Si bien el término “salud” es asociado en primera instancia con los virus, bacterias, parásitos, entre otros agentes, existen otras aristas que afectan el funcionamiento humano. Además de los efectos del Sars-CoV2, la pandemia del COVID-19 ha repercutido en la salud mental de adolescentes en Latinoamérica; ello fue evidenciado en un sondeo reciente del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El sondeo fue elaborado en colaboración con U-Report, una plataforma digital de recolección de opiniones. Este sondeo evidenció la perspectiva de 8,444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años en nueve países y territorios de América Latina. El recurso se enfoca en los sentimientos enfrentados durante los primeros meses de la pandemia y la situación de los individuos en septiembre.
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD EN LA JUVENTUD
El informe final consigna un 27% de personas que sienten ansiedad; además de otro 15% con depresión durante los últimos siete días previos a realizar la encuesta. Con base en las respuestas se encontró que para el 30% el principal factor influyente en estas emociones es la situación económica, aunque no se especifica si es la situación global, local o familiar.
5. 1 de cada 3 de quienes sintieron la necesidad de pedir ayuda, se acercaron a su círculo más cercano, familiares y amigos. Por eso es importante estar al tanto de ellos y no minimizar sus emociones y sentimientos. pic.twitter.com/1xYQbSrXK9
— Gabriela Asturias (@gasturias) November 28, 2021
Por otro lado, el informe detalla que “la situación general en los países y sus localidades ha afectado el día a día de las personas jóvenes”, pues 46% reportó tener menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaba. Otro 36% indicó sentirse menos motivado para realizar actividades habituales.
Este recurso especifica que las mujeres jóvenes “han y están enfrentando dificultades particulares”: 43% de las mujeres indicó pesimismo en cuanto al futuro, frente a un 31% de los hombres participantes.
UN GRITO DE AUXILIO QUE NO SIEMPRE SE CLAMA
En el sondeo se cuestionó si, como consecuencia de estos padecimientos, los y las jóvenes intentaron pedir auxilio de algún familiar, persona de confianza y/o profesional. De las más de 8,000 personas encuestadas, el 73% confesó que ha sentido la necesidad de pedir ayuda en relación con su bienestar físico y mental. El 43% de quienes indicaron la necesidad de pedir apoyo fueron del sexo femenino.
Lo anterior fue catalogado por la Unicef como una situación que genera elevada preocupación y es un llamado a las autoridades de salud nacionales; no obstante, solo el 40% de esas personas pidió ayuda.
Según los resultados, el lugar más recurrido por quienes pidieron auxilio fue:
– Centros de salud y hospitales especializados (50%);
– Centros de culto (26%); y
– Servicios en línea (23%)
GUATEMALTECA EXPLICA SU “FÓRMULA” PARA ENFRENTAR LA SITUACIÓN
En el sondeo se consultó también sobre las formas en que adolescentes han enfrentado el día a pesar de su malestar mental. “Rosa”, una niña guatemalteca de 14 años compartió su estrategia, o como ella la bautizó: una fórmula.

“Mi fórmula ha sido leer y escribir lo que me hace sentir mal. En muchas ocasiones, llorar. He tratado de distraerme dibujando o viendo series. El COVID-19 me ha cambiado mucho, ni siquiera me reconozco a mí misma”, confesó la joven.
GABRIELA ASTURIAS: LA SALUD MENTAL DEBE SER MÁS ACCESIBLE
Gabriela Asturias, científica guatemalteca y cofundadora de la plataforma Alma, expuso algunos de los datos del sondeo en un hilo de Twitter y agregó su percepción al respecto. En el primer tuit indicó sentirse impactada por los resultados de la encuesta y en el siguiente fragmento destacó que las palabras “depresión” y “ansiedad” son las más utilizadas por las juventudes para exponer su sentir.
Asturias, según menciona su biografía, es una joven esforzándose por mejorar la equidad en salud a través de la ciencia y la tecnología, por ello una de sus observaciones fue la necesidad de volver accesibles los servicios de salud mental a la juventud.
“El sondeo, aunque no es representativo de todos los adolescentes, permite que conozcamos los desafíos y las oportunidades que tenemos para evitar una crisis de salud mental en adolescentes. Así como un llamado a que se aumente el acceso a la salud mental en LATAM y en Guatemala”, expresó.
Por otro lado, la profesional enfatizó la importancia de vigilar a la juventud desde sus espacios cercanos: amistades, familiares y demás vínculos. “1 de cada 3 de quienes sintieron la necesidad de pedir ayuda, se acercaron a su círculo más cercano, familiares y amigos. Por eso es importante estar al tanto de ellos y no minimizar sus emociones y sentimientos”, agregó.