Cristiano Ronaldo (centro) durante un entrenamiento de Portugal en el Mundial. Foto La Hora: Francisco Seco/AP.

El único duelo de los cuartos de final en Qatar en que no participa un campeón mundial es tal vez el más enigmático de todos. Marruecos asoma en la instancia por primera vez en su historia, la primera selección árabe que lo consigue — y lo hace ni más ni más ni menos que en el primer Mundial que se disputa en Medio Oriente. El único conjunto que rompe la hegemonía de Europa y los dos gigantes sudamericanos — Brasil y Argentina — va contra la Portugal de Cristiano Ronaldo.

Quizás si, quizás no. Suena absurdo decirlo, pero la presencia del astro portugués en el once titular de Fernando Santos ahora es todo un enigma, que obligará a todos estar pendiente del anuncio de las alineaciones hora y media antes del silbatazo inicial en el estadio Al Thumama. Portugal revolucionó el Mundial con la victoria 6-1 sobre Suiza en los octavos de final, partido en el que su técnico de 68 años tomó una decisión drástica: sentar a Cristiano, un futbolista cuya aureola de intocable se ha evaporado en los últimos meses.

En la víspera del choque contra Marruecos, Santos tuvo que salir al paso de versiones en la prensa de Portugal de que el hombre con más goles anotados en cuanto a selecciones había amenazado con irse de Qatar tras quedar fuera del once titular el martes pasado. Santos reconoció el viernes que el astro de 37 años «no estaba feliz» por perder la condición de titular cuando hablaron en privado tras el almuerzo, horas antes del choque contra los suizos.

«Si el jugador es el capitán de Portugal y empieza en el banquillo, pues es normal que no esté feliz», contó Santos. «Cuando le dije que no iba a jugar de titular me preguntó si era buena idea. Pero te puedo asegurar que nunca quiso dejar la concentración». Al mando del cuadro luso desde 2014, Santos les condujo a su primer gran título internacional al conquistar el Campeonato Europeo de 2016. Pero las expectativas previo a Qatar eran endebles, pese a disponer de un talentoso plantel con figuras como Bruno Fernandes, Bernardo Silva, Ruben Días, João Cancelo y Rafael Leão, todos asentados en clubes europeos de fuste.

Los cambios de Santos surtieron efecto. Gonçalo Ramos, quien cubrió el puesto de Cristiano, firmó una tripleta en su primer partido como titular de la selección.
Ahora, el dilema es si Santos mantendrá el mismo equipo ante Marruecos o recupera al goleador nacido en el archipiélago de Madeira que probablemente está disputando su último Mundial.

Portugal dice presente en esta instancia por apenas tercera vez en su historia y la primera desde 2006, el Mundial en el que Cristiano llegó más lejos. Santos arma su equipo tomando en cuenta las fortalezas y debilidades del rival de turno. Declinó adelantar el once para el sábado, pero trató de zanjar el debate sobre Cristiano: «Es hora de terminar esto y parar. Calentó ante Suiza, salió a correr para celebrar los goles con sus compañeros. Lo que acabó saliendo fue que se marchó solo. Dejemos a Cristiano Ronaldo en paz. Es hora que se reconozca lo que Ronaldo ha hecho por el fútbol portugués».

En cuanto a Marruecos, la nación se encuentra en territorio desconocido. Los Leones del Atlas son apenas la cuarta selección africana que se abre paso entre los ocho mejores, siguiendo los pasos de Camerún (1990), Senegal (2002) y Ghana (2010). Ninguna alcanzó las semifinales.

 

El equipo tiene como entrenador Walid Regragui, quien fue designado en el cargo cuando faltaban tres meses para el Mundial. Nació en Francia y es el reflejo de la composición del equipo. Catorce de los 26 en la convocatoria nacieron en el extranjero — la mayor proporción entre los 32 participantes.

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