POR GRECIA ORTÍZ
gortiz@lahora.com.gt

Con la ilusión de sobresalir y en la búsqueda de un futuro mejor, Walter Batres guatemalteco originario de Escuintla, migró hace varios años a Estados Unidos. Ahora, busca que los derechos de quienes migran a ese país sean respetados pero, además, trata de contribuir con quienes más lo necesitan sin olvidar sus raíces.

_2Sus recuerdos sobre sus últimos años en el país se remontan a 1988, cuando aún persistía la guerra. En ese momento, según comentó, no entendía la dimensión de la realidad del país.

El entrevistado rememoró que cuando tenía 17 años se destacó en el deporte nacional, específicamente en el del boxeo, en la categoría de peso mosca. Además, practicaba futbol y tuvo la oportunidad de representar al país internacionalmente.

“Cuando cumplí los 18 tomé la decisión de abandonar mis estudios. Considero que ese movimiento de cambio es el que me tiene vivo, porque a mi pequeña edad iniciaba yo con un liderazgo a nivel nacional no solo como activista, sino como un atleta reconocido en Guatemala”, aseguró.

En dos ocasiones el Ejército intentó reclutarlo, hechos que considera constituyeron una clara violación a sus derechos humanos. Pero la guerra no sabe de humanidad; varios de sus familiares fallecieron en esa época a consecuencia del enfrentamiento armado.

La falta de oportunidades de desarrollo para él y su familia, lo obligaron a buscar un mejor porvenir en un lugar donde pudiera suplir sus necesidades básicas, por lo que dejó el país y todo lo que conocía para viajar a Estados Unidos.

“Cuando emigré, soñaba en mis calles, con mi gente, pero despertaba entre cuatro paredes blancas. Tenía 18 años y sabía que estaba solo, entonces decidí estudiar, descubrir costumbres y tipos de vida. Fue difícil la separación con mi familia, regresé a los once meses por mi hermana de 8 años, mi mamá y mi hermano de 5, eso fue lo más difícil”, comentó.

Tras años de estudios en Estados Unidos, Batres es ahora un reconocido activista por los derechos de los migrantes, muchos lo buscan cuando tienen necesidades, e incluso reconoce que en repetidas ocasiones ha apoyado a quienes están en una situación económica difícil.

Actualmente es graduado de High School, en “Emergency medical Technician EMT”, así también posee estudios en relaciones públicas y liderazgo comunitario.

A su criterio los migrantes han sido olvidados por los gobiernos y no se les toma en cuenta, ni siquiera se sabe cuántos viven en Estados Unidos. Añadió que es preocupante que se les dé la espalda, cuando es notable que gracias a las remesas se sostenga la economía de muchas familias.

“El migrante está abandonado por el Gobierno, que se rehúsa a crear políticas, teme y cree que todo es costoso, pero la realidad es otra. El día que Guatemala abrace al hijo ausente y logre desarrollar vías de desarrollo socioeconómico enlazándolos con las comunidades de origen. Ese día Guatemala tendrá una gran economía”, afirmó.

La lucha del reconocimiento de los migrantes es dura afirma, porque viven bajo la sombra de una deportación que les quita el sueño y caminan con temor a ser detenidos en cualquier momento. “Lo triste es ver que no tienen un estatus migratorio, son víctimas del abuso hasta de sus mismos paisanos”, indicó.


SIEMPRE AL PENDIENTE DE QUIENES LO NECESITAN

Walter Batres es consciente que existen muchas necesidades, y en ese sentido comenta que si bien debe cumplir con otros compromisos, también es anuente a apoyar a quienes empiezan en ese país una nueva vida. Si necesita información o contactarlo puede hacerlo a través de su número telefónico +888 611-1240, o puede escribir al correo electrónico ba3walter@yahoo.com.

“Cuando cumplí los 18 tomé la decisión de abandonar mis estudios. Considero que ese movimiento de cambio es el que me tiene vivo, porque a mi pequeña edad iniciaba yo con un liderazgo a nivel nacional no solo como activista, sino como un atleta reconocido en Guatemala”.

“Cuando emigré, soñaba en mis calles, con mi gente, pero despertaba entre cuatro paredes blancas. Tenía 18 años y sabía que estaba solo, entonces decidí estudiar, descubrir costumbres y tipos de vida. Fue difícil la separación con mi familia, regresé a los once meses por mi hermana de 8 años, mi mamá y mi hermano de 5, eso fue lo más difícil”.
WALTER BATRES

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