En las invitaciones que mandó el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) para la toma de posesión del presidente electo, Bernardo Arévalo, se imprimió que el evento estaba programado para las 14 horas de este domingo 14 de enero, para que los funcionarios, visitantes, periodistas, invitados especiales y las mismísimas autoridades electas se acudieran al Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.
Pero al Congreso de la República no le importó tener encima los ojos de todo el mundo, viéndolos: embajadores de distintos países y el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), salieron a pedir que se diera el traspaso de mando, para garantizar la democracia en el país.
Con más de nueve horas de atraso en el Congreso, los invitados que se encontraban en la Gran Sala Efraín Recinos quedaron burlados. Todos esperaron por más de siete horas para que diera inicio la investidura de Arévalo como presidente de la nación para el período 2024-2028.
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Entre dudas, desesperación, calor, falta de energía eléctrica y bochornos, algunas delegaciones internacionales se fueron del recinto, puesto que tenía compromisos que cumplir en sus respectivos países.
La discusión en el Congreso de la República se centró en los intentos de la Comisión de Acreditación había actuado de manera arbitraria al exigir requisitos no establecidos en las leyes a los diputados electos.
En un momento, la entonces presidenta del Legislativo, Shirley Rivera, señaló como responsables de la situación a los diputados electos para la Décima Legislatura por haber irrumpido en la sala en la cual se reunía la referida mesa de trabajo.
Siendo las 21 horas, la investidura de Arévalo aún no empezaba y mientras las comitivas internacionales iban dejando poco a poco el país, por el atraso que ocasionó el legislativo.
