Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt
La vida ya no es la misma para la familia Gramajo en Houston, Texas desde que en septiembre el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE por sus siglas en inglés), detuvo al guatemalteco Ronald Gramajo mientras viajaba con un amigo en esa ciudad.
La tristeza y la incertidumbre, según relata la esposa del connacional Magaly Gramajo, son una constante ahora, mientras la familia trata de salir adelante sin saber si sus vidas volverán a ser como antes o si tendrán a Ronald con ellos.
A inicios de septiembre pasado, Ronald informó en sus redes sociales que había sido detenido por autoridades migratorias, posteriormente muchos de sus amigos manifestaron su respaldo y preocupación por lo ocurrido, también organizaciones de migrantes enviaron cartas de respaldo para su caso.
Ahora la familia, según explica Magaly, está a la espera de una respuesta por su proceso, “hay una corte en el 17 de noviembre por la Corte Federal… todos estamos tristes, batallando porque me quede sola con cinco niños”.
A pesar de lo que ocurre, Ronald desde la cárcel federal le ha pedido a su familia que oren por lo sucedido, esperando una intervención divina que los ayude a salir de esta dificultad.
Pero los retos para la familia siguen, porque ahora Magaly es la responsable de pagar las cuentas y sostener el hogar que incluye incluso las necesidades de un bebé de un año.
Con la voz entrecortada y de preocupación, la esposa de Ronald contó que para sobrevivir tienen una empresa con la que prestan servicios, pero que ahora atiende con dificultades. Ella estudiaba y ahora considera que no podrá continuar con estos planes porque el tiempo ya no le alcanza.
“Es mucho trabajo para mí, no duermo, no descanso, también he pensado conseguirme otro trabajo… estoy con miedo que me van a quitar los carros que tenemos que llevamos dos años de estar pagando y voy a perder todo eso que se pagó. Es duro pero estamos de la mano de Dios”, refirió.
AHORA MANTIENE EL HOGAR EN MEDIO DE COMPLICACIONES
La mañana en que fue detenido, Magaly se encontraba en su casa y para nada esperaba que ocurriera algo como lo que pasó.
“Desde aquel día no descanso, él era mi apoyo porque si se enfermaba un niño yo era la que me dedicaba a cuidarlo, pero ahora tengo que cerrar la oficina y hacer esas cosas. Nuestra hija mayor tiene 18, otro 15, la tercera tiene 12 y un bebé que tiene un año, además de una nieta de cinco años que vive con nosotros”, afirmó.
Los proyectos que Ronald impulsaba a favor de la comunidad también están en peligro, puesto que trataba de compartir algo de lo que tenía con las personas del lugar, principalmente en Navidad.
“Ayudaba a las familias con lo que se necesitaba, él me dijo que siguiera yo, pero no sé si me va quedar igual como él lo hacía. Él tenía contactos y patrocinadores, no es lo mismo”, puntualizó con tristeza Magaly.