POR MARGARITA GIRÓN
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El 1 de octubre, una nueva caravana migrante salió desde Honduras, rumbo a Estados Unidos. Hombres, mujeres, adultos mayores y niños ingresaron a territorio guatemalteco, la mayor parte de ellos sin realizar el registro migratorio, situación que derivó en que el Gobierno de Guatemala tomara medidas, ya que se argumentó que el no cumplir con los requisitos establecidos para el ingreso a Guatemala, se ponía en riesgo a la población, en términos de la salud.
IDGT: MIGRAR EN MEDIO DE LA PANDEMIA REFLEJA LA NECESIDAD
Úrsula Roldán, directora del Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT) de la Universidad Rafael Landívar, manifestó que, el principal riesgo en términos de salud, es para los propios migrantes, quienes se están desplazando en condiciones precarias y esta vez no contaron con albergues en donde pudiesen refugiarse durante su tránsito migratorio.
“Solo les están dando cuestiones mínimas, como su kit y una bolsa de comida y eso los pone en una situación mucho más difícil”.
Agregó que el riesgo para la población guatemalteca es mínimo, ya que no es que ellos transporten el virus y puedan contagiarlo a cualquiera, sino únicamente están trasladándose de un lugar a otro. Además, mencionó que el Estado ha entrado en una situación de enfrentamiento con los migrantes y eso aumenta los riesgos a los que están expuestos.
Añadió que, pese a que no eran las mejores condiciones para migrar en medio de la pandemia, sumado a lo que se vive en Estados Unidos y el riesgo en la ruta migratoria, las personas tomaron la decisión de migrar y eso refleja la situación que viven en sus países de origen.
“Eso refleja que están huyendo de las condiciones que viven en su país por temas de empleo, alimentación y hasta de salud. Es complicado, pero no podemos romper los principios mínimos que tenemos como humanidad y pensar que son seres humanos que están buscando una alternativa para sus vidas”, puntualizó Roldán.
La entrevistada añadió que el tema de las migraciones en caravana no es algo que suceda solamente ahora, sino antes de la pandemia también hubo intentos de formar otra caravana y ahora al ver que se estaban dando las condiciones decidieron hacerlo.
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“Ahora las condiciones no son las mejores, pero llama la atención, qué puede provocar que un ser humano tome esa decisión, en medio de los riesgos que representa. Es una situación desesperante y es una irresponsabilidad de los gobiernos no atacar las causas que provocan la migración, lamentablemente, mientras no lo hagan, esto se va a seguir dando”, añadió.
M. VERZELETTI: ES PREOCUPANTE LA MANIPULACIÓN
Por su parte, el Padre Mauro Verzeletti, precisó que es preocupante que, en medio de una pandemia se esté manipulando a las personas, en donde se pone en riesgo su vida y su salud. Argumentó que las caravanas no nacen “de la nada” y debe haber un responsable.
En ese sentido, refirió que una de las teorías que se maneja las caravanas podrían tener un tinte político relacionado con las elecciones en Estados Unidos y se esté utilizando a las personas con intereses en la reelección del presidente Donald Trump.
Añadió que se pueden tener medidas de seguridad y control en el contexto de la pandemia; sin embargo, debería darse una relación puntual entre los estados para dar un mejor tratamiento a las personas migrantes.
“Hay muchas personas que salieron de Honduras buscando protección internacional, pero era necesario establecer medidas de control y a la par un mecanismo para que las personas que necesitan protección internacional y trabajar con ellos de una forma diferenciada”, puntualizó.
El presbítero refirió que una de las migrantes de Honduras, se comunicó a Casa del Migrante, indicando que necesitaba protección o refugio porque no puede regresar a Honduras y a decir de Verzeletti, el punto fundamental es que las personas tienen necesidad de protección distinta en el contexto de la pandemia y con la xenofobia, el racismo y discriminación, se le está cerrando la puerta a la solidaridad.
CARAVANA FUE DISUELTA ANTES DE LLEGAR A MÉXICO
De acuerdo con las últimas cifras de la Policía Nacional Civil (PNC), 578 migrantes fueron remitidos a las autoridades migratorias de Honduras, mientras que 1 mil 487 fueron retornados a Honduras, según los datos registrados a las 6:00 horas de este día.
En tanto, el Ejército de Guatemala reportó que 1 mil 511 migrantes fueron “expulsados” a través de las delegaciones fronterizas de El Cinchado, Izabal y Agua Caliente, Chiquimula.
Aunque el Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), no ha proporcionado el dato oficial de migrantes hondureños que retornaron a su país de origen, mencionaron que, hay grupos pequeños que continuaron la ruta, sin embargo, detallaron que, no hay concentración fuerte, y se ubican algunos en Petén y otros se dirigen para Tecún Umán, San Marcos.