POR MARIELA CASTAÑÓN
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La Procuraduría General de la Nación (PGN) documentó la muerte de un bebé de seis meses, hijo de una reclusa del Centro de Orientación Femenina (COF), por “desnutrición”. El Sistema Penitenciario (SP) confirmó el deceso del menor de edad, el pasado 20 de mayo.

La PGN detalló que el menor de edad habría muerto por desnutrición, pues en prisión, junto a su madre, únicamente ingería “agua de masa”, lo cual no le proveía los nutrientes básicos.

Presidios confirmó estos datos y detalló que el suceso se originó el 20 de mayo, luego de varios internamientos del infante.

Rudy Esquivel, portavoz del SP, explicó que desde el 14 de mayo el bebé empezó a padecer, pues en esa fecha fue remitido al Hospital General San Juan de Dios, pero fue retornado un día después a la cárcel, junto a su progenitora.

El entrevistado explicó que el 18 de mayo el bebé fue llevado de nuevo al Hospital Roosevelt, donde murió dos días después, por un segundo infarto. Las causas de esos infartos las averiguan los entes de investigación, refirió.

NIÑOS Y NIÑAS EN PRISIÓN

De acuerdo con el SP hasta junio de este año había 34 niñas y 33 niños en las cárceles para hacer un total de 67. Los menores de edad permanecen en prisión, junto a sus progenitoras hasta los cuatro años.

El artículo 52, Centro de Detención para Mujeres, de la Ley del Régimen Penitenciario establece: los Centros de Detención para Mujeres deberán ser adecuados a sus condiciones personales. Deben contar con dependencias o sectores para reclusas embarazadas. Además, contarán con condiciones que les permitan a las reclusas vivir con sus hijos menores de cuatro años, debiéndose para el efecto dotar de locales adecuados en el centro, destinados para guardería infantil, que será atendidos por personal especializado.

La normativa agregó: la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente creará los centros de abrigo y velará por la educación de los hijos de madres reclusas, mayores de cuatro años, cuyos parientes dentro de los grados de consanguinidad no puedan hacerse cargo de ellos, en condiciones que garanticen su desarrollo y educación.

DILEMA

A criterio de Corinne Dedik, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), la permanencia de los niños en las cárceles representa un “dilema”, porque por un lado es importante el vínculo entre madre e hijo, pero por otro, las condiciones en las que viven los niños en las prisiones no son ideales.

La entrevistada recomendó la necesidad de evaluar la ley y considerar si es prudente que un menor de edad permanezca en la cárcel hasta los cuatro años, porque esto puede incidir negativamente en su desarrollo integral.

“Habría que evaluar el impacto que tiene para los niños vivir en esas condiciones, a través de un estudio serio y un análisis integral psicológico, a través de términos médicos que indiquen si es prudente que los niños se queden a vivir ahí hasta los cuatro años”, dijo.

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