POR MARIELA CASTAÑÓN
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Veinticinco niños, niñas y adolescentes fueron rescatados de la mendicidad y la explotación laboral, tras varios allanamientos realizados en la zona 1, informaron las autoridades.

Según el Ministerio Público (MP), los afectados oscilaban entre los 5 y 17 años; fueron rescatados de cuartos de alquiler o pensiones para ser entregados a la Procuraduría General de la Nación (PGN), que verifica si tienen recurso familiar o sí serán resguardados por el Estado.

En tanto, la operación fue denominada “Angelitos Dormidos”, debido a que las mujeres que pedían dinero en las calles, siempre tenían en brazos a los menores de edad dormidos.

En tanto, según las pesquisas, en el caso de los infantes utilizados para explotación laboral, eran usados para vender flores y otros artículos, limpiaban vehículos o bien los pintaban de un color metálico y los ubicaban en semáforos.

La niñez afectada pedía dinero en la Avenida Bolívar y zona 1, indicaron fiscales del MP en una conferencia de prensa.

RESULTADOS DE OPERATIVOS

Por aparte, la Subdirección General de Investigación Criminal (SGIC) de la Policía Nacional Civil (PNC), informó al cierre de esta nota, que también remitieron a dos adolescentes de 17 años a un Juzgado de Menores, por facilitar la explotación de las niñas y niños.

Los investigadores también estaban en proceso de identificación de un joven nicaragüense y dos hondureños, uno de ellos menor de edad. La intención era establecer el estatus legal de estas personas, a través de la Policía Internacional (Interpol).

En las diligencias se tenía previsto detener a una persona adulta, informaron fuentes oficiales.

De acuerdo con la SGIC, este año fueron rescatados 185 menores de edad.

EN EL MISMO LUGAR

El allanamiento realizado hoy en la Avenida Bolívar 20-89 zona 1, es el mismo edificio de pensiones donde en 2014 fueron recuperados varios menores de edad. En este lugar las condiciones son precarias e insalubres.

En aquella ocasión se cuantificaron un total de 55 personas rescatadas de este y otros lugares; la mayoría era originaria de departamentos como Huehuetenango, Totonicapán y Sololá.

Las víctimas fueron utilizadas para pedir dinero en los semáforos a los conductores de vehículos, aunque, otros eran utilizados para la venta de golosinas o para limpiar vidrios de vehículos, en jornadas de cuatro de la mañana a ocho de la noche.

En ocasiones, los menores de edad no tenían oportunidad de alimentarse, y si lo hacían, únicamente ingerían una bolsa de agua pura y una golosina, mientras que dormían o pernoctaban en cuartos de alquiler donde pagaban Q25 aproximadamente.

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