinación multisectorial” para mejorar la higiene de los mismos, acompañado de un programa de abastecimiento de servicios básicos integrados, entre otros.

Para expandir el acceso a los servicios WASH (Water, Sanitation and Hygiene), la estrategia recomendada es establecer políticas y adecuar la designación presupuestaria a las comunidades más prioritarias.

Asimismo, establecer incentivos a las municipalidades para la planificación integral, incluyendo las zonas rurales, fortalecer la asistencia técnica a las alcaldías para la preparación de estudio de factibilidad para proyectos de esta índole. Esto acompañado de un fortalecimiento a las capacidades de los ministerios a nivel departamental para una regulación más eficiente.

“Dar acompañamiento a los ejecutores de proyectos para asegurar la eficiencia del gasto y su desempeño que impacta asignaciones presupuestales futuras”, menciona el Banco Mundial.

Por último, sobre la prestación de servicios de agua, enfatiza en la separación de las responsabilidades municipales como prestador y regulador de los mismos, “Explorar modelos públicos-cooperativos-comunitarios para la prestación de los servicios”, fortalecer los sistemas de información sobre las políticas sectoriales, aumentar la rendición de cuentas y la supervisión de proveedores de servicios; involucrando a los usuarios en el monitoreo.

El informe fue presentado esta mañana por el Banco Mundial, en una actividad en la que participaron funcionarios de Guatemala como el ministro de Finanzas, Julio Héctor Estrada y el viceministro de Salud, Rubén González.

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