Qatar-2022, ¿el triunfo de las academias sobre el fútbol de calle? Foto La Hora: AFP.

Juan Manuel Lillo, faro filosófico de Pep Guardiola, hizo un ‘mea culpa’ en pleno Mundial de Catar: «No somos conscientes del lío que hemos armado (…) No me atrevo a decir qué equipo ha sido el mejor, porque todos son muy parecidos y los jugadores son idénticos». El técnico español, exasistente de Pep en el Manchester City, se unió a una serie de voces que alertan desde hace años sobre una «robotización» del balompié debido, en parte, a que se reemplaza el aprendizaje empírico de la calle -gambeta, regate, picardía- por el esquematizado de las academias.

Lillo deseó poder encontrarse con su yo de hace 25 años para advertirle de los efectos colaterales de algunas de sus ideas futbolísticas, esparcidas por el mundo gracias al éxito del Barcelona del juego de posición. «Hemos globalizado una metodología hasta el punto de que se ha colado en los Mundiales», escribió en una columna publicada en el portal deportivo The Athletic previo al inicio de los cuartos de final.

«Todo es a ‘dos toques’, porque todos entrenan con dos toques, todos juegan a dos toques (…) Es cierto que ahora no hay malos jugadores, pero tampoco atletas excepcionales. En nuestro intento por acabar con los malos jugadores, acabamos también con los buenos». Desde Alemania-2006, dos años antes de que Guardiola asumiera la dirección técnica del Barça de Lionel Messi, Xavi e Iniesta, al que estampó varias ideas de Lillo, el promedio de pases por secuencia no para de crecer en los mundiales: de 2,9 a 3,6, según una medición de Opta con corte a octavos de Catar.

«SÓLO JUGAMOS TÁCTICAMENTE»

Otro pensador del fútbol, el argentino Jorge Valdano, advirtió de la situación enunciada por Lillo días antes de que la bola empezara a rodar en la primera Copa del Mundo disputada en una nación árabe. «La calle tenía una gran virtud, que cuidaba al jugador diferente. En cambio, la academia, que tiene otra virtud, la de hacer mejores a los mediocres, tiene un defecto: que hace peores, ‘mediocriza’ a los diferentes. Y eso me parece que es una mala noticia», dijo al portal español Relevo.

«Hemos exagerado los entrenamientos a uno o dos toques, incluso sin porterías. El resultado son multitud de jugadores en toda Europa que controlan y pasan a la perfección, pero no vas a encontrar regateadores», lamentó. La situación, por supuesto, tiene excepciones, y no de poca cuantía: Lionel Messi, exponente del fútbol callejero, que en Sudamérica también se llama «potrero», brilló en el desierto catarí.

Pero ‘La Pulga’, campeón tras vencer en los penales a Francia el domingo, ya tiene 35 años y los aspirantes a reemplazarlo en el trono tienen perfiles diferentes, con la velocidad y la fuerza física como armas prioritarias, además de mandatos claros para cumplir funciones tácticas. «Es muy probable que no haya jugadores creativos si todo es automático y si a uno que gambetea con 15 años le decimos que no lo haga si la pierde dos o tres veces», dijo el año pasado el exinternacional argentino Pablo Aimar, asistente técnico de Lionel Scaloni en la Albiceleste.

«Entiendo lo del juego posicional, lo de atacar los espacios (…) Pero si nosotros a esas edades sólo jugamos tácticamente, no podemos esperar jugadores creativos. Y vuelvo a la defensa atrapada atrás, eso lo destraba un creativo. Uno que se imagina algo diferente. Tenemos que dejarlos y permitirles equivocarse», añadió.

 

«NO PODEMOS IR A LOS EXTREMOS» 

Reinaldo Rueda, uno de los responsables de la formación de los jugadores colombianos que brillaron en Brasil-2014, toma distancia de las visiones más catastrofistas. Mundialista con Honduras en 2010 y Ecuador en 2014, el exseleccionador cafetero destaca el rol de las academias y el valor dado por los clubes al talento y la creatividad de sus jugadores. Incluso cita iniciativas en Estados Unidos y Alemania para impulsar el fútbol de calle en las divisiones menores. En Brasil, desde hace seis años que el Palmeiras lleva a sus juveniles a las ‘favelas’ o barrios de Sao Paulo en un intento por mantener con vida el ‘jogo bonito’.

«No nos podemos ir a los extremos. Las academias tienen un papel importante», afirmó Rueda a la AFP. «El fútbol tiene la esencia de esos jugadores que marcan la diferencia, pero han adquirido otro rol y mantienen vigencia en la medida en que adquieren otras funciones». El excapitán uruguayo Diego Lugano, mundialista en 2010 y 2014, lo secunda: «Siempre terminan ganando los equipos con más talento, con más orden, y en definitiva, hoy, con más fuerza física. Independientemente de las épocas, siempre fue igual».

 

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