POR DOUGLAS GÁMEZ
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Para el político y exdiputado del Congreso de la República, Aníbal García, Guatemala vive un punto de inflexión y de no retorno, en el que a pesar de las investigaciones del Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), contra la corrupción, el sistema se mantiene intacto y en un proceso de cambio inconcluso. Sin embargo, considera que la ciudadanía sigue siendo clave para impulsar los cambios que el país necesita.

En entrevista para “La Hora”, García, quien ahora es coordinador político del partido en formación Libre, abordó el panorama político electoral del país, tomando en cuenta que en 2019 se realizarán nuevos comicios, la develación de más investigaciones penales anticorrupción y la problemática del financiamiento electoral ilícito en un sistema que aún no ha cambiado.

De 2015 a la fecha el panorama empezó a cambiar fuertemente a raíz de la revelación de casos de corrupción, ¿Cómo llegamos a la coyuntura actual?

En 2015 cuando sale a luz el Caso La Línea y empezamos a ver frente a nosotros que sí es cierto que los partidos políticos se habían convertido en maquinarias de corrupción que había cooptado el gobierno, empieza a evidenciarse que todo aquello que era un rumor, aquello que era una sensación generalizada era cierto y que en 2015 tenemos que tener claro que frente a nuestros ojos empezó a develarse una red de corrupción, una red electoral ilícita, pero que la fecha en que salió era imposible que ese hecho pesara fuerte o profundo en el proceso electoral, porque estaba convocado para el 2 de mayo.

El 25 de abril empieza el movimiento nacional de indignación -protestas ciudadanas- por lo que se había descubierto en el caso de la vicepresidenta, Roxana Baldetti y el presidente, Otto Pérez Molina, pero ya el proceso electoral no podía detenerse.

Empieza a desestructurarse toda una red mafiosa que había capturado la política, pero que desgraciadamente solo alcanzó para elegir a un presidente que el pueblo identificó como algo diferente, pero no alcanzó para limpiar las municipalidades y mucho menos para limpiar el Congreso de la República, si tomamos como base los resultados electorales en donde los partidos mayoritarios que salieron electos para el Congreso fueron los mismos.

En 2015 empezó una gesta ciudadana, pero que se quedó a medias, porque las reglas electorales favorables al financiamiento electoral ilícito, favorables a la corrupción, favorables a las mafias quedaron intactas, -y que- rigieron para 2015. Por eso pareciera que el proceso es inconcluso y que dejamos a medias lo que debió haberse cambiado a fondo en esa época. Hay mucha gente que pidió que no hubiese un proceso electoral, incluso mi persona acudió a la Corte de Constitucionalidad para que no hubiera proceso electoral, hasta que no tuviéramos una reforma electoral profunda.

Hoy estamos sufriendo la persistencia de actores que ejercen la vida pública, que ejercen los cargos públicos, son los que tienen el poder, en especial en el Congreso de la República, que responden a esos factores, financiamiento ilícito, corrupción. Entonces el tema de fondo es que hoy la profundización de la lucha contra la corrupción e impunidad que ha tocado a todos los sectores nos pone como evidencia que los sectores tradicionales de poder, tanto algunos del sector empresarial como otros actores políticos, la gran mayoría de actores políticos, son prácticamente los que sostienen este modelo y están haciendo todo lo posible para que ese modelo no muera.

La coyuntura es inédita, desde siempre hemos sabido que el financiamiento ilícito ha sido en la regla de la elección de los presidentes de la era democrática, sabemos que con el tiempo el modelo electoral se fue pervirtiendo de tal manera que la corrupción y el financiamiento ilícito y la presencia del dinero en las campañas electorales tergiversó cualquier posibilidad de que esto fuese una democracia real, pero nunca habíamos tenido ante nuestros ojos una judicialización que permitiera demostrarle a los guatemaltecos con hechos concretos, pruebas y evidencias que las cosas eran así, todo era rumor, todo era sospecha, hoy no, hoy sabemos que era real, no creo que exista un guatemalteco con dos dedos de frente que no tenga conciencia que ese financiamiento electoral ilícito como lo dijo el Comisionado -Iván Velásquez- es el cáncer de la democracia en Guatemala.

Algunas de las investigaciones penales planteadas en los últimos años tienen como punto en común la posible comisión del delito de financiamiento electoral ilícito, ante eso, ¿Cuál es el panorama a dos años de un nuevo proceso electoral?

Estamos frente a un parteaguas en la historia del país, un punto de inflexión como le podríamos denominar o punto de retorno, porque de los partidos que han presumido ser fuertes, que han gobernado o han tenido posibilidades de gobernar, ni uno se salva. Quizá ese sea el hecho más emblemático que todos los partidos que hicieron gobierno o tuvieron posibilidad de hacer gobierno tuvieron relación con financiamiento electoral ilícito. Eso no se puede negar.

Esperaríamos que las investigaciones que está llevando a cabo la CICIG y el Ministerio Público se profundicen y deduzcan responsabilidades en todos los que han sido responsables de esa tergiversación de la actividad política y la democracia, que al final de cuentas paren donde tienen que parar, que es frente a los tribunales y purgando las penas por todo lo que ellos hicieron.

Hoy si el pueblo puede hacer corte de caja y evidenciar quienes son los políticos que no han caído en esas prácticas.

Hoy estamos viendo un enterramiento de los viejos partidos caducos vinculados a la corrupción y la consigna del pueblo de Guatemala debería ser cerrarle democráticamente el paso a ese tipo de proyectos políticos que no han servido para absolutamente nada, solo para hundir al país en la corrupción, falta de oportunidades, miseria y la ausencia de un modelo económico.

¿A qué se refiere con cerrarle democráticamente los espacios a estas agrupaciones políticas?

De nada sirve que el proceso de persecución penal que está llevando el MP y la CICIG se siga consolidando, se logren condenas, procesar a los responsables de este tipo de delitos, si la gente vuelve a votar por los mismos. Por eso es importante que tengamos un punto de inflexión y este es que el ciudadano también debe tomar conciencia. La lucha judicial, la depuración judicial que está logrando impulsar el MP y la CICIG es buena, pero en el fondo la lucha es política y deben ser derrotados por la vía de los votos, no queda de otra. Lo que hace falta es que el pueblo de Guatemala y los diversos sectores de Guatemala puedan comprender que está en nuestras manos posibilidad de crear una alternativa política ciudadana de corte democrático, honesta con gente proba, diferente, porque es el peor momento de la clase política tradicional, es el peor momento de los políticos que nos han gobernado a su sabor y antojo y que haciendo trampa han llegado a gobernar el país y es el peor momento de todo ese andamiaje económico, político que se creó para prácticamente secuestrar la democracia en Guatemala.

Pero ¿cómo lograrlo si hay resistencia? ¿Cómo lograrlo frente a esa dinámica de resistencia?

Queramos o no, esto se tiene que decidir por la fuerza de los votos y ahí el ciudadano juega el papel fundamental. Aún hay un andamiaje clientelar, corrupto que se basa en las dadivas, en los programas clientelares del gobierno, repartiendo cosas, tenemos que tener claro que eso persiste y que eso es lo que ellos utilizan para aprovecharse de la mayoría de las personas, especialmente de aquellos ciudadanos que no han tenido el derecho de ejercer ciudadanía. Pero tenemos que recordar que la mayoría de la población está en contra de la corrupción, quiere que Guatemala tenga un desarrollo económico y social diferente, la población está sufriendo los embates no solo de la miseria y la pobreza, sino de la existencia de un modelo político corrupto y que no funciona, de manera que si bien es cierto aún tenemos esa persistencia y tenemos esos corruptos queriendo defenderse y actores visibles que no quieren el cambio, lo cierto del caso es que hoy sí tengo una confianza plena en que el ciudadano va despertar y va hacer el actor principal en esto que viene.

Hemos venido hablando del financiamiento electoral ilícito ¿Qué podemos esperar entonces de la reforma que el Congreso debe hacer en ese aspecto al Código Penal como lo sugiriera la Corte de Constitucionalidad, tomando en cuenta el Día de la Infamia?

Ese tema ha sido tan sensible en el Congreso de la República, lo que han estado haciendo los diputados o lo que empezaron hacer a partir del 13 de septiembre, Día de la Infamia o Día de la Ignominia como le he llamado, es tratar de defenderse, porque saben que todos han estado involucrados en esos hechos.

Creo que la resolución de la Corte de Constitucionalidad no deja de ser polémica, bastaba con que la Corte declarara inconstitucional esa gestión que estaba haciendo un diputado -Orlando Blanco. Según mi criterio no había necesidad que la Corte sugiriera la posibilidad al Congreso de la República de adaptar el tipo penal. Sin embargo, la Corte tampoco les está dando un cheque en blanco y eso, nosotros como ciudadanos, ahora debemos luchar, tener la capacidad de exigirle a los diputados que se ajusten a los parámetros que opinó la Corte de Constitucionalidad, pero que no traten de abusar. Muchas de las cosas que pueden convertir esto en un punto de inflexión depende mucho de los ciudadanos, si nos callamos, nos rendimos y no reivindicamos, es muy difícil que salgamos ganando en esta coyuntura. Sí se puede ganar, porque la gente quiere cambios de verdad, eso nos da la certeza que la población va a estar atenta frente a cualquier abuso o tergiversación que quieran hacer ellos -diputados- de ese fallo de la Corte.

Pero si surgen partidos políticos fuera de la dinámica que hablamos ¿cómo pueden triunfar frente a los partidos políticos grandes y ante esa realidad sin cambios?

Hay que decirlo, ese esquema electoral mafioso y corrupto, que ha tergiversado la democracia en Guatemala sigue vigente, sigue intacto. Pero sí hay una reforma que es fundamental, la de 2016, específicamente en los temas más sensibles. El primero el relacionado con el financiamiento con los medios de comunicación. El evento electoral 2019, correrá a cargo del Estado el pago de televisión y radio, esa es una reforma que significara un parteaguas en la democracia guatemalteca y los controles férreos máximos que se va a hacer de todos los partidos políticos. Las reglas del juego han empezado a cambiar, pero no han empezado a cambiar como para aspirar a que de una vez cerremos este modelo electoral clientelar, corrupto y mafioso que nos ha regido.

Y eso debería estar haciendo el Congreso en este momento, sin embargo, vemos que lo que está haciendo es viendo como consolida el pacto de corruptos, sus privilegios y no comprometido con el mejoramiento de las reglas del proceso electoral, los parámetros democráticos. El Congreso está caminando en un sentido contrario a lo que la mayoría de los ciudadanos queremos, que son reglas diferentes para que se consolide la democracia y un régimen de partidos políticos diferente. Aún con eso, el reto es para el ciudadano, ya no se vale no participar en política, la ciudadanía tiene que entender que solo participando en política puede ganar una democracia, si la gente critica y se queda en las redes sociales, protestando, gritando, en la comunidad del análisis y no pasa a la acción, el país no va a cambiar, quizá estamos frente a una disyuntiva donde el ciudadano debe decidir o se queda protestando o pasa a la acción política.

La necesidad del Frente Ciudadano contra la Corrupción

Durante la entrevista Aníbal García también abordó el nacimiento del Frente Ciudadano contra la Corrupción, para lo cual destacó la importancia de este y otros espacios frente a la coyuntura nacional, pero advirtió que es importante que se promuevan cambios desde esas instancias y no se utilice para el reacomodo de los grupos tradicionales del poder.

“Lo que vemos es que siempre nos quedamos en reacomodos, eso no se puede repetir… tenemos que tener la capacidad de discutir los diferentes sectores, los diferentes problemas de la sociedad guatemalteca”, puntualizó, a la vez de indicar que es necesario un “Pacto de Nación” para diseñar una ruta para crear un futuro que le “sirva a todos los sectores y no solo a uno”.

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