Las relaciones cordiales que mantenían los ministros de Ambiente de Honduras y Guatemala alcanzaron un clima de tensión estos días debido a la queja de la titular hondureña, Liliam Rivera Hipp. Foto La Hora / Foto captura de pantalla

Las relaciones cordiales que mantenían los ministros de Ambiente de Honduras y Guatemala alcanzaron un clima de tensión estos días debido a la queja de la titular hondureña, Liliam Rivera Hipp hacia su homólogo Mario Rojas Espino por un añejo reclamo del vecino país que se siente inundado con la basura que desde aquí arrastra el caudaloso río Motagua.

La titular hondureña demandó soluciones “de fondo, concretas y sostenibles” por parte del gobierno de Guatemala, debido a la excesiva contaminación por desechos sólidos que llegan al país vecino desde la cuenca del río Motagua, que afectan la costa Atlántica hondureña, según el mensaje difundido a través de un comunicado y un video difundidos el pasado 20 de enero.

 

Rivera Hipp desmiente en siete puntos, la reciente conferencia de prensa del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) en el que Rojas Espino presentó, junto al presidente Alejandro Giammattei, el Acuerdo Gubernativo 164-2021: Reglamento para la gestión integral de los residuos y desechos sólidos comunes.

En dicho acuerdo se establecen una serie de normas técnicas ambientales y sanitarias para evitar la contaminación, entre otros, la separación de desechos orgánicos e inorgánicos como una medida obligatoria para todos.

La funcionaria cuestiona: “No podemos decir que se logró detener la marejada de desechos sólidos, cuando los hechos demuestran lo contrario. No basta controlar con reglamentos, sino con acciones concretas”, demandó.

MOTIVO DE LA QUEJA

Algunos de los argumentos expuestos por la titular de ambiente del vecino país indican que en el 2020 se retiraron de las playas de Omoa y Puerto Cortés, en Honduras hasta 1,434 toneladas de residuos sólidos que fueron arrastrados por el río Motagua.

Agregó que la barda industrial colocada en la zona de Quetzalito, Izabal, no funciona ante la magnitud del problema ambiental. “El gobierno de Guatemala ha colocado biobardas artesanales para reforzar, las cuales retienen cierta cantidad de residuos durante la época seca; pero en temporada lluviosa, la medida ha resultado ser inefectiva”, dijo.

 

La acumulación de toneladas de basura en las costas de Honduras representa un daño para las personas desde el turismo y economía de la zona, así como las especies marino-costeras, añadió en su queja.

“Honduras ha insistido con las autoridades de Guatemala en reiteradas ocasiones y encuentros”, afirmó, además de señalar que el problema se ha convertido en una violación de los derechos humanos de los hondureños, por lo que demandó mayor empatía del Ministerio de Ambiente de Guatemala para solucionar el problema de raíz.

GUATEMALA RESPONDE

Al ser consultado sobre la postura de su homóloga hondureña, Rojas respondió con un comunicado publicado el pasado viernes, en donde destaca los esfuerzos coordinados con las autoridades de Honduras. “Hemos mantenido una excelente comunicación (…), con quienes se ha trabajado de la mano para dar respuesta a esta problemática”.

El MARN se ha apoyado en las declaraciones del alcalde de Omoa, Honduras, Ricardo Alvarado, quien en repetidas ocasiones ha reconocido el trabajo de Guatemala, hasta afirmar a un medio hondureño: “que no, que no hay basura en las playas de su municipio”. “Guatemala ha hecho grandes esfuerzos, hay países amigos que apoyan este tema. Nosotros no podemos ser irresponsables en decir que hay basura, existe voluntad para solucionar este tema, las playas están limpias”, afirmó.

En una reunión bilateral que hoy difunde el gobierno de Guatemala, Alvarado responsabilizó a una investigación de un barco que llegó a sus costas, “pero era una remembranza. Esto nos afectó en el turismo”, aseguró el jefe edil.

LAS BARDAS SON COMO UN HILO DENTAL

Hace seis meses, la postura del alcalde de Omoa era diferente. Se quejaba de la gravedad del daño que ocasionaba la basura que llegaba a sus costas desde el río Motagua y de la inversión en limpieza que debía dedicar la municipalidad, en lugar de asignar esos fondos para construir escuelas.

El ambientalista Sergio Izquierdo, director de la organización Rescue the Planet,  fue quien lideró la expedición en un barco que estuvo varios días en la costa Atlántica de Centroamérica investigando la presencia de microplásticos en el Océano. Comentó que la postura del alcalde de Omoa es “irónica”, con el fin de que no se conozca el problema de la basura y con ello no afectar el turismo en la zona.

A su parecer, el gobierno de Guatemala tiene un clientelismo con la industria del plástico. Cuando el Acuerdo 189-2019 de plásticos de un solo uso iba a entrar en vigencia, lo derogaron y es hasta dos años después que presentaron el que lo sustituye, el 164-2021.

 

La polémica ha subido de tono, en su opinión, pues el Ministerio de Ambiente en Guatemala sostiene que las bardas sí funcionan, cuando él demostró el día que se rompió una de estas, con tomas aéreas que funcionan como “un hilo dental”.

Izquierdo considera que Guatemala está rezagada en el control de desechos sólidos, cuando países vecinos han implementado leyes que eliminan el plástico de un solo uso. “No tenemos por qué atender los intereses de una industria contaminante”, sentenció.

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