POR MARIELA CASTAÑÓN
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Estadísticas oficiales indican que, de enero de 1998 a febrero de 2017, murieron 517 miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) en cumplimiento de sus funciones. Esta situación también provocó que 611 niños y niñas queden en orfandad de alguno de sus padres, 300 mujeres viudas y 526 policías con alguna discapacidad.

El agente de la PNC, Alex Obdulio Mencos López, tenía 26 años y era originario de Jutiapa. Inició su carrera policial hace dos años. Estaba de servicio en la subestación 14-12, ubicada en la colonia La Bethania en la zona 7.

Pese a los riesgos y el esfuerzo que diariamente enfrentan los policías como él en este país, su trabajo pasaba desapercibido ante los ojos de la ciudadanía y del Estado mismo.

Su labor consistía en tratar de prevenir asesinatos y robos que son recurrentes en 15 colonias y asentamientos de la zona 7, relatan agentes policiales.

El policía Mencos concluiría el 17 de febrero, día en que fue herido gravemente, seis días de trabajar de cinco de la mañana a nueve de la noche. Debido a la escasez de recurso humano, algunos turnos se han extendido en algunas comisarías por la necesidad de cobertura en seguridad. Regularmente en la PNC los horarios laborales son de ocho horas de descanso por ocho de trabajo, explican agentes entrevistados.

El día que Mencos y su compañero Wilder Guerrero Asencio, quien aún se recupera de las heridas que le afectaron, fueron notificados para prevenir un hecho de violencia contra un bus del transporte público, no dudaron en desplazarse a la 29 avenida y Anillo Periférico en la zona 7.

Al llegar a la referida zona, los delincuentes recibieron a Mencos y a Guerrero a disparos y ellos también respondieron evitando el atentado a la unidad de transporte; un supuesto asesino murió en el lugar y otro fue detenido, mientras que Mencos pereció un día después en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

Los mensajes de los usuarios en las redes sociales calificaron al agente caído como “héroe”, sin embargo, si el policía no hubiera fallecido en esas circunstancias, su trabajo cotidiano, que consistía en arriesgar su vida, alimentarse mal, dormir pocas horas y estar lejos de su familia, habría pasado desapercibido como suele suceder con otros agentes honestos que diariamente ofrecen su mejor esfuerzo por un país más seguro.

MUERTES, ORFANDAD Y DISCAPACIDAD

Datos de la PNC indican que 517 policías han muerto en funciones en casi 20 años (Lea el recuadro Muertes de Policías Nacionales Civiles); en tanto, 611 niños y niñas quedaron en orfandad entre el año 2005 y el 2016, entre ellos 5 niños especiales. (Lea el recuadro Niñez huérfana y policías discapacitados).

Por otro lado, la PNC registra 526 policías con alguna discapacidad, tras resultar heridos cuando ejercían su labor policial. Los principales padecimientos son: paraplejia, cuadriplejia, ceguera o retraso mental.

De acuerdo con Jorge de León Duque, procurador de los Derechos Humanos (PDH), la PNC, al igual que otros sectores de la población, ha sido afectada por la violencia por lo que el Estado no debería dejar desamparadas a las familias de los policías, ni tampoco a los agentes discapacitados.

“Desafortunadamente, así como han venido asesinando a pilotos, ahora a taxistas, históricamente también han habido atentados contra la fuerza pública, e indudablemente se han recrudecido. Estoy convencido que el Estado debería pensar en un programa para atender a –los familiares- de estas personas y no quedar abandonadas o desamparadas”, refiere de León.

De acuerdo con el PDH, como Estado se debe garantizar el apoyo a las viudas y huérfanos de la PNC a través de una política clara que pueda fortalecerse con otros Ministerios de gobierno.

El ombudsman dice que la ciudadanía también debe estar consciente y valorar el esfuerzo de los buenos agentes, pues a su criterio, aún es un desafío reconocer a quienes actúan bien.

“Aquí atacan a un agente de la PNC o a cualquier persona. A un policía lo volvemos héroe, pero al día siguiente o a las horas se acabó el héroe y la familia se queda sola, viendo cómo pueden obtener el sustento de todos los días. Tenemos una obligación todos los guatemaltecos, a veces pareciera que nos cuesta reconocer a la gente que actúa bien”, dice.

De León agrega que es necesario dignificar a los policías, pues muchos de ellos trabajan en precariedad y, a pesar de eso, realizan un trabajo respetable.

“Creo que se deben mejorar las condiciones y dignificar al policía, ser duros y estrictos con aquel que deshonra el juramento y su labor de combatir el crimen, pero es importante darle un trato digno a los agentes, cambiarles las condiciones en infraestructura, salarial, de trato, lograr la profesionalización del servidor público. Tenemos que reconocer que aún con esas condiciones de precariedad en la que históricamente han laborado los agentes de la PNC, hay muchos policías buenos y eso debemos reconocerlo”.

¿QUÉ HAN HECHO POR LAS FAMILIAS?

La Hora consultó al director de la PNC, Nery Ramos, sobre las acciones que interinstitucionalmente han realizado a favor de los hijos e hijas de los policías fallecidos, de las viudas y de los agentes con discapacidad. (Lea el recuadro beneficios económicos).

Ramos dijo que se trabaja en instituir una fundación que permita crear programas integrales para las familias de los policías, o para quienes, en “cumplimiento del deber”, fueron afectados por una discapacidad. Este proyecto se implementaría este año con el presupuesto de la PNC y con el apoyo de otros sectores que deseen involucrarse.

De acuerdo con el Director, actualmente hay 300 viudas de policías registradas en la institución, más de 600 niños huérfanos y 526 policías con discapacidad.

En el caso de los policías lisiados, la decisión administrativa tomada es reubicarlos laboralmente cerca de su lugar de residencia y en tareas donde ellos puedan desarrollarse, más la asistencia en salud y medicamentos a través del Hospital de la PNC.

Mientras que la atención para la niñez en orfandad, se gestiona a través de la Subdirección de Personal de Recursos Humanos. Este año se lograron 32 becas y regularmente se obtenían un promedio de 10 al año.

En tanto, con las mujeres viudas, se busca incluirlas en plazas laborales dentro de la PNC; admite que anteriormente no se les había tomado en cuenta para una oportunidad de esta índole.

“He instruido para que se abra una convocatoria –para ellas- en áreas administrativas y emisión de antecedentes policiales. Otro proyecto que se ha pensado y que incluso ya tenemos resoluciones de la Dirección General para instituir la maquila de la Industria Policial. Hemos tenido algunas dificultades, pero queremos que estos grupos vulnerables puedan incluirse. Además una asociación o fundación a cargo de estas mujeres para que puedan apoyarse”.


Niñez huérfana y policías discapacitados

La PNC registra entre 2005 y 2016, 611 niños y niñas en orfandad de alguno de sus padres. Las estadísticas se conocen a partir del año 2005, debido a que hasta esa fecha se inició con el registro de la información.

Por otro lado, actualmente existen 526 policías parapléjicos, cuadripléjicos, o con alguna enfermedad mental. Ellos y ellas fueron afectados cuando ejercían su labor policial; evitaron un secuestro, un asalto, un asesinato, u otro delito.


Beneficios económicos

Según el Ministerio de Gobernación, cuando un policía muere se entrega a su familia dos beneficios económicos: el auxilio póstumo y el seguro de vida.

De acuerdo con los datos, se entrega Q15 mil de anticipo de auxilio póstumo a las familias. Esto se efectúa una sola vez a los beneficiarios que lo requieran y que estén instituidos en la Boleta de Contribuyentes y Beneficiarios de Auxilio Póstumo de Régimen de Previsión Social Complementario de la PNC.

El total de este beneficio oscila entre Q75 mil a Q200 mil, dependiendo del grado jerárquico del policía y las circunstancias como murió. El auxilio póstumo es un régimen de previsión social complementario que se totaliza con las contribuciones de los miembros de la PNC, no del Estado.

En tanto, el monto por el seguro de vida es de Q100 mil para todos los trabajadores policiales, no importando el grado de jerarquía.

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