Por Grecia Ortíz
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El Banco Mundial resumió en varios gráficos el impacto del COVID-19 a nivel mundial, resaltando los efectos de gran alcance que tuvo en casi todos los aspectos del desarrollo de las naciones como pocas crisis anteriores, magnitud que refieren solo se conocerá con exactitud en los próximos años.
El artículo publicado en el Blog del Banco Mundial menciona que el año pasado, por esta época, conceptos como confinamiento, el uso obligatorio de la mascarilla y el distanciamiento social, eran desconocidos para la mayoría.
A continuación, encontrará algunas de las variables que han recopilado en los últimos meses y que se refieren a los efectos que se podrían esperar.
EL PRIMER REVÉS EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA EXTREMA
En la primera de las gráficas destacan que, durante los últimos 12 meses, la pandemia ha perjudicado en mayor medida a los pobres y vulnerables y podría empujar a la pobreza a millones de personas más.
“Este año, tras décadas de avances constantes en la reducción del número de personas que viven con menos de USD 1,90 al día, la COVID-19 marcará el primer revés en la lucha contra la pobreza extrema en una generación”, afirman.
Detallan que los análisis más recientes advierten que este año la pandemia ha empujado a 88 millones de personas más a la pobreza extrema, y esa cifra, la consideran apenas un punto de partida, dado que, en el peor de los casos, llegaría hasta 115 millones.
Las estimaciones del Banco Mundial apuntan a que se prevé un mayor porcentaje de nuevos pobres.
En segundo punto, mencionan el deterioro acelerado de la economía y que el virus ha desatado una crisis mundial sin precedentes, una crisis sanitaria mundial que además de generar un enorme costo humano, está llevando a la recesión mundial más profunda desde la Segunda Guerra Mundial.
“Este año la economía mundial y los ingresos per cápita se contraerán y empujarán a millones de personas a la pobreza extrema”, mencionaron.
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UN ALIVIO DE LA CARGA DE LA DEUDA
Las consecuencias económicas, resaltan que están menoscabando la capacidad de los países de responder con eficacia a los efectos sanitarios y económicos de la pandemia.
De hecho, remarcan que incluso antes de la propagación del COVID-19, casi la mitad de los países de bajo ingreso ya se encontraban sobre endeudados y de no adoptarse más medidas para esto es posible que muchos de ellos vean una recuperación sostenible como malograda.
El dinero que migrantes envían desde el extranjero, también ha tenido un importante desempeño en los últimos años, porque los recursos sirven para aliviar la pobreza y mantener el crecimiento.
El año pasado, estos flujos a decir del Banco Mundial se ubicaron en el nivel de la inversión extranjera directa y la asistencia oficial para el desarrollo, sin embargo, con la pandemia, se ha generado un “dramático retroceso”.
Para fines de 2021, señalan que las remesas llegarían a disminuir un 14%, una perspectiva que resulta ligeramente favorable en comparación a las primeras estimaciones realizadas durante la pandemia, esta caída sería más pronunciada en Europa y Asia Central.
“Un dato asociado a estas disminuciones es que en 2020 probablemente caiga —por primera vez en la historia moderna— la cantidad de migrantes internacionales, dado que se han desacelerado las nuevas migraciones y se han incrementado las migraciones de regreso”, afirmaron.
EL IMPACTO EN LAS EMPRESAS
A su vez, la desaceleración económica provocada por la pandemia ha tenido un profundo impacto en las empresas y los empleos, además, en todo el mundo las empresas sobre todo las microempresas, se encuentran sometidas a una intensa presión dado que más de la mitad de ellas están en mora.
Encuestas recopiladas entre mayo y agosto, también mostraron que muchas de las empresas estaban reteniendo al personal, con la esperanza de mantenerlo hasta que salieran de la recesión.
Otro aspecto que destacan es que más de un tercio de las empresas, han aumentado el uso de la tecnología digital para adaptarse a la crisis.
Sin embargo, los mismos datos advertían que durante la crisis las ventas de las empresas se han reducido a la mitad, lo que las ha obligado a reducir salarios y horas de trabajo.
EL ALTO COSTO DE LA ATENCIÓN MÉDICA,
Antes que se desatara la crisis, las personas de países en desarrollo desembolsaban más de medio billón de dólares en pagos directos por atención médica, consigna el artículo del Banco Mundial.
“Este elevado nivel de gastos genera dificultades financieras para más de 900 millones de personas y todos los años empuja a casi 90 millones de personas a la pobreza extrema, una dinámica que con toda probabilidad se ha visto agravada por la pandemia”, remarcan.
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CIERRE DE ESCUELAS
En el punto más álgido del confinamiento debido al COVID-19, destacan que más de 160 países habían ordenado distintas formas de cierre de escuelas que afectaban a por lo menos 1500 millones de niños y jóvenes.
El Banco Mundial, resaltó que, con las pérdidas de aprendizaje y el aumento de las tasas de deserción, esta generación podría perder unos USD10 billones en ingresos, lo que equivale a casi el 10% del producto interno bruto (PIB) mundial, y los países quedarán aún más lejos de alcanzar los objetivos relacionados con la pobreza de aprendizajes.
LAS DESIGUALDADES RELACIONADAS CON INTERNET
Sobre el internet, resaltan que es la puerta a numerosos servicios esenciales, como las plataformas de ciber salud, las transferencias monetarias digitales y los sistemas de pago electrónico.
Sin embargo, aseguran que el acceso a la infraestructura, así como la conectividad digital limitan a los países más pobres del mundo que pueden recibir donaciones y financiamiento.
Con la pandemia, enfatizan que las brechas de género también podrían ampliarse, durante y después de esta, lo que podría revertir décadas de avances logrados por las mujeres y las niñas en las áreas de capital humano, empoderamiento económico, y participación y capacidad de acción.
NIÑOS SON VULNERABLES AL AUMENTO DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA
En su artículo el Banco Mundial, destaca que los niños, varones y mujeres, son también vulnerables al aumento mundial de la inseguridad alimentaria que afecta a las personas tanto de entornos rurales como urbanos.
“Antes de que surgiera la COVID-19, el número de personas que padecían desnutrición —un indicador que refleja la cantidad de personas que no ingieren las calorías suficientes— estaba aumentando, tras haber disminuido durante décadas”, mencionaron.
Además, citan a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la cual destacó que, debido a la pandemia, el número total de personas que padecen desnutrición podría aumentar entre 83 millones y 132 millones.
A la vez, resaltan como la fragilidad, el conflicto y la violencia, se han agravado todavía más y que al final podría revertir los avances logrados en materia de desarrollo.
Solo en el año 2000, mencionan que 1 de cada 5 personas extremadamente pobres del mundo vivían en países que atravesaban situaciones de fragilidad y conflicto.
“Hoy en día, alrededor de la mitad de los pobres del mundo se ven afectados por situaciones de fragilidad y conflicto. De hecho, la pobreza se está concentrando en esos lugares, donde para 2030 estarán viviendo hasta las dos terceras partes de la población extremadamente pobre del mundo. Es probable que la COVID-19 acentúe aún más esta tendencia”, anotaron.
