El doctor Carlos Bethancourt, uno de los primeros nefrólogos de Guatemala, arribó a los 80 años. Una fecha que aprovechó para anunciar su retiro, después de más de 23 años de laborar como director técnico médico de la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico (UNAERC), así como de 45 de carrera profesional.
Su despacho se encuentra en el último nivel del edificio, es un espacio sencillo, con un discreto fondo de música clásica. A su edad, conserva el dinamismo de quienes se mantienen ocupados. No es para menos. Desde la creación de UNAERC, en 1997, la cantidad de pacientes va en aumento.
Hasta abril pasado, el flujo de atención era de casi 6 mil pacientes, en sus cinco sedes, dos en la capital y las demás en Escuintla, Jutiapa y Retalhuleu. La demanda es notoria. En las afueras de la institución, decenas esperaban su turno, acompañados de sus familiares y con la esperanza de encontrar un espacio para recibir hemodiálisis.
Han pasado los años desde que este médico y cirujano, graduado en 1968, recuerda que no existía esta especialidad, ni subespecialidad en los sistemas de salud. Los pacientes con este mal llegaban “sin rumbo” a los hospitales nacionales y del Seguro Social, y “se comían los presupuestos”, expresa.
Fue entonces que se atiende la urgencia de crear una unidad específica para servir a los pacientes de escasos recursos que padecieran este tipo de enfermedad a nivel nacional. El Acuerdo Gubernativo 323-97, ampara su creación en abril de 1997, durante el gobierno de Álvaro Arzú.
En esta ocasión, Bethancourt hace un repaso de su trayectoria en la siguiente conversación.
La Hora: ¿Cómo se siente de dejar la institución?
Carlos Bethancourt: Imagínese, tengo sentimientos encontrados. Fue el sueño que tuvimos todos los que participamos. Lo malo es que la entidad se politizó y se frenó el desarrollo. La idea de esta unidad era convertirla en un instituto y que tuviera autonomía total para su desarrollo.
Al frente seguirá el doctor Pedro Dávila, quien forma parte del equipo médico desde hace 20 años. Una persona en quien confío se identifica con la Unidad y seguirá los lineamientos trazados.
LH: ¿Por qué se politizó?
CB: Los Caballeros de la Orden de Malta se comprometieron a administrar la unidad como una Oenegé. Con el cambio de gobierno, hubo injerencia en UNAERC. Intentaron hacer lo mismo en la Unidad de Cirugía Cardiovascular (UNICAR), pero no se dejaron.
Prácticamente esto ha retardado el propósito de esta unidad, consistente en velar, prevenir, practicar trasplantes y otros. Pero se enfocó más en tratar pacientes terminales, que son los más caros. El enfoque debe ser la prevención, trabajar de la mano con el Ministerio de Salud en atención primaria y con el Ministerio de Educación.
LH: ¿Deja la entidad con sueños sin cumplir?
CB: Es correcto. La idea era también trabajar investigación, programas de extensión, pero nos quedamos en lo asistencial. Es necesaria la autonomía, sería ideal no depender del Ministerio de Salud. Cambian las autoridades y no se les da seguimiento a las políticas. En cambio, los institutos llevan a cabo sus programas sin interrupciones.
LH: ¿Cómo afecta la mala alimentación, con la incidencia de estas enfermedades?
CB: Debe darse un cambio en la manera de entender la salud, la dieta, desde las compañías fabricantes, los empresarios, los gobiernos en una dinámica virtuosa. Impulsar una cultura de consumo saludable. Necesitamos prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, hipertensión, desnutrición. Si atendemos estos males, no tendríamos problemas renales.
LH: ¿Cómo ha sido el manejo de otros países?
CB: En los países industrializados tienen más recursos, es un negocio lucrativo. Algo importante es continuar con la iniciativa de donación de órganos. El trasplante renal es vital. En otros países las personas portan el distintivo de donante. En caso de muertes accidentales, órganos como ojos, corazón, hígado y riñones pueden ser donados. Aquí solo existe la donación de córneas.
LH: ¿Qué falta?
CB: Que la Comisión de Salud lo apruebe, pase a tercera lectura y su aprobación final en el pleno del Congreso. Esto permitiría fundar una central de donación, con un manejo de inventario de órganos. Es sofisticado, pero en países como España funciona bien.
También es importante continuar con la lucha por el incremento del presupuesto de UNAERC. Es una causa de relevancia y necesaria para el país.
PERFIL
• Fundador de la Unidad Nacional de Atención al Enfermo Renal Crónico –UNAERC-. Abril 1997
• Director Médico, de UNAERC. Primer período, septiembre de 1997 a octubre de 2001. Segundo período: agosto de 2011 a la fecha.
• Estudios en Nefrología Adiestramiento en Servicio, “Manejo del Trasplante Renal”. Hospital de Especialidades. Centro Médico de la Raza. México DF. 1983.
• Socio Fundador de la Asociación de Nefrología de Guatemala.
• Presidente de la Asociación de Nefrología de Guatemala. 1981-1982 y 1982-1983.