Raúl Fornet-Betancourt
Escuela Internacional de Filosofía Intercultural, Aachen/Barcelona

Como se ve por el título que he escogido para estas líneas mi propósito en ellas no es el de prologar esta obra conjunta que nos ofrecen Eduardo Blandón, Gustavo Bracamonte y Gustavo Sánchez. La intención de las lí­neas que siguen es mucho más modesta: invitar al lector a que se aden­­tre en las páginas de este libro porque en ellas se escribe para él y para su mun­do, es decir, se le analizan o se le narran circunstancias de vida que le in­­cumben, ya que lo confrontan con comportamientos humanos, procesos sociales o pro­ble­mas actuales que desafían al hombre contemporáneo tanto a nivel individual co­mo en el plano social.

El libro recoge, ciertamente, textos personales, con el estilo propio de ca­da uno de sus autores y también con diferencias en sus enfoques y pers­pectivas. Pero no son textos de autores que hablan desde un encierro en sí mismos, desde la so­ledad de vivencias privadas, sin interés público; o desde la vanidosa preocupación por comunicar su espe­cia­les vi­vencias, sin reparar en la relación entre sus vidas y la sociedad o mun­do donde viven.

Son textos, pues, de autores que no sucumben a lo que Jean-Paul Sartre, con tanta lucidez y sensibilidad crítica, llamó la tentación de la irres­pon­sa­bilidad. Al contrario, sus textos muestran –y por eso decía que hablan para el lector actual y su mundo– que son autores que escriben con la con­ciencia del compromiso social que significa escribir en el marco de nuestras socie­dades actuales, tan faltas de orientación. Lo que quiere decir conciencia de que hay que escribir para decir algo que importe a los con­temporáneos en su vida cotidiana y que le pueda servir, además, para comprender el mundo en que vive así como para mejor comportarse en él.

Para ilustrar de forma concreta esta impresión que ha dejado en mí la lectura de los textos que componen este libro, me permito a continuación re­saltar unos pocos temas o cuestiones que se tratan en las páginas de este libro y que ponen de manifiesto precisamente que son textos que refle­jan una indudable conciencia de compromiso con nuestra época.

Así, por ejemplo, en la parte compuesta por los escritos de Eduardo Blandón, encontrará el lector una reflexión sobre la crisis social y de huma­nidad que ha agudizado la actual situación de la pandemia de la Covid 19, en la que se subraya la necesidad de descubrir y de vivir la crisis como una “oportunidad”, en el sentido del “tiempo propicio”, para intentar un nuevo co­mienzo en la historia de la humanidad. Y notable es que, sobre el tras­fondo de esta idea, el autor destaque en sus estudios asimismo la funda­men­tal importancia que recae sobre la educa­ción como factor decisivo para hacer realidad ese nuevo comienzo. Importancia fundamental que viene de que se trata o, mejor dicho, de que debe tratarse de una educación que ten­ga en la ética su estrella orientadora y que siendo la luz de esta estrella sepa vincular los procesos educativos con el cultivo de la esperanza en el alma del hombre contemporáneo. Educación, en fin, como podrá ver el lector en otros de los textos de esta parte, que no se reduce a simple instrucción pro­fesional sino que toma en serio la tarea de la formación humana, la forma­ción del carácter del hombre actual y, con ello, la reivindicación de la vida interior no como refugio sino justo como frontera personal de resistencia en un mundo que se deshace por su frivolidad.

Y en la sección que conforman los textos poéticos de Gustavo Bracamonte se verá el lector confrontado con experiencias de humanidad que le invitan a reflexionar sobre la fragilidad de lo humano, sea ya en el espejo de sentimientos como el miedo, la soledad, la incertidumbre, el des­ánimo o el vaciamiento de la memoria.

Por último en el “Heptágono vital”, de Gustavo Sánchez, se reconocerá el lector en el cotidiano de la “gente sencilla” y sus variadas historias de esa vida de todos los días, que es en realidad donde se juega el sentido del mundo y de la historia para cualquier hombre de carne y hueso, como lo llamaba don Miguel de Unamuno.

Pero basten estos pocos ejemplos para ilustrar mi impresión de que en este libro se nos habla de nuestras vidas y de nuestro mundo de hoy y para reafirmar mi invitación al lector a que se adentre en sus páginas con la atención debida. Estoy cierto que no quedará defraudado.

 

 

 

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