POR MARIELA CASTAÑÓN
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*Anita, de 12 años, murió hace más de 30 días en medio de la pandemia del coronavirus y en un hogar de protección de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia (SBSP). La niña falleció sin llevar alimentos a su estómago, sola y en una cama. Anita estaba institucionalizada y bajo la custodia de la SBSP, al igual que otros 573 niños, niñas y adolescentes (NNA), según el reporte hasta el 17 de julio del Consejo Nacional de Adopciones (CNA). Aunque ha pasado más de un mes, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) sigue sin establecer la causa de la muerte, mientras tanto, la Fiscalía contra el Delito de Femicidio del Ministerio Público (MP) realiza las investigaciones del caso.
LA NIÑA: SU ENTORNO Y SU MUERTE
Anita, quien según la SBSP tenía un antecedente del síndrome de alcoholismo fetal, ingresó el 19 de junio de 2019 a las residencias de Protección de la SBS, inicialmente fue ubicada en una casa que acoge a NNA con discapacidad intelectual leve y moderada, pero el 24 de febrero de este año fue cambiada de hogar y trasladada a la residencia donde murió el 29 de junio pasado.
De acuerdo con la Jefatura del Departamento de Atención Especial de la SBSP, este síndrome afecta a la niñez que ha tenido madres con problemas con el alcohol.
“El síndrome del alcoholismo fetal se debe a que la progenitora consumió bebidas alcohólicas, previo, durante y después de dar a luz, pero le afecta a la -niñez- el hecho que su madre haya consumido durante el embarazo alcohol, eso degenera el sistema psíquico y emocional de cualquier niño, que nazca baja a esas condiciones”, explicó ese Departamento.
Anita tenía siete hermanos y su mamá aparte de tener problemas con el alcohol, también padece una discapacidad (es sordomuda), por ello la noticia sobre la muerte de la niña, la conoció por medio de una intérprete de la SBSP.
Horas antes de su muerte, Anita no quiso almorzar, porque de acuerdo con la descripción de las autoridades de la Subsecretaría de Protección y Acogimiento de la SBSP, sufrió “ansiedad y estrés”, posteriormente se fue a dormir, pero cuando la educadora llegó a supervisarla ya había fallecido.
Carlos Gómez, subsecretario de Protección y Acogimiento de la SBSP, explicó a La Hora, un día después de la muerte de la niña, el protocolo que implementaron y que consistió en llamar a los bomberos, quienes confirmaron la muerte. Posteriormente lo hizo el médico del hogar, quien declaró el deceso de Anita a las 17:50 horas y de manera preliminar estableció que falleció por un paro cardiorrespiratorio.
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Una extrabajadora de la SBSP fue consultada sobre la situación de Anita, a quien conoció el año pasado.
De acuerdo con su relato, Anita no tenía ninguna discapacidad, pero el juez que conoció su caso en 2019 la envió a un hogar de la SBSP para niñez con discapacidad; en 2020 la cambiaron de hogar.
La entrevistada dijo que desconocía que la niña padeciera del síndrome de alcoholismo fetal, pues los informes que tuvo a la vista no indicaban nada al respecto, lo que observó fueron los problemas que tenía Anita para relacionarse con otras menores de edad.
La profesional indicó que la niña sí necesitaba atención psiquiátrica y por eso era tratada por el médico Alejandro Paiz Macz.
El 22 de febrero de 2019, La Hora publicó la nota “Polémica por hombre que presta atención psiquiátrica en Hogar Seguro”, donde se hace referencia a Paiz Macz y su forma de actuar, cuando pasea con su perro, que mata a otro can de raza pequeña, pues el hombre no se inmuta.
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Según el testimonio de la extrabajadora, cuando ella laboró en la SBSP se había establecido un procedimiento ante las crisis de la niñez institucionalizada y consistía en trasladarla al Hospital Roosevelt o San Juan de Dios para que les apoyaran, pues consideraban que era mejor buscar atención hospitalaria; desconoce las razones por las que permitieron que la niña, no almorzara, se fuera dormir y muriera sin siquiera saber el momento exacto en que falleció.
“Ella necesitaba supervisión permanente y constante”, dijo la entrevistada, quien agregó que la niñez con determinados perfiles necesita que se les observe constantemente, porque sí se duermen después de una crisis “puede suceder cualquier cosa”.
¿APLICACIÓN DE SEDANTES O MEDICAMENTOS?
La Hora consultó al subsecretario de Protección Carlos Gómez, así como a un representante de la Jefatura del Departamento de Atención Especial de la SBSP, sobre si horas antes de que Anita muriera se le suministró algún sedante o medicamento específico. También se les planteó la interrogante sobre quien se lo suministraba y bajo la atención de qué psiquiatra estaba, la respuesta fue Alejandro Paiz Macz, quien fue contratado en la administración anterior.
Gómez agregó que Paiz Macz fue destituido entre el 25 y 26 de julio pasado, esto después de investigar y evaluar su trabajo. Casi un mes después de la muerte de Anita.
“Nosotros ya teníamos referencias de esta persona, estuvimos investigando y evaluando. Teníamos el problema de que nos quedábamos sin psiquiatra o lo manteníamos, porque el proceso de contratación es un poco lento. Afortunadamente tomamos la decisión de destituirlo, porque no era la persona que tenía esa entrega como profesional y se consideró esa decisión como la más adecuada. Hoy (31 de julio) nos están entregando la nota que nos aprobaron al siguiente psiquiatra”, refirió.
En relación con la pregunta si a Anita le suministraron algún sedante o medicamento para modular su conducta antes de que se durmiera y falleciera; un representante de la Jefatura del Departamento de Atención Especial de la SBSP indicó que sí era medicada, pero desconocen sí eso ocurrió horas antes de que muriera, pues las dosis y horarios eran aplicadas por la enfermera y el psiquiatra.
“No podría darle el detalle de cuánto medicamento tomaba, porque ese es trabajo del psiquiatra que la estaba atendiendo. La niña padecía el síndrome de alcoholismo fetal, ya lo había -diagnosticado- algunos psiquiatras y médicos que la atendieron anteriormente. Ella fue atendida por la enfermera especialista y el psiquiatra, que eran -los encargados- del medicamento que tomaba”, explicó.
De acuerdo con el MP, la Fiscalía contra el Delito de Femicidio investiga el caso de Anita y de momento no puede brindar detalles de las pesquisas.
MÁS DE 30 DÍAS, SIN RESULTADOS DE LA NECROPSIA
Han transcurrido más de 30 días y el Inacif, quien realiza las necropsias aún no cuenta con los resultados de las diligencias realizadas al cuerpo de Anita, de momento sigue argumentando que realizan estudios complementarios, entre estas podrían incluirse Toxicología, Genética y Biología.
Mientras que, debido a la pandemia, los laboratorios especializados en diferentes áreas realizan turnos de trabajo y eso demora las diligencias.
CINCO SUPERVISIONES ANTES DE LA MUERTE Y UNA POST MORTEM
El Consejo Nacional de Adopciones es la entidad encargada de supervisar los hogares públicos y privados; durante la pandemia del coronavirus y hasta el 17 de julio había realizado 5 verificaciones al hogar donde murió Anita, cuatro de esas antes de su deceso. Mientras que la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), también verificó en una ocasión ese hogar, antes del deceso.
Las diligencias las realizó el CNA el 14 y 15 de mayo. Así como el 1 y 12 de junio. También el 14 de julio, según la información requerida por medio de la Unidad de Información Pública.
Los hallazgos de esas visitas principalmente fueron: que continúa la situación de hacinamiento y mezcla de perfiles, se utilizan medios virtuales para el fortalecimiento de vínculos entre niñez y familiares, reciben atención psicológica presencial, continúan implementando protocolos de prevención ante el COVID-19, hay atención médica general y de psiquiatría, se han recibido más ingresos de niñez por parte de jueces, entre otros.
De acuerdo con el CNA, el día que la niña murió la SBSP informó que los NNA “se encontraba bien y sin ningún cambio”, esto tras una comunicación vía telefónica. Un día después del deceso retomaron la comunicación y argumentaron que conocieron la noticia en las redes sociales, la SBSP indicó que la niña había fallecido por un paro cardiorrespiratorio, pero esperaban el resultado de Inacif. Agregaron que la niña era paciente psiquiátrico y evaluaban su caso para el traslado a un hogar donde le brindaran la atención requerida de acuerdo con sus necesidades.
Por otro lado, el CNA, refirió que las supervisiones fueron realizadas por medio de un equipo de la Unidad de Control y Autorización de Hogares de Protección y de Organismos Internacionales, que ante la pandemia del coronavirus ha implementado mecanismos para mantener el distanciamiento social, por ejemplo, llamadas telefónicas, videollamadas y vía electrónica.
“La metodología implementada permite también conocer el sistema psicosocial que se ha brindado a niños, niñas y adolescentes y que se está documentando y anexando a los expedientes”, se explicó.
Por otro lado, el defensor de la Niñez y Adolescencia de la Procuraduría de los Derechos Humanos, Luis Fernando De León, indicó que entre el 9 y 10 de junio realizaron verificaciones a diez hogares, entre estos en el lugar donde murió Anita.
“El caso de -la niña- era delicado por la condición que presentaba, ella padecía de un síndrome de alcoholismo fetal, su condición era diferente a las demás, porque presentaba una discapacidad, cronológicamente tenía 10 años, con regularidad y mucha frecuencia tenía crisis agresiva o se ponía ansiosa con las demás niñas, o con ella misma, a veces se lesionaba, que es producto de este síndrome”, reiteró De León.
El Defensor de la Niñez dijo que necesitaba atención especializada y estaba medicada psiquiátricamente, por tanto, había atención diferenciada y focalizada.
Radiografía de los hogares de protección:
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SITUACIÓN DE LOS HOGARES
De acuerdo con el CNA, hasta el 17 de julio de este año, se cuantificaban 19 hogares públicos o de la SBS y 128 privados, en total 147 hogares.
Los 19 hogares públicos tenían una población de 573 NNA (277 niños y 296 niñas), además 44 adultos o personas mayores de 18 años (27 hombres y 17 mujeres).
Mientras que en los 128 hogares privados había 3 mil 142 NNA (1 mil 295 niños y adolescentes y 1 mil 847 niñas y adolescentes), así como 693 adultos (309 hombres y 384 mujeres mayores de edad), en total 3 mil 835 personas.
Algunos jóvenes de 18 años o más edad, han alcanzado la mayoría de edad en los hogares, otros han ingresado desde niños con alguna discapacidad y ningún familiar ha solicitado que se les entregue, por ello han crecido y viven bajo la custodia de diferentes hogares.
CIPRODENI DEMANDA UN SISTEMA QUE FUNCIONE
Otto Rivera, secretario ejecutivo de la Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez (Ciprodeni), lamentó la muerte de la niña y solicitó una investigación a las autoridades para que determinen la causa de su muerte.
A criterio de Rivera, el caso no debe convertirse en una estadística más, sino debe investigarse y determinar qué sucedió.
“Creo que instituciones como la SBSP deberían fortalecer los protocolos de atención integral de la niñez y adolescencia para evitar este tipo de fatales incidentes. El fallecimiento de esta niña de 12 años no puede pasar a ser una estadística más, o algo que quede sin la investigación correspondiente”, indicó.
El Secretario Ejecutivo de Ciprodeni, agregó que este caso pone en evidencia la urgencia que tiene el país de contar con un verdadero sistema de protección de niñez y adolescencia, no basta que las instituciones respondan por separado: SBSP, Inacif, MP y Procuraduría General de la Nación.
“Si Guatemala tuviera un sistema que funcione articuladamente, integralmente, esto no pasaría, estamos esperando que los funcionarios respondan cuando tengan tiempo y eso no puede ser. Aquí debe activarse el sistema de protección, son 27 instituciones del sistema, unas tienen más relación directa y otras menos”, explicó.
*Nombre ficticio para proteger la identidad de la niña muerta.