Víctor Hugo Ventura
Muy buenas tardes. Muchas gracias por acompañarnos en esta sala del Fondo de Cultura Económica, Ya sea en forma presencial o bien a través de los canales virtuales que están habilitados.
Me toca a mí iniciar. Este libro recoge testimonios sobre la vida de un gran dirigente estudiantil, Alejandro Cotí, a quien conocimos y coincidimos durante nuestro paso por la Facultad de ingeniería de la USAC, durante el quinquenio 1974-1978, hace ya muchos años.
Antes de platicar sobre las posibles motivaciones que llevaron a Alejandro a estudiar ingeniería y, sobre todo, a convertirse en un importante líder universitario, creo que es necesario situarnos en el momento en el que él finalizaba sus estudios de bachillerato, período de grandes cambios y movimientos que se gestaban en el mundo, así como la situación en Guatemala, que mencionaremos brevemente: a) En París, en Mayo del 68 la clase estudiantil parisina se empezó a organizar y lideró el inicio de una de las mayores protestas de la historia de Francia. Una nación entera fue tomada por un frenesí de autoexamen. Comités se formaron para reestructurar la enseñanza secundaria, la universidad, y otros medios de enseñanza y comunicación (la industria cinematográfica, el teatro, los medios de prensa). Los objetivos eran los de lograr la descentralización del poder económico y político y la democracia participativa. b) En México, un movimiento estudiantil de carácter social de grandes proporciones, en el que además de participar los estudiantes universitarios, preparatorias y vocacionales entre otros, se unieron profesores, obreros, amas de casa, sindicatos e intelectuales tanto de la Ciudad de México como del interior de la república. Entre las peticiones, la principal era la libertad a los presos políticos de movimientos anteriores, muchos de ellos profesores, estudiantes y activistas fueron acusados de sedición, posesión de armas, daño en propiedad ajena y conspiración contra el régimen. El desenlace fue muy lamentable, con los eventos de Tlatelolco, el 02 de octubre de 1968. c) En Guatemala, después de la interrupción del ciclo democrático, en 1954, el país siguió una dinámica particular, marcada por golpes de estado y el primer ciclo de movimientos insurgentes. Un segundo gobierno democrático se iniciaba en 1970 y ofrecía un gobierno de mano dura. Fue en 1970 cuando ingresa a la facultad de ingeniería el bachiller Alejandro Cotí.
¿Por qué eligió Alejandro la carrera de ingeniería? Por supuesto, su gusto por las ciencias exactas. La ingeniería es la aplicación de esas ciencias (particularmente las matemáticas, física, química y estadística) y las ciencias de la vida (la biología, la ecología, la sociología) para resolver problemas y proponer soluciones que permiten mejorar el bienestar de las personas y de la sociedad. Los ingenieros primero deben entender cómo funcionan los procesos (generalmente construyendo modelos), para proponer soluciones. También es tarea de los ingenieros la búsqueda de usos prácticos a los descubrimientos científicos. Científicos, inventores e ingenieros son fundamentales para el progreso de las sociedades, siendo en estos últimos en los que recae la responsabilidad que la infraestructura y las innovaciones tecnológicas sean accesibles a toda la población, con costo mínimo, incluyendo las afectaciones al ambiente, y las medidas de mitigación para reducir el impacto de las externalidades.
La facultad de ingeniería de la USAC era sin duda una escuela de vanguardia, no solo en Guatemala, sino en toda la subregión mesoamericana. La plantilla de profesores era estupenda. En la década de los sesenta se habían creado un conjunto de nuevas carreras, entre ellas la de ingeniería química. Los pensum se habían formado teniendo como modelo las mejores escuelas de ingeniería de EE. UU. y México, en especial el Instituto Tecnológico de Monterey. Se había hecho el esfuerzo de enviar a muchos becarios a esas universidades, de forma que la mayoría de los profesores contaban con maestrías y doctorados de esas universidades. Además, recién se había creado la Escuela Regional de Ingeniería Sanitaria. Crecía el número de estudiantes del interior, así como también había una importante minoría de estudiantes que venían de los países centroamericanos, de México y de Sudamérica. La presencia de la facultad en actividades y foros centroamericanas era notable.
Cuando el estudiante se confrontaba con la realidad, en especial con los números e indicadores de infraestructura, se daba cuenta que el desafío de la ingeniería. Esas cifras situaban al país en la cola en el acceso al agua (tanto para consumo y como para riego agrícola), en los servicios de saneamiento, salud, educación, carreteras, electricidad, telecomunicaciones, combustibles modernos y limpios para cocción de alimentos, etc. Esa preocupación sin duda fue la que llevaría a Alejandro a integrase a agrupaciones estudiantiles interesadas en transformar la educación de la ingeniería para formar profesionales comprometidos con el desarrollo del país. Alejandro participaría activamente en actividades extracurriculares, como un seminario permanente de análisis de la realidad nacional, en donde mensualmente tendrían encuentros con destacados profesionales conocedores de la problemática nacional. También lo llevaría a matricularse en las escuelas de economía y de ciencia política. Alejandro se integraría a la agrupación Acción Popular estudiantil (APE), en donde fue encargado de cultura en la Asociación de Estudiantes de Ingeniería (AEI) en el período 1973-74, y posteriormente presidente de la AEI, en 1975-1976. El trabajo llevado a cabo por los estudiantes y el apoyo de la Asociación y de Alejandro fue de una gran dimensión, como consecuencia del terremoto de 1976. En ese contexto, se intentaron introducir cambios mayores en la práctica profesional supervisada en la facultad de ingeniería, tema que fue muy polémico.
Estos aspectos de la vida académica de Alejandro, así como otras facetas, que abarcan los aspectos humanos, familiares, la dirigencia estudiantil y algunos esbozos de su militancia política, se encuentran en este libro. Es un homenaje al compañero universitario que pasado mañana, el 08 de octubre de 2022, estaría cumpliendo 70 años. ¡Un abrazo hasta el cielo amigo Alejandro!