Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

Con esfuerzo y dedicación, el jutiapaneco Abner Polanco, residente de California, inició un sueño con la Fraternidad Catarineca, que además de dar servicios de salud accesibles a la comunidad, genera empleos para jóvenes que deseen estudiar computación.

Polanco, un guatemalteco originario de Santa Catarina Mita, relató a La Hora Voz del Migrante que la migración de su papá hacia Estados Unidos lo llevó a tomar el mismo destino, aún sin haber llegado a la mayoría de edad.

Al principio el cambio fue difícil, porque en un inicio no tenía la intención de migrar, no sabía el idioma y las costumbres eran diferentes. Polanco dijo que al llegar extrañaba la comida y tenía dificultades para trasladarse de un lugar a otro, ya que no poseía licencia de conducir.

“Los primeros meses que venimos y nos vestíamos como en Guatemala la gente nos miraba de pies a cabeza, y eso era raro. Poco a poco fuimos a la escuela y nos fuimos adaptando a la forma de vestir y comportarse. Muchas cosas de esas son para bien, pero es difícil porque como uno no está acostumbrado”, comentó.

Polanco señaló que su primer trabajo fue como zapatero, el mismo oficio que ejercía su papá. El empleo no le resultó difícil porque laboraba en una empresa donde había familiares y conocidos. Después se cambió a una pizzería y entonces su situación se complicó porque había personas de otros países, pero eso nunca lo detuvo para salir adelante, asegura.

Aunque la mayoría del tiempo ha trabajado en la elaboración de calzado, Polanco señaló que nunca se ha conformado con tener un solo empleo o vocación y siempre busca nuevos espacios.

Pero además de sobresalir en su vida personal, el entrevistado siempre buscó participar en obras sociales. Así conoció a muchas personas altruistas y vivió diversas experiencias de voluntariado.

Un día el guatemalteco decidió que era hora de hacer algo por su pueblo, donde hay muchas necesidades y población en situación de pobreza. Fue así como inició la ayuda a Santa Catarina Mita, Jutiapa.

Polanco instó a otras personas a unirse a su esfuerzo. Sus primeros logros fueron proveer servicios de salud y medicinas de las personas que lo necesitaran. Además colaboraba con actividades culturales.

“Nosotros iniciamos en Los Ángeles, pero prácticamente con los que iniciamos ya ninguno está activo, yo me quedé solo trabajando. Entonces, al ver que yo me quedé mandando ayuda me hice rotario y pertenezco desde 2002 al Club Rotario Internacional. Me hice activo con el club y encontré a varios guatemaltecos que vinieron de Guatemala desde hace mucho tiempo”, dijo.

Las jornadas médicas se realizan unas dos veces al año. Al principio en Guatemala las personas se mostraban escépticas ante la ayuda, pero ese obstáculo se ha ido superando, indicó.

LA FRATERNIDAD CATARINECA

El servicio que brindan en la Fraternidad Catarineca es de costos accesibles. Lo que recaudan sirve para el pago de sueldos de personas que trabajan en el proyecto y el resto sirve para otorgar becas para estudiar computación.

La atención médica que ofrecen es de tipo dental, ginecología, medicina general y oftalmología entre otros.

“A futuro el proyecto lo hemos visualizado en cuatro fases. Ahora ya completamos nuestra segunda fase, y la tercera es poder crear un sistema en Guatemala, de tener un segundo nivel y poder arreglar el estacionamiento para un mejor acceso; en el segundo nivel hacer un área de reuniones para educación y salud en todas las áreas de nutrición, educación. La cuarta fase es completar más equipo para ese segundo nivel, para hemodiálisis, un laboratorio clínico y dental”, expresó.

Además de dar aporte a la comunidad, la Fraternidad también da trabajo a siete personas del lugar, sin tomar en cuenta a los doctores que también aportan al proyecto.

“El sueldo que generamos es para 7 personas y es proveniente de microempresas para poder generar esos fondos. Como por ejemplo, en el área de la academia de computación tenemos un estudio de técnico operador y programador”, añadió.

Polanco señaló sentirse satisfecho por la creación de empleos y por ayudar a las personas que necesiten alguna atención. “Todo es posible de lograr” siempre y cuando haya unión a fin de lograr un objetivo, indicó.

“Todo el esfuerzo ha sido por gente extranjera. Hay que empezar a hacer ver que estamos haciendo las cosas bien, transparentes y de corazón. No hay un doble sentido de obtener un beneficio personal”, enfatizó.

“Los primeros meses que venimos y nos vestíamos como en Guatemala la gente nos miraba de pies a cabeza, y eso era raro. Poco a poco fuimos a la escuela y nos fuimos adaptando a la forma de vestir y comportarse. Muchas cosas de esas son para bien, pero es difícil porque como uno no está acostumbrado”.

“Nosotros iniciamos en Los Ángeles, pero prácticamente con los que iniciamos ya ninguno está activo, yo me quedé solo trabajando. Entonces, al ver que yo me quedé mandando ayuda me hice rotario y pertenezco desde 2002 al Club Rotario Internacional. Me hice activo con el club y encontré a varios guatemaltecos que vinieron de Guatemala desde hace mucho tiempo”.
ABNER POLANCO

Artículo anteriorMayra de León, una exitosa guatemalteca que sueña con la actuación
Artículo siguienteAmérica Marroquín: Los migrantes aman a Guatemala y por eso salieron del país