POR MARIELA CASTAÑÓN
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Según el Ministerio de Gobernación (Mingob), las mayores incautaciones de drogas en los 21 centros carcelarios administrados por el Sistema Penitenciario (SP) han sido de marihuana y crack. Aunque las estadísticas no reflejan la verdadera realidad por los bajos decomisos, fuentes carcelarias explican que esto se debe a que no existe información ni controles en el tema; agregan que pequeñas porciones de crack, que son fabricadas en los mismos centros pueden costar Q10, mientras que el ingreso de un kilo de cocaína puede valer hasta Q10 mil.

Información requerida a través de la Ley de Acceso a la Información Pública del Mingob, refiere que del año 2006 al 2016, se incautó en la cárceles del país un total de 1 mil 751 libras de marihuana, 9 de crack y 8 de cocaína. (Lea el recuadro Droga incautada por libras).

Las prisiones que reportan mayores decomisos son: El Boquerón, ubicado en Santa Rosa; el Centro de Detención Preventiva para Hombres de la zona 18, Pavoncito ubicado en Fraijanes; la cárcel de Chimaltenango, la prisión de Puerto Barrios en Izabal; Los Jocotes en Zacapa y Cantel en Quetzaltenango.

Fuentes carcelarias explican que esas incautaciones no describen la realidad del tema, ya que el consumo de drogas puede ser mayor, pero no existen datos ni controles sobre las adicciones en las prisiones.

De acuerdo con reos y sus familiares, así como personal penitenciario, los narcóticos en los centros preventivos ingresan por la puerta principal, no precisamente por medio de una persona o encomienda. En la permisividad están involucrados decenas de guardias y en ocasiones hasta directores de los centros de detención.

“Lo que funciona es una red de corrupción; ciertas cantidades de droga pueden entrar en escondidas, pero el volumen tan grande que circula en los centros obedece a una red que se maneja desde el primer guardia que está en la entrada, pasa por el jefe de seguridad, el boquete, que es el último guardia que está en las áreas comunes del centro, y el jefe de boquete es el que abre la puerta para entrar a los sectores. No pasa nada sin que esas personas no lo permitan”, explica una fuente consultada.

Los relatos refieren que en las granjas de cumplimiento de condena sucede lo mismo: hay muchas personas involucradas y no se descarta que hasta los soldados del Ejército que están en las torres de control y los miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) que están en el perímetro de las prisiones estén implicados, ya sea por omisión de denuncia o porque también obtienen un beneficio en la cadena de corrupción.

“En las granjas también hay corrupción, en las torres de vigilancia donde hay guardias y soldados –del Ejército- que controlan esos perímetros. Igual que la Policía, porque antes de llegar a la entrada deben pasar por los distintos puestos de registro”, explican.

Según detallan algunos familiares de reos, entre 2012 y 2014 se desmantelaron varios laboratorios para fabricar crack en Pavón, pues esa droga se hacía por medio de diferentes ingredientes e incluso hasta las pastas dentales servían para ese fin. La “receta” todavía es usada en varios centros. (Lea el recuadro Así se fabricaba el crack en Pavón).

“El crack es fabricado adentro, porque se elabora por medio de diferentes sustancias. Se puede fabricar por medio de precursores o químicos. En un momento se prohibió la pasta –dental- porque tenía ingredientes activos para hacer droga. El crack se puede conseguir desde Q10 hasta Q100; son drogas baratas porque se fabrican adentro”, indican las fuentes.

En tanto, unas 5 libras de marihuana pueden costar Q1 mil. El embalaje de esta droga es fácil, refieren. Por otro lado, la cocaína es la más cara y su ingreso puede costar hasta Q10 mil. Este narcótico no es muy comercializado, porque la inversión es mayor.

“Por Q1 mil te dejan entrar un paquete con lo que quepa, porque se embala fácilmente. Un paquete con 5 libras puede tener ese precio, su volumen es manejable. Ahora, por la cocaína te cobran Q10 mil por un kilo, porque adentro un gramo puede costar Q500. La cocaína no es muy consumible porque no hay dinero”, detalla una fuente.

De acuerdo con las explicaciones de trabajadores carcelarios, las consecuencias de las adicciones son preocupantes, porque quienes consumen crack son “muy violentos”. En tanto, los reos, para mantener esta dependencia, cobran Q3 mil por la talacha, Q10 por el uso de una mesa de plástico y Q3 por una silla, además de otros delitos que generan graves problemas en los centros y en la calle.

Según las fuentes, los decomisos que son públicos se derivan de la inconformidad de alguno de los miembros de la red de corrupción. En las estructuras que permiten esos ingresos pueden estar involucrados hasta 30 trabajadores penitenciarios, entre ellos guardias, alcaides, subdirectores y directores de cárceles.

“Los decomisos que se han realizado son producto del chillo o dedazo, porque en la red de distribución o de ingreso alguien estaba inconforme con lo que le tocaba. En estos grupos estamos hablando de guardias, rondines, jefes de seguridad, alcaides, director y subdirector del centro”, argumentan.

MOTINES, ASESINATOS Y REDES DE PROSTITUCIÓN

Herman Santos, analista independiente y exfuncionario del SP, considera que las adicciones en las cárceles deben abordarse de dos formas: desde un aspecto médico y de controles. Agrega que en el año 2012 iniciaron un proyecto de desintoxicación con la Secretaría Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas (Seccatid).

“A principios del año 2012 se contaba con un programa impulsado desde la Seccatid para la desintoxicación de los privados de libertad que están en temas adictivos. La Organización Mundial de la Salud tiene catalogada la adicción como una enfermedad. Cuando hablamos de adicciones se crea la duda sobre si se ataca punitivamente o de qué forma, pues los centros carcelarios bajo ninguna perspectiva deben ser catalogados y vistos como centros de rehabilitación de drogas. El presupuesto no alcanza para un asunto de seguridad, mucho menos para rehabilitación de drogas”, indica.

Santos dice que este problema es preocupante por los motines, asesinatos y corrupción que puede generar la adicción. Indica que la permisividad también está relacionada con la coacción de parte de reos a guardias. (Lea el recuadro Rivalidad por negocios termina en masacre).

“El problema de adicciones genera rivalidad entre los grupos delictivos que distribuyen y eso es lo más peligroso. Estamos hablando de gente que quiere tener el control territorial de la distribución de drogas y eso provoca motines, asesinatos, enfrentamientos para anular a un grupo rival. También trae la comisión de delitos de parte de privados de libertad para conseguir droga. Estamos hablando de cobro de la talacha, robos entre los mismos reos, propiciar otro tipo de ilícitos, querer tomar el control de otras áreas para rentarlas y los privados de libertad con menos poder adquisitivo están en prostitución homosexual”, indica.

El profesional dice que sería importante que existiera una unidad canina en cada centro para identificar los ilícitos, o bien dispositivos que detectaran estas sustancias. En tanto, mientras no exista un plan para atender el tema no habrá cambios importantes, pues los protocolos de seguridad son cambiados constantemente por parte de sus representantes.

“Los protocolos se han dejado de aplicar porque cada director aplica uno nuevo y responde a la necesidad del momento, no responde a una planificación metódica que genere controles. Las unidades caninas son efectivas en materia de drogas, pero Guatemala no tiene capacidad para tener caninos en cada centro, o bien un escáner”, indica.

¿QUÉ ESTÁ HACIENDO EL SP?

Nicolás García, director de Presidios, fue consultado por La Hora para conocer las acciones que impulsan ante las adicciones y la corrupción que persiste en el personal penitenciario. El funcionario refirió que existe un programa de atención para estas personas, el cual será fortalecido este año.

“Hay un programa que se encarga de dar seguimiento a estas situaciones, principalmente en personas que son consideradas adictas. El control en los centros penitenciarios dificulta el ingreso para los que se dedican a ese mal negocio de drogas. El programa busca la orientación de los reclusos para que abandonen el consumo de drogas, el gran problema es que las mujeres ingresan las drogas en sus partes íntimas y es bien difícil para nosotros, porque aun cuando tenemos detectores de metal no son efectivos en este tipo de objetos”, dice García.

El director del SP refiere que en las requisas se identifica a los privados de libertad adictos a las drogas y, a partir de entonces, se empieza a trabajar con ellos para que ingresen a programas de atención.

Según el funcionario, luego del 22 de julio del año pasado, cuando asumió el puesto de director, identificó que el 90 por ciento de guardias estaba implicado en actos de corrupción y por ello ha realizado diversas acciones para destituir a 60 guardias que pudieron incurrir en el ingreso y facilitación de drogas, entre otros ilícitos; sin embargo, el proceso aún no concluye.

“El 22 de julio, cuando yo ingreso al SP, encuentro, aparte del terrible desorden administrativo y financiero en las prisiones, a una guardia corrupta en un 90 por ciento, actualmente con Inspectoría y Análisis hemos levantado actas y denunciado. Ahorita hemos notificado 60 destituciones a guardias, aunque ellos todavía tienen derecho a impugnar”, explica García. (Lea el recuadro Capturados por ingresar objetos ilícitos).

El director del SP concluye en que las drogas de mayor consumo son la marihuana y el crack; la cocaína es de menor uso, debido a que un alto porcentaje de la población reclusa no tiene dinero para adquirir este narcótico.

PREVENCIÓN

Zulma Calderón, de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), dice que la adicción es un asunto que debe abordarse desde la prevención en la juventud y no esperar tanto tiempo para que el problema se agudice.

“En primera instancia debiésemos realizar lo que no hacemos en Guatemala: apostarle a la prevención y a todos estos programas que están justamente dirigidos a describir los efectos que las drogas pueden tener a todo nivel. La mayoría de personas desconocen los efectos y es necesario resaltar que una persona, con una sola dosis, puede convertirse en adicto. Mientras esa información no la logremos compartir y no llegue a donde debe, particularmente a los jóvenes, realmente poco se puede hacer. Por eso caemos en lo punitivo y desde ahí el Estado nos queda debiendo en todos los programas de prevención, no solo en el tema de drogadicción”, dice Calderón.

La representante de la PDH lamentó que el abordaje y la información sobre las adicciones estén prácticamente olvidados, ya que no existen datos que indiquen cuántas personas fueron hospitalizadas por esa causa, cuántas fallecieron y cuántas necesitan tratamiento. Ante la carencia de datos no se puede abordar el tema, solicitar recursos y destinarlos adecuadamente.

La entrevistada indica que el ingreso de estupefacientes en los centros carcelarios es complejo y preocupante, porque no solo afecta a los internos que buscan mantener esta adicción, sino también a la ciudadanía honrada.

“En los centros de privación el tema es más complejo. En primer lugar, no tendría por qué un centro tener estos problemas –distribución de drogas-. Aunque todos sabemos que es un problema serio de cómo ingresan las drogas, como se gestiona o como se obtiene el dinero para la compra. Afecta a las personas que están dentro y a las que están afuera”, dice.


Así se fabricaba crack en Pavón

De acuerdo con las fuentes, la forma de fabricar crack en Pavón era fácil y rápida, pues únicamente se necesitaba un gramo de clorhidrato de cocaína, se mezclaba con media libra de bicarbonato de sodio y amoniaco; después se hervía.

Según las personas consultadas, cuando se mezclaban todos esos ingredientes se obtenía la droga.


Rivalidad por negocios termina en masacre

El 5 de enero de 2016, La Hora publicó la nota: “Informe: Rivalidad en torno a negocios sería causa de motín en cárcel de Izabal, donde se explica que la muerte de 8 reos en la cárcel de Puerto Barrios, ocurrida el 31 de diciembre de 2015, habría sido por la rivalidad en los negocios.

De acuerdo con los datos oficiales, uno de los reos con mayor liderazgo, antes del hecho de violencia, era el capitán Francisco Arana Barrera, sindicado de ser el líder intelectual del robo millonario en el Aeropuerto Internacional La Aurora.

En tanto, según las pesquisas, los disturbios estarían vinculados por la pugna de los negocios que poseían los detenidos en el interior de esa prisión, entre estos la distribución de drogas.

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