A casi dos meses desde que inició la vacunación en menores de edad en Guatemala se ha inmunizado con el esquema completo a apenas el 6.77% de adolescentes entre los 12 y 17 años. Líderes de la Asociación Comunicares con cobertura en distintas áreas lingüísticas señalaron las dificultades en el proceso de inmunización, así como las posibles soluciones al lento avance.
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Información y acceso a las vacunas, los retos para la juventud indígena del país ?? [https://t.co/dVhZvx11eW] pic.twitter.com/x0z5PPTURh— Diario La Hora (@lahoragt) November 30, 2021
Mientras, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) estima vacunar a 2,121,284 jóvenes entre los 12 y 17 años, de estos, 449,962 poseen al menos una dosis de la vacuna (21.21%); mientras que 143,682 han adquirido ambas dosis del inmunizador (6.77%).
La desinformación en las familias y la carencia de vacunas fueron los principales obstáculos identificados por cuatro productores de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) en las regiones kaqchikel, achi’, q’eqchi’ y k’iche.
ZONA MAYA KAQCHIKEL PRESENTA UN AVANCE TARDÍO
Mayary Cutzal, productora AMI en la zona kaqchikel de Guatemala calificó el avance de la vacunación en la juventud como lento y tardío. Lo anterior lo atribuyó a que la cobertura y comunicación fue priorizada en la capital, causando rezago en el resto de áreas.
“Cuando se informó a nivel nacional que se estaba iniciando con las vacunaciones de los más pequeños, a nivel local todavía no se había informado nada de esto, entonces, hay una tergiversación de la información que se proporciona”, comentó.
Cutzal describió que en la comunidad kaqchikel prevalece el miedo y la incertidumbre respecto a la vacuna contra el COVID-19.
Este desconocimiento, según mencionó la colaboradora es transmitido hacia las juventudes, quienes, por influencia de los adultos “sienten con temor de saber qué efectos puede provocar el que se vacunen y pueda dañar su organismo”.
La delegada formuló que la actitud y el discurso de los adultos tiene gran incidencia en las decisiones de los adolescentes, ya sea de manera positiva o negativa.
“Esta es una de las causas que ha hecho que los más pequeños todavía no hayan obtenido la vacuna; también existe mucha información falsa al respecto de la vacuna como tal, de qué tipo de vacuna se puede utilizar o qué tipo de vacuna es la mejor para las edades comprendidas entre los 12 y 17 años”, expuso.
NECESARIO QUE ADULTOS PUEDAN TRANSMITIR LA INFORMACIÓN SOBRE LA VACUNA A LOS JÓVENES
Con base en las problemáticas planteadas, Cutzal consideró pertinente enseñar a los adultos cómo transmitir la información sobre la vacuna a los jóvenes, para que así puedan conocer los efectos secundarios y demás información sobre la vacuna apta para sus organismos.
“También es necesario mencionar que la población en general debe involucrarse más en el conocimiento de cómo contrarrestar esta pandemia porque las noticias falsas han hecho que la población viva en temor sobre que no pueden vacunarse porque es malo o no es adecuado o porque tiene efectos que perjudican a la salud lejos de ser algo que ayude a contrarrestar la pandemia”, concretó.
LOS RUMORES AFECTARON LA VACUNACIÓN EN LA REGIÓN Q’EQCHI’
De manera similar, Feliciano Mo, productor en la zona lingüística q’eqchi’, contó que la vacunación en esta área ha sido deficiente en su avance, ya que al principio las personas, las comunidades juventudes, no tenían mucha información acerca de los componentes de la vacuna y su composición.
En esta zona, según detalló el coordinador, también existe una gran influencia de las familias y la religión en la decisión de los adolescentes.
“Hay veces en que la influencia de los padres de familia en los hijos o la religión, las creencias, fueron algunos motivos por los cuales los jóvenes no obtuvieron la vacuna. Había muchos rumores que la vacuna tenía el código de la bestia o traía un chip”, indicó.
La segunda problemática que más aqueja a la juventud de 12 a 17 años, según Mo, es la poca disponibilidad de vacunas en las áreas más remotas del país, pero, de cualquier modo el delegado concluyó que aunque hayan suficientes dosis es primordial educar a la población sobre los beneficios de la inmunización.
“Se necesita mucho esfuerzo por parte del Estado para proporcionar información a las personas y darles a conocer de qué está compuesta la vacuna, qué riesgos tiene. La desinformación llega hasta el más pequeño rincón de nuestro país, entonces, deben ir proporcionando información exacta a las comunidades para que puedan vacunarse contra el COVID-19 que tanto nos ha afectado”, argumentó.
LA COMUNIDAD ACHI’ EN ALTA VERAPAZ PRESENTA BAJA AFLUENCIA
En Alta Verapaz, una de las regiones con mayor población achi’, aún se presenta un corto porcentaje de jóvenes vacunados contra el coronavirus, desde la perspectiva de Glenda Lajuj, productora en esta zona. “Hay pocos jóvenes vacunados en Alta Verapaz, más en las aldeas lejanas, allí no se han vacunado los jóvenes aún”, compartió.
Lajuj identificó tres razones por las cuales la población de entre 12 y 17 años aún no ha sido completamente vacunada. En primer lugar, destacó la carencia de unidades en las aldeas y municipios lejanos; segundo, la falta de información oficial. “Hay mucha desinformación acerca de la vacuna. Unos dicen que mata, otros que es un chip que nos meten para ser controlados”, detalló.
Al igual que en la zona q’eqchi’, la productora observó que muchos jóvenes achi’ tienen la voluntad de adquirir la vacuna, pero, sus padres, madres o tutores no les permiten acceder a esta. “Aquí se da mucho que los padres son muy cristianos o católicos y no le dan permiso a sus hijos para que se vacunen”, agregó.
Por lo anterior, Glenda Lajuj sugirió la realización de campañas de concienciación con las familias, para que puedan otorgar el consentimiento a sus hijos de adquirir la vacuna; además de garantizar el suficiente abastecimiento en las áreas.
“Hay jóvenes que quieren vacunarse, pero no pueden porque no hay vacunas. Ellos desean volver a la normalidad, ir a clases presenciales y salir con sus amigos; para ellos es importante y hay que tener suficientes vacunas para inmunizarlos a todos, en todo el país”, aseguró la delegada.
RUMORES Y PREJUICIOS FUERON EL PRINCIPAL FACTOR EN LA ZONA K’ICHE
Por último, Rossy Ajanel, productora en la comunidad lingüística k’iche, indicó que el avance en la vacunación de jóvenes ha sido tardío y “quizá el 25% de la población juvenil ha acudido a los centros de vacunación para recibir las dosis”.
Ajnel narró que al inicio de la pandemia se rumoró que el Sars-CoV2 atacaba únicamente a los adultos y no a niños, niñas y adolescentes.
Aunado a lo anterior, remarca que existe desinformación constante en redes sociales.
“Que la persona que se vacuna le queda poco tiempo de vida, como unos cinco años; que se queda estéril; o que, por las reacciones de la vacuna, la gente se puede morir”, describió la productora.
Esa desinformación no solo ha afectado a los adultos, sino a sus jóvenes cercanos quienes por sí solos no pueden acudir a un centro y obtener la dosis. “En las comunidades más lejanas, en el caso de Totonicapán el centro de salud no aplica las vacunas para menores de edad, únicamente en el centro de salud del casco urbano de Totonicapán y por la lejanía los jóvenes por sí solos no pueden viajar a la ciudad para ponerse la vacuna”, puntualizó.
Por otro lado, enfatizó que la información debe ser transmitida considerando las vías de comunicación más utilizadas en cada comunidad, no escoger las campañas de forma generalizada. “Es necesario utilizar los medios de comunicación que son más utilizados por las comunidades y así el mensaje llegue directamente. Para que el joven y la señorita sea consciente sobre acudir a los centros de vacunación para aplicarse las dosis necesarias”, expresó.