POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt
De acuerdo con la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth, 2 mil niños y adolescentes siguen con alerta vigente desde el año 2013 a la fecha. Los menores de edad salieron de su casa y nunca regresaron. El Ministerio Público (MP) tiene tres hipótesis: que fueron sustraídos, reclutados por los grupos delictivos o usados en redes de explotación sexual.
Allan Moisés Chacón Osorio tenía 11 años cuando desapareció de su casa, en el kilómetro 11 de la carretera al Atlántico. El próximo 18 de octubre cumpliría 16 años; sin embargo, no se supo más de él.
El caso de Allan fue publicado por La Hora en febrero de 2013 y a la fecha el menor de edad tiene vigente una alerta Alba-Keneth, según lo confirmó la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth.
Para obtener más información del caso se intentó entrevistar a Marta Rebeca Osorio, madre del niño, pero ya no contestó a las llamadas realizadas a su teléfono celular. También se pretendió contactarla a través de la Unidad Operativa, pero en esta instancia argumentaron que no era posible proporcionar información personal de Osorio.
RESEÑA DE LA DESAPARICIÓN
Hace tres años la madre de Allan relató a La Hora que su niño desapareció cuando ella estaba realizando una diligencia fuera de casa. El menor se quedó solo y aparentemente “se fue”; dejó una nota donde explicaba que “iba a ensayar” con un amigo.
Esa fue la última información que se tuvo de Allan, un niño que no tenía “conocidos” en el condominio donde vivía, porque recientemente se habían trasladado de Santa Faz en la zona 6 hacia ese lugar, indicó Osorio en aquella ocasión.
“Ese día -en que desapareció- yo no estaba porque me encontraba haciendo unos trámites para mi suegra que no vive en la capital. Él –Allan- dejó un papel en sus cuadernos donde decía “mami, voy a ir a ensayar con un amigo”, pero no había ensayo. Mi hija de 18 años vino antes que yo y me contó que las puertas de la casa estaban abiertas y que Allan ya no estaba. Él no tenía amigos porque aquí recién llegamos de Santa Faz”, indicó la progenitora del niño.
El tiempo transcurrido por la desaparición del menor de edad causó tensión en la angustiada madre, que al observar una autopatrulla de la Policía Nacional Civil (PNC) pidió que le tomaran la denuncia. Al siguiente día fue al MP para ratificar la información; sin embargo, dijo que esta instancia no avanzó en las investigaciones del caso de su hijo. “Mi nene lleva mucho tiempo desaparecido y el MP no ha hecho nada”, dijo.
Este caso también encierra varias interrogantes, pues en noviembre de 2011, el hermano mayor de Allan, quien en la fecha de la publicación tenía 14 años, huyó por 13 días de su casa y permaneció en la residencia de un vecino en Santa Faz. Ese vecino practicaba “brujería” y atraía a jóvenes de los asentamientos para convertirlos en adictos a las drogas y a los juegos de azar. Todo indicaba que el adolescente abandonó su casa porque le deprimía observar algunos problemas por los que atravesaba su padre, admitió Osorio.
Osorio argumentó que no creía que Allan tomara la misma decisión que su hermano, pues observó su desesperación y según ella le preocupaba verla sufrir. “Allan era mi niño pequeño, el consentido y estaba muy apegado a mí. Cuando su hermano desapareció me decía que lo íbamos a encontrar y que no quería verme triste”, refirió.
DESAPARICIONES, HIPÓTESIS E INVESTIGACIONES
Si en las desapariciones de niñas y adolescentes, que son el mayor número, no existen lineamientos claros de investigación, menos las hay en el caso de los niños varones.
De acuerdo con el sistema de Alerta Alba-Keneth, que pertenece a la Procuraduría General de la Nación (PGN), del 1 de enero de 2013 al 11 de agosto de 2016, emitieron 6 mil 849 alertas de niños y adolescentes desaparecidos.
Según datos oficiales, de la estadística, fueron desactivadas 4 mil 849 alertas, porque los menores de edad fueron localizados, pero todavía están vigentes 2 mil alertas. (Lea el recuadro Sin rastro de 2 mil niños y adolescentes).
Por otro lado, Julio Ortega, de la Unidad de Niñez Desaparecida, de la Fiscalía de Niñez y Adolescencia Víctima del MP, explicó que las desapariciones de menores de edad están vinculadas con sustracciones, reclutamiento de grupos del crimen organizado y, en algunos casos, a redes de explotación sexual. (Lea el recuadro Detenidos por granadazo tienen Alerta Alba-Keneth).
“En niños menores de 10 o 12 regularmente -la desaparición- es por sustracción o se los llevan los padres. La sustracción es para fines de trata de personas. Arriba -de 12 años- es por la criminalidad que causan las pandillas y el crimen organizado. En los adolescentes se da una especie de reclutamiento para acrecentar sus fines en niños adolescentes que tienen problemas en sus casas, viven con su mamá o con la abuela; a veces en los colegios se les capta”, indicó Ortega.
El entrevistado agregó: “Sí se dan algunos casos -de explotación sexual-, pero a nosotros no nos compete investigar, sino localizarlos. Sí se da, por ejemplo, que fueron encontrados en un bar, se entiende que fue usado para otro fines, pero ya son las Fiscalías especiales del MP, como la de Trata, que entran a conocer los casos”, indicó el fiscal.
El profesional explicó que la PGN también interviene en estos casos, pues es la entidad que activa las alertas y denuncia si hay delitos que perseguir.
“Cuando aparecen los niños se les hace un análisis psicológico y social y si ellos -PGN- determinan que fueron vulnerados en sus derechos, presentan las denuncias o los remiten con nosotros a la Fiscalía. O por ejemplo, si fue violentado en su intimidad sexual, de una vez lo mandan a la Agencia de Delitos Sexuales en contra de Niñez y Maltrato”, refirió.
El fiscal dijo que cuando entra una alerta Alba-Keneth, se toma la denuncia por parte del MP, se le asigna un número, se proporcionan los lineamientos a los investigadores de la División Especializada en Investigación Criminal (DEIC) de la Policía Nacional Civil (PNC), que hace el trabajo operativo, y cuando es necesario hacer una inspección, el auxiliar fiscal que está de turno va al lugar a realizar la inspección o allanamiento donde se sospecha que está el niño o adolescente.
“Los del DEIC los llevan a la PGN. Los psicólogos le hacen una especie de examen y determinan si se vulneró algún derecho, lo envían al equipo del MP”, dijo Ortega.
De acuerdo con el entrevistado, algunos de los desafíos que enfrentan para localizar a los niños y adolescentes están relacionados al desinterés de la familia, que deja de involucrarse y proporcionar información; también la falta de presupuesto y la rapidez para que el Organismo Judicial (OJ) autorice desplegados de llamadas, ubicación de celdas, entre otros.
Esta Unidad investiga las desapariciones ocurridas en Guatemala y sus municipios: Chinautla, Palencia, Santa Catarina Pinula, Fraijanes y San Pedro Ayampuc. Otros casos los conocen otros fiscales.
El equipo de la Unidad de Niñez Desaparecida está integrado por siete personas: cuatro que hacen turnos de 24 horas, hay una auxiliar fiscal que va a las audiencias, el coordinador y un oficial. Lo ideal sería contar con un mínimo de 20 personas, explican las fuentes. Diariamente ingresan al menos cinco alertas Alba-Keneth.
ACCIONES INTERINSTITUCIONALES
Por otro lado, fue consultada Suilma Cano, jefa de la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth, para conocer las acciones interinstitucionales que se realizan al momento de activar una alerta.
“Cuando se recibe la denuncia electrónica, telefónica o de cualquier institución que la haya tomado, es decir MP, PNC, delegaciones departamentales de la PGN, el personal que está de turno, puede ingresar la información a un sistema que genera un número de denuncia o número de alerta como tal. Cuando ya se genera el expediente electrónico o físico se digitaliza y se remite a toda la Coordinadora”, explicó Cano.
Según la entrevistada, posteriormente se coordinan acciones con la PNC para realizar las primeras diligencias.
“Dependiendo de cuándo ocurrió la desaparición, se inicia a coordinar con la PNC para la remisión de los informes circunstanciados. Si la PNC ha realizado las primeras diligencias y no ha podido encontrar a los niños y jóvenes, se involucran los investigadores para la búsqueda de los niños. En algunos casos, si se cuenta con la fotografía se pide la elaboración del boletín a la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia; si no hay fotografías o carencia de información, se da un seguimiento preliminar antes de la asignación del expediente”, dice la jefa de la Unidad.
La representante de la PGN refirió que, si existe la comisión de un delito, se abstienen de divulgar la fotografía para evitar que se expongan la integridad del niño y se solicitan lineamientos al MP.
“En el caso de que fuera un secuestro, se solicita que la información pase a las fiscalías especiales para que inicien con los métodos especiales de búsqueda”, dijo la entrevistada.
La profesional indicó que la Coordinadora está integrada por la PGN a través de la Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth, por el MP, la PNC, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET) y por la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia. La Coordinadora la preside la PGN.
Según Cano, nunca cesa la búsqueda de los niños, niñas y adolescentes. Las mismas siguen vigentes hasta encontrar a la niñez desaparecida.
“PEOR VIOLACIÓN”
A criterio de María Eugenia Villareal, directora ejecutiva de la Asociación para la Eliminación de la Explotación Sexual, Pornografía, Turismo y Trata de Niñas, Niños y Adolescentes en Guatemala (ECPAT por sus siglas en inglés) la desaparición de la niñez es la “peor violación” a sus derechos.
A criterio de Villareal, muchos de los niños y adolescentes que desaparecen podrían ser usados por grupos criminales que, incluso, los pueden sacar del país.
“Es la peor violación a los derechos de cualquier persona, y más con una persona menor de edad, porque se viola su integridad física, mental, psicológica, está privado de libertad. La hipótesis es que estas criaturas están privadas de libertad. Lo que tratamos de establecer es en qué medio de explotación están y muchas veces si están en estructuras criminales de trata son llevadas de un lugar a otro, es por eso que no los encuentran, pudieron haber sido llevados para mil cosas o a otro país, ahí ya nunca los detectan”, lamentó Villareal.
La directora de ECPAT considera que es urgente que se asignen los fondos necesarios para las instituciones para que fortalezcan los equipos de trabajo.
“La dificultad que tiene la PGN es la falta de fondos y de personal. Lo estamos viendo en Huehuetenango donde hay una sola persona en la PGN; realmente la falta de fondos está quebrando las instituciones, no debilitándolas, le está cortando las patas”, indicó.
Villareal dijo que la asignación de un presupuesto adecuado y las personas idóneas en los cargos “son clave” para encontrar a la niñez desaparecida, pues se necesita “compromiso y arranque” para atender estos casos.
Sin rastro de 2 mil niños y adolescentes
La Unidad Operativa del Sistema de Alerta Alba-Keneth emitió 6 mil 849 alertas de niños y adolescentes desaparecidos, del 1 de enero de 2013 al 11 de agosto de 2016. De la estadística fueron desactivadas 4 mil 849 alertas, pero aún quedan vigentes 2 mil.
Esta institución califica como niños a quienes tienen un rango de edad de 0 a 12 años y adolescentes a quienes tienen entre 12 a 18 años.
Los departamentos con mayores índices de desaparición son: Guatemala, Escuintla, Quetzaltenango, San Marcos, Petén y Suchitepéquez.
Detenidos por granadazo tienen Alerta Alba- Keneth
El 3 de julio de 2014 La Hora publicó la nota “Detenidos por granadazo tienen Alerta Alba-Keneth”, donde se explica que dos de tres jóvenes detenidos por un atentado con granada de fragmentación en contra de un camión repartidor de agua, tenían una alerta Alba-Keneth.
El exjefe de la Unidad Operativa, Harold Flores, dijo en aquella ocasión que el joven de 17 años que estuvo involucrado en este hecho, desapareció en septiembre de 2013 de Villa Nueva, y su progenitora desactivó la alerta un mes después, sin ofrecer mayores detalles.
Asimismo, Flores indicó que el otro adolescente de 14 años, quien aparentemente también participó en el hecho, tenía una alerta vigente, emitida el 27 de junio de ese año.
Por otro lado, la PNC sindicó al joven de 17 años de lanzar el explosivo, pues fue captado a través de las cámaras de vigilancia cuando ocurre el suceso.
Según las autoridades, los menores de edad, así como Leslie Yolanda Ajcot Cortez, de 18 años, también capturada, formaban parte de una clica de pandilla; los menores probablemente fueron reclutados.