POR GRECIA ORTÍZ
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La pobreza en Guatemala tiene rostro indígena y menor de edad. En los últimos ocho años, ni el crecimiento económico, ni los programas sociales han logrado detener la espiral de la pobreza, que aqueja a más del 50 por ciento de la población del país y que afecta de forma especial a dichos sectores, según reveló la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2014 (Encovi) del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el 2014 se contabilizaron 9 millones 373 mil guatemaltecos en situación de pobreza, es decir, el 59.3 por ciento de la población, de acuerdo con Encovi. Ocho años antes, en 2006, la pobreza alcanzaba al 51 por ciento del país, lo que representaba entonces a 6 millones 625 mil individuos.
Si bien ese aumento de más de 8 puntos en los indicadores de pobreza, que suponen un incremento de 2 millones 474 mil guatemaltecos en esa condición, tiene repercusiones para todo el país, quienes resultan más afectadas son las poblaciones indígenas y los menores de edad.
La Encovi 2014 muestra que la incidencia de la pobreza entre la población indígena es de 79.2 por ciento, equivalente a un 1.7 de veces mayor que entre la población no indígena (46.6 por ciento).
Entre 2000 y 2014 hubo un aumento en el porcentaje de población en pobreza en ambos grupos, aunque el aumento fue mayor en la población no indígena que en la población indígena, con 4.7 y 1.9 puntos porcentuales respectivamente.
En 2014, los departamentos de Alta Verapaz, Sololá y Totonicapán registraron los niveles más altos de pobreza (83.1 por ciento, 80.9 por ciento y 77.5 por ciento, respectivamente), mientras que los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez y Escuintla registraron los más bajos (33.3 por ciento, 41.1 por ciento y 52.9 por ciento, respectivamente).
Por otro lado, la Encuesta expone casi siete de cada diez menores de 18 años (68.2 por ciento) habitan en hogares pobres. Al desagregar por rangos de edad, se observó que el 70.2 por ciento de los menores de 10 años vive en pobreza, mientras que un 65.9 por ciento de los menores 10 y 17 años son pobres.
La pobreza se relaciona no sólo con las oportunidades de acceso a bienes materiales y servicios, sino también se asocia con la vulnerabilidad y las limitaciones a la participación y decisión, y con la probabilidad que tienen muchas personas de salir desfavorecidas por las crisis económicas, los desastres, las enfermedades y la violencia personal, explica el INE. (Ver recuadro: ¿Cómo se define la pobreza?).
JÓVENES, ENTRE LOS MÁS AFECTADOS
Ronalth Ochaeta, especialista en políticas públicas, explica que la pobreza es un fenómeno intergeneracional, pues si en una familia los padres son pobres, existe una alta probabilidad de que los hijos también lo sean y la única forma de no serlo es que cambie su contexto para que las necesidades mínimas sean cubiertas.
“Ocurre que los niños deben trabajan para mantener el hogar, principalmente en el área rural”, aseguró. Dedicarse a trabajar, en tanto implica que los menores desatiendan la oportunidad de estudiar, lo que los lleva a un círculo vicioso de problemas relacionados con la pobreza.
Romper ese círculo implicaría que el Estado garantice mejores escuelas, maestros y útiles, pero también mejor alimentación, medicina preventiva e infraestructura en salud pública, en una especie de red de apoyo a personas en condiciones vulnerables.
“Si seguimos invirtiendo los mismos presupuestos del Ministerio de Educación y de Salud, poco vamos a hacer con la alta demanda de servicios que hay dentro del país; necesitamos triplicar los presupuestos para decir que vamos en una orientación más o menos correcta, pero ahora evidentemente los más afectados son jóvenes”, comentó.
El presidente electo Jimmy Morales, a criterio de Ochaeta, debería de promover un programa no solo de protección social, sino de reforma fiscal, que garantice los recursos a las instituciones encargadas de velar por el bienestar de los guatemaltecos. “No solo es fortalecer a la SAT; se debe brindar herramientas y darle más recursos al Estado”.
En cuanto a los programas sociales, el entrevistado dijo, que los mismos han sido pensados para ser clientelares y no para reducir la pobreza. Los programas de productividad de economía, dijo que resultan “irónicos”, porque algunas empresas privadas no pagan impuestos.
Jorge Santos, subdirector de la Unidad de Protección a Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos de Guatemala (UDEFEGUA), coincide con Ochaeta y añade que también se necesita priorizar la inversión pública en las áreas más golpeadas por la pobreza, es decir, las que tienen una población mayoritariamente indígena.
“La pobreza tiene un carácter rural y es evidentemente en pueblos indígena. Los departamentos con mayor incidencia de pobreza y pobreza extrema son lo que tienen una mayor cantidad de población indígena”, agregó.
La desigualdad y la exclusión se marcan de manera más profunda, precisamente en esas poblaciones, y la ausencia de servicios en salud y educación, así como el impago del salario mínimo, también con la desigualdad de indígenas mujeres al no ganar lo mismo que los hombres.
De acuerdo al Banco de Guatemala, la economía del país ha registrado un ritmo moderado pero constante de crecimiento en los últimos ocho años, con porcentajes que van desde 5.4% en 2006; 6.3% en 2007; 3.3% en 2008; 0.5% en 2009; 2.9% en 2010; 4.2% en 2011; 3% en 2012; 3.7% en 2013 y un 4.2% el año pasado.
Y para este año la banca central prevé un crecimiento anual al PIB entre 3.6 y 4.2 por ciento, que sería impulsado por el consumo privado y aumento a las exportaciones, así como las divisas por turismo, entre otros.
Silvia Negreros del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), considera que el modelo económico demuestra crecimientos favorables, pero resulta excluyente para la población no hay mecanismos que garanticen la distribución del ingreso nacional de una manera más equitativa.
“Los programas de protección, tienden a tener efectos en la coyuntura, más que en afectar las causas estructurales de la pobreza, como la baja inversión en las personas, principalmente en el área rural y en la población indígena, el acceso a la tierra, la informalidad del empleo, los bajos salarios, entre otros”, añadió.
Y sobre el sector poblacional que resulta más afectado, a su parecer resulta ser la indígena, pues en donde mayores porcentajes se concentran, mientras que por edad serían los menores ya que entre más pobre se es, más alta es la tasa de fecundidad. Y entre más se eleve la pobreza, menos oportunidades de desarrollo, educación, salud, empleo e ingresos existirán.
“Los niños y jóvenes con oportunidades limitadas también aumentarán y sus oportunidades de desarrollo personal y contribución al desarrollo de país se verían afectadas”, afirmó.
A futuro entonces, sino se invierte, se tendrán más adultos pobres y poco productivos, y sin educación, afirmó la entrevistada.
PROGRAMAS SOCIALES
Carlos Mendoza, de la organización Central American Business Intelligence (CABI, por sus siglas en inglés), considera que si bien el escenario socioeconómico no es alentador, también podría ser mucho peor.
“No quiere decir que esos programas sean la solución para sacar a las personas de la pobreza, pero por lo menos no se hundieron más en la pobreza. Mi punto es que tal vez si no se hubieran dado, estas personas más pobres también hubieran visto disminuido su consumo”, agregó.
Y lo que deja claro este resultado “terrible” sobre el aumento de pobreza en el país, es que se debe retomar seriamente el problema de la pobreza, y retomar las estrategias encaminadas en su reducción que se establecieron en 2002. “Eso hizo que el Gobierno de esa época se replanteará la estrategia por lo que a la entrada de las nuevas autoridades sería el momento propicio para hacerlo”, puntualizó.
El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) manifestó a través de un comunicado que “el incremento en la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida evidencian poca efectividad de la política social implementada por medio del gasto público social tal como se ha realizado hasta ahora”.
Ese instituto añadió, por otro lado, que el gasto social es insuficiente y de baja calidad, lo cual no quiere decir que deba reducirse más o suprimirse, sino que debe recuperarse su efectividad a través de una reforma profunda de las políticas públicas.
“El Instituto teme que en la ausencia de la escasa intervención del Estado, la tragedia humana y para la democracia que muestra la ENCOVI 2014 pudo haber sido mucho peor, y de no mejorar la efectividad y la calidad del gasto social, seguramente continuará empeorando en el futuro”, aseguraron.
Y a la vez, Icefi exhorta a las nuevas autoridades a diseñar e implementar una política social en orden de un análisis técnico y minucioso de los resultados del estudio realizado por el INE.
En ese sentido, German González, secretario de la Secretaria de Seguridad Alimentaria (Sesan), opinó que la razón por la que los jóvenes son los más afectados por esos índices recae en que la mayor cantidad de población pertenece a ese grupo.
Para el secretario de la Sesan, la clave está en enfocar las prioridades y focalizar la atención en las generaciones futuras, pues la idea es salvar generaciones y tratar de atender a niños menores de 5 cinco años, principalmente en áreas rurales, “sobre todo en los lugares en donde más desnutrición o pobreza pueda haber”.
La desnutrición, entonces para el entrevistado es una causa de la pobreza, y viceversa, porque un niño con falta de alimentación no asistirá a una escuela, en tanto no tendrá las actitudes necesarias para optar a un empleo que incide en que no se tengan los ingresos para poder subsistir.
Las remesas familiares han constituido un agregado para el sostenimiento de los hogares en el país. De acuerdo a estadísticas del Banco de Guatemala, en el año 2000 se recibieron US $ 563 millones 438 mil 600, mientras que para 2006 alcanzó la cifra de US $ 3 mil 609 millones 813 mil 100, manteniendo un crecimiento constante para llegar en 2015 hasta los US $5 mil 686 millones 830 mil 800, o su equivalente en quetzales de Q43 mil 219 millones 610 mil 200.
A criterio de Luis Linares, experto económico de la Asociación de Investigación en Estudios Sociales (ASIES), las remesas han permitido que la pobreza no llegue a niveles más elevados, debido a que los salarios que se perciben en Estados Unidos, son muy superiores a lo que podrían obtener en el país.
Linares comentó que es probable que la población que está situada debajo de la línea de pobreza extrema no tenga el beneficio de las remesas, porque no cuentan con los recursos suficientes para emigrar.
“-Si las remesas no existieran- la situación de pobreza sería mucho peor, también el tema del mercado interno sería mucho más débil, porque estas remesas se vuelcan al consumo, sirven para sostener los hogares, para el vestuario, vivienda. Las remesas son un estabilizador social”, afirmó.
En ese sentido opinó que a pesar de las deportaciones, las remesas continúan en aumento año tras año, por lo que se podría decir que también se incrementa el número de migrantes.
¿CÓMO SE DEFINE LA POBREZA?
“La metodología utilizada por la Encovi 2014 para determinar las líneas de pobreza absoluta consiste en fijar el costo mínimo necesario para cubrir una canasta que le permita a una persona satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias”, dijo Rubén Darío Narciso, gerente del INE. Las necesidades no alimentarias incluyen el valor de uso de la vivienda, servicios recibidos en la vivienda, gastos en educación y salud, gastos en transporte y comunicaciones y gastos personales, incluyendo ropa y calzado, entre otros.
Con los resultados se clasifica como población en pobreza a quienes logran cubrir el consumo mínimo de alimentos, pero no logran cubrir el costo mínimo adicional para otros bienes y servicios básicos. Asimismo, se clasifica como población en pobreza extrema a quienes no alcanzan a cubrir el costo del consumo mínimo de alimentos.
Para el año 2000, el valor de la línea de pobreza (costo de alimentación más bienes y servicios) era de Q4 mil 319 por persona al año; mientras que para 2014 el valor de la línea de pobreza aumentó a Q10 mil 218 por persona al año (un incremento del 137 por ciento).
“Contar con información estadística de calidad, analizarla e incorporarla al proceso de las políticas públicas es un paso para focalizar los esfuerzos por reducir la pobreza y la exclusión en el país. Debemos recordar que los datos que hoy se presentan, no son solamente números sino muestran condiciones concretas que inciden en la vida de las personas y representan obstáculos, especialmente para las niñas, adolescentes y mujeres guatemaltecas. El alcance de las metas de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 solamente será posible si en este camino no olvidamos a nadie”, indicó Aída Verónica Simán, representante de país del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
A FAVOR DE SALARIOS DIFERENCIADOS
Un comunicado emitido por la Fundación para el Desarrollo de Guatemala señala que el país, se impuso una línea de pobreza dos veces mayor al estándar internacional.
“Nos hemos impuesto una línea de pobreza casi 2 veces al estándar internacional, lo que demuestra un interés en enfocarnos en un grupo mayor de la población. No obstante, calificarnos a partir de ahí como un país que no avanza o que ha retrocedido, es contar solamente la mitad de la historia”, afirma el comunicado.
Juan Carlos Zapata, director de esa organización, mencionó que la falta de una política para poder generar más empleos formales, especialmente en la provincia, es también la responsable de que se tengan esos indicadores.
“Si vemos el porcentaje de pobreza que ya es casi del 60 por ciento y vemos la población informal que es del 69 por ciento, pues bien podemos decir que casi todos los que están ahí al final son pobres”, aseguró.
Y en orden de reducir la pobreza, lo que se debe hacer es poseer una política que permita tener más empleos formales a la provincia y dejar de lado temas ideológicos, como el no poder contar con salarios mínimos diferenciados.
“Si uno evalúa países como Estados Unidos, Colombia, han sabido salir de la pobreza ellos tienen salarios mínimos que no necesariamente son iguales en todo el país, una persona no gana lo mismo si trabaja en Nueva York o si trabaja en Texas, es distinto. Lo mismo en Colombia, pero aquí pareciera que queremos tener un solo salario mínimo para todo el país aunque no se cumpla”, comentó.
“Si seguimos invirtiendo los mismos presupuestos del Ministerio de Educación y de Salud, poco vamos a hacer con la alta demanda de servicios que hay dentro del país; necesitamos triplicar los presupuestos para decir que vamos en una orientación más o menos correcta, pero ahora evidentemente los más afectados son jóvenes”.
RONALTH OCHAETA“La pobreza tiene un carácter rural y es evidentemente en pueblos indígenas. Los departamentos con mayor incidencia de pobreza y pobreza extrema son los que tienen una mayor cantidad de población indígena”.
JORGE SANTOS“No quiere decir que esos programas sean la solución para sacar a las personas de la pobreza, pero por lo menos no se hundieron más en la pobreza. Mi punto es que tal vez si no se hubieran dado, estas personas más pobres también hubieran visto disminuido su consumo”.
CARLOS MENDOZA –CABI-