Por Margarita Girón
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Jesús Alarcón migró a Estados Unidos hace 8 años desde San Luis Jilotepeque, Jalapa. Aunque estudió Mercadotecnia y Publicidad, en Jalapa trabajaba con sus padres, quienes se dedican a la agricultura y ganadería y pese a que sus motivaciones para migrar fueron principalmente familiares, el guatemalteco decidió empezar una nueva vida lejos de su país, con retos y con sueños que años después no se han disipado.

Jesús Alarcón relató que al llegar a Massachusetts inició, como muchos migrantes, lavando platos y luego fue aprendiendo diferentes funciones dentro de la cocina del lugar en donde labora.
FOTO CORTESÍA

Alarcón relató que al llegar a Massachusetts inició, como muchos migrantes, lavando platos y luego fue aprendiendo diferentes funciones dentro de la cocina del lugar en donde labora actualmente.

“Lo más difícil es tener que trabajar con gente de diferentes países, en ocasiones, aunque hablemos español las palabras cambian y al inicio no todos sabemos inglés y cuesta entendernos”, destacó el entrevistado al preguntarle los desafíos que encontró al llegar a Estados Unidos.

Jesús trabaja seis días durante la semana y aunque los horarios pueden variar generalmente labora 11 horas diarias, cuatro días trabaja de 9 de la mañana a 8 de la noche y dos días el horario es de 4 de la tarde a 3 de la mañana.

Aunque las jornadas son extenuantes, el guatemalteco dijo que ha aprendido mucho y que le gusta lo que hace, desde preparar el lugar, cocinar, instruir al personal nuevo, encargarse de la cocina, hacer inventarios, y tratar a los clientes.

“Me gusta trabajar con mis compañeros y me llevo bien con los dueños”, agregó Jesús y pese a que manifestó que extraña muchas cosas de Guatemala, de momento no considera volver al país y espera estudiar para ser chef y abrir un negocio propio.

“Se extraña mucho estar allá, pero por el momento quisiera ver si puedo superarme y sacar un curso para chef, además quiero ver si puedo abrir mi propio restaurante, bueno es mi sueño…”, dijo el entrevistado.

De acuerdo con los datos de Cancillería, se estima que de los 2.9 millones de guatemaltecos que se encuentran en Estados Unidos, unos 35 mil viven en Massachusetts y Jesús es uno de los guatemaltecos que espera reunir la documentación necesaria para intentar regularizar su situación y no retornar involuntariamente a Guatemala, mientras cada día va a trabajar con la esperanza de cumplir su sueño de impulsar su propio negocio.

Pero la realidad de los connacionales que son deportados es otra.

¿HAY ESPERANZA DESPUÉS DE LA DEPORTACIÓN?

Margarita Girón.

Sebastián Marroquín, originario de Chichicastenango, Quiché dijo a La Hora Voz del Migrante que por 17 años vivió en Los Ángeles California en donde trabajó en empacadoras, restaurantes y en el área de construcción; sin embargo, su vida cambió al ser deportado.

“Lamentablemente en nuestro departamento el trabajo es muy escaso y la vida es dura porque el salario para quienes trabajan en el campo es bajo, ganamos entre Q30 y Q40 diarios y por eso muchos tomamos la decisión de viajar hacia los Estados Unidos”, detalló Marroquín.

Asimismo, agregó que las condiciones en Estados Unidos también son adversas pues ellos saben que si están de forma irregular de un momento a otro podrían ser retornados. “A mí me tocó ser uno de ellos y sabemos que sin ningún papel que compruebe nuestra experiencia allá no nos contratan, así es nuestro país”, destacó el connacional.
Entre enero y julio de este año, 3 mil 536 guatemaltecos originarios del departamento del Quiché fueron retornados vía aérea desde Estados Unidos, 808 de esa cifra corresponden al municipio de Chichicastenango, según datos del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).

De acuerdo con el perfil del migrante retornado del Proyecto Guate te incluye 2018, el 29.70 por ciento de los migrantes retornados al país manifiestan que en su estadía en Estados Unidos obtuvieron experiencia en el área de construcción, mientras que el 12.70 por ciento dijo haber adquirido experiencia en el área de cocina.

PROGRAMA DE REINSERCIÓN LABORAL ABRIÓ PUERTAS PARA RETORNADOS

Eswin Xajpop, otro de los participantes del programa de Avina, dijo que es importante que se creen oportunidades en Guatemala para que la población retornada no busque volver a migrar.
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Recientemente Fundación Avina junto a otras organizaciones certificó la experiencia de 75 migrantes deportados en un proyecto piloto que busca la reinserción laboral de los guatemaltecos en situación de retorno a través de la certificación de competencias, tanto en el área de construcción como en cocina.

José Luis Castillo, originario de Guanagazapa, Escuintla, relató que vivió 15 años en Estados Unidos y fue retornado en el 2014. Luego de participar en el programa de certificación de competencias el guatemalteco destacó que es importante que se implementen este tipo de programas de reinserción laboral para los retornados y se refirió a la ausencia del Estado en términos de atención a quienes retornan y buscan una nueva oportunidad para salir adelante en el país.

Eswin Xajpop, otro de los participantes del programa de Avina, dijo que es importante que se creen oportunidades en Guatemala para que la población retornada no busque volver a migrar después de una deportación.

“Cuando venimos, sin ninguna capacitación es muy duro, pero ahora tenemos algo que nos certifica para poder aplicar a un trabajo en Guatemala y tener una oportunidad laboral”, manifestó Xajpop.

SE NECESITAN MÁS OPORTUNIDADES EN GUATEMALA

Para Héctor Azurdia haber sido deportado después de permanecer por 5 años en Nuevo México ha representado retos, pero también le dio la oportunidad de retomar sus proyectos.
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Héctor Azurdia vive actualmente en Antigua Guatemala y ante la falta de ofertas laborales luego de su deportación ha optado por trabajar como panadero junto a su padre en el municipio donde reside.

Para Héctor haber sido deportado después de permanecer por 5 años en Nuevo México ha representado retos, pero también le dio la oportunidad de retomar sus proyectos, pues al trabajar en cocina, ahora puede aplicar a un trabajo en Guatemala luego de haber sido certificada su experiencia en el área tras participar en la capacitación del Intecap impulsada por Avina.

“Para que la gente no migre sería mejor brindar más oportunidades de trabajo para todos y menos requisitos para poder trabajar porque en Estados Unidos bastaba con llegar y preguntar si había trabajo, pero aquí nos cuesta reunir todos los documentos y las empresas tampoco abren oportunidades”, enfatizó Azurdia.

EN CIFRAS

En los últimos tres años la cantidad de guatemaltecos que han sido reportados de acuerdo con los datos del IGM ha mostrado un aumento, pues hasta el 30 de septiembre de 2017, 22 mil 241 guatemaltecos fueron deportados vía aérea desde Estados Unidos. Mientras que, en el mismo período, durante el 2018, la cantidad de guatemaltecos en situación de retorno era de 38 mil 959.

Las cifras del 2019 han continuado la tendencia al alza, pues al 23 de septiembre la cantidad de retornos se ubicaba en 39 mil 959 connacionales deportados desde Estados Unidos, de acuerdo con los datos del IGM.

Este año ha sido marcado por la cantidad de detenciones realizadas por la patrulla fronteriza de EE. UU., que transcurridos 11 meses del año fiscal estadounidense 2019 (AF2019), reportó más de 250 mil aprehensiones a ciudadanos guatemaltecos, colocando al país como la nación que más migrantes expulsó durante el AF2019 en Centroamérica.

Tanto para los guatemaltecos que aún residen en Estados Unidos, como para quienes no lograron concretar el sueño americano y fueron deportados, el deseo de trabajar por salir adelante se convierte en el factor común que los motiva a trabajar y a buscar nuevas oportunidades pese a los retos y desafíos que esto implique y aunque la realidad sea adversa a sus sueños.

Sebastián Marroquín:

Lamentablemente en nuestro departamento el trabajo es muy escaso y la vida es dura porque el salario para quienes trabajan en el campo es bajo, ganamos entre Q30 y Q40 diarios y por eso muchos tomamos la decisión de viajar hacia los Estados Unidos.

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