“La pregunta del millón”: ¿cómo logró el polizón burlar la seguridad aeroportuaria? continúa siendo investigada por las autoridades gubernamentales y expertos en aviación y seguridad. Mario Overall, historiador y corresponsal de temas de aviación y defensa para Jane’s Defense de Inglaterra explicó los posibles puntos ciegos que el Aeropuerto Internacional La Aurora presenta en su sistema.
Overall habló ayer en el programa a Primera Hora, de Emisoras, y posteriormente en conversación con La Hora, señaló previo a la conferencia de prensa ofrecida este miércoles por parte de las autoridades de la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC), las posibles maneras en que el viajero pudo ingresar al tren del avión de American Airlines y llegar con vida al Aeropuerto Internacional de Miami, Estados Unidos.
LOS PUNTOS DÉBILES DEL AEROPUERTO
El profesional detalló que el AILA tiene 6 entradas oficiales. La primera es la terminal aérea, en donde entran los empleados que le dan servicio a las aerolíneas y quienes cargan maletas; la segunda está en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). “Hace poco hablé con alguien de allí; en estas dos la seguridad es bastante estricta y a gente que lleva cortauñas, cuchilla o un par de tijeras que les va a servir en su trabajo del día a día no se las dejan entrar”, refirió.
La tercera entrada se ubica en el Aeroclub, la cual, según mencionó Overall, también es bastante vigilada. Otra es la del hangar presidencial con acceso controlado y un quinto acceso son las dos entradas de la Fuerza Aérea “supervigiladas”.
La entrada oficial con seguridad más débil es la del Círculo Aéreo, la cual Overall describió “con reputación de ser medio floja”.
La calidad de seguridad comienza a ser menor, según las observaciones del experto, más allá del Aeroclub donde comienzan a notarse las cercas y muros perimetrales. “Esos casi no están vigilados y el punto quizá más vulnerable es la parte sur del aeropuerto. Toda esa parte de allí es bien vulnerable”, agregó el profesional en temas de aviación.
Overall refirió que cuando recién finalizó el Conflicto Armado Interno en Guatemala se mantenían tres o cuatro soldados en ese extremo de la pista. “No sé si todavía los tienen, la última vez que viajé a Guatemala (diciembre de 2019) no vi soldados allí”, contó. El historiador también observó que una pared fue construida en la parte de la 26 calle de la zona 13, “pero, te la puedes saltar rapidísimo”, dijo.
Además, mencionó que una de las esquinas de esa parte de la 26 calle incluye un terreno donde supuestamente se buscaba construir dos hangares vinculados a la exvicepresidenta Roxana Baldetti. “Esa parte de allí quedó bien descubierta porque nunca concluyeron los hangares y quedó un acceso no controlado. Yo me acuerdo que entraban camiones y picops, entonces allí solo quedó una cerca con puerta”, detalló.
Otro punto inseguro, agregó, está en la 25 calle donde se ubican varios terrenos arrendados por empresas que tienen acceso a la pista aérea. “Allí no hay seguridad de nada”, sostuvo.
DOS TEORÍAS SOBRE LA INFILTRACIÓN EXITOSA
Luego de tomar en cuenta los posibles accesos ciegos del aeropuerto, Mario Overall expuso que el guatemalteco sobreviviente pudo ingresar al tren del avión gracias a que trabajaba en alguna de las empresas que brinda soporte a las aerolíneas, lo cual implicaría que ya estaba en el aeropuerto; o bien, habría saltado la cerca de alguna puerta y caminó hacia la terminal aérea donde estaba el avión.
En este último caso, Overall precisó que constituiría una falta grave, pues el sujeto habría burlado al menos dos anillos de seguridad para poder llegar al avión. “Eso también te habla un montón sobre los procedimientos que está siguiendo el personal de tierra a la hora de despachar los vuelos en la terminal aérea porque ese avión lo tuvieron que revisar entre 20 y 45 minutos antes que se fuera, que estuviera completamente esterilizado, digamos, que no había nadie escondido y no presentaba fallas”, subrayó.
Este procedimiento de revisión debe ejecutarse por el jefe de mecánicos alrededor del avión; adicionalmente, se debe firmar una hoja que se entrega a la tripulación. “Sin esa hoja la tripulación no sale. Imagínate, no solo violó la seguridad del aeropuerto en sí, sino que se le pasó a 6 o 7 personas que estaban trabajando en el avión antes que se vaya”, expuso.
LAS SANCIONES QUE PROSIGUEN A LA INFRACCIÓN
El aero-historiador especificó que dos entidades son las principales rectoras en aviación a nivel mundial: la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés); y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
La FAA está directamente ligada al caso, ya que el avión donde se escondió el guatemalteco es de la línea American Airlines y tiene matrícula estadounidense y, por ende, recae en su jurisdicción. Por otro lado, la OACI rige y verifica las normas de aviación general y de las aerolíneas.
Tomando en cuenta el acontecimiento reciente, Mario Overall pronosticó que el AILA podría bajar su categoría tanto de la terminal aérea por parte de seguridad, como del aeropuerto en general. La categoría 1, la máxima en los aeropuertos, tiene autorización de recibir vuelos comerciales, cuenta con radio ayudas para que los aviones puedan aterrizar bien en cualquier clima, una pista en buenas condiciones y todas las facilidades para atender una emergencia.
“Cuando vas quitando ese tipo de características, la categoría empieza a bajar. Empezamos a tener categoría 1 en 2017, que fue cuando se empezaron a utilizar los radares que eso fue lo que hacía falta y porque se reactivó el servicio de extinción de incendios de aeronáutica civil. Después perdimos la categoría por todo el desastre que hay en el aeropuerto, por la terminal aérea en sí; por eso también puedes perder la categoría”, remarcó.
Otro posible escenario es que, en algún momento, American Airlines, la OACI y la FDA emitan una queja seria y una llamada de atención para que se tome en cuenta este tipo de percances. “Yo te diría que quizá, por la coyuntura en la que estamos, el problema migratorio y todo eso, a ver si no les mandan una auditoría a todos los temas de seguridad que tengan que ver con el campo aéreo”, sugirió.
De todos modos, el experto comentó que el AILA tendrá un periodo para rectificar los problemas, pero identificó que el aeropuerto necesita una red de circuito cerrado en distintos puntos del campo aéreo para determinar los puntos débiles. Además, se necesita reconstruir la terminal aérea y mejorar los sistemas de navegación que “a veces sirven a veces no; el radar a veces está apagado, a veces encendido”.
¿QUÉ PODRÍA SUCEDER CON EL MIGRANTE?
Asimismo, el experto indicó que son varias las circunstancias que obligan a los viajeros a considerar la riesgosa travesía. La periodista Romina Ruiz-Goirien indicó que, según el registro de la FAA, desde 1947 hasta febrero de 2021, 129 personas han intentado esta modalidad de migración; de ellas, 100 personas murieron.
“El trasfondo de estas cosas puede ser crisis humanitarias, pero también crisis económicas y pobreza extrema. Si te das cuenta son países bien pobres de donde salen estas personas que tratan de ir hacia lugares un poco mejores, ya sea Estados Unidos o Inglaterra”, contextualizó.
En algunos casos los países donde se dirigen los migrantes conceden el asilo, dependiendo distintas situaciones como el desarrollo de una guerra o hambruna; no obstante, Overall consideró poco probable que el connacional pueda permanecer en los Estados Unidos.
“Ahora, ¿por qué los Estados Unidos no le daría asilo a esta persona? Porque se mostraría como un premio y va a fomentar que vayan más polizones hacia los Estados Unidos o más intentos de gente que quiere seguir el ejemplo de este señor. Yo creo que a él lo van a regresar rapidísimo”, formuló.
Por otro lado, el corresponsal se enfocó en la situación médica del individuo, ya que arriba de los 10,000 pies de altura empieza a disminuir la cantidad de oxígeno en la atmósfera y también empieza a descender la temperatura.
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“No cualquiera puede sobrevivir una situación así”, reconoció Overall, pero consideró que quizá logró sobrevivir debido a que el viaje de Guatemala a Miami fue relativamente corto (2 horas y media aproximadamente).
Otro factor pudo ser la altura a la que voló el avión. “Los aviones comerciales se manejan en una franja de 30,000 a los 36,000 pies de altura, dependiendo de la ruta a donde van se les asigna una altitud para que no choquen con otros aviones, a este le asignaron una ruta bastante baja, digamos”.