Oseas Patzán

Personajes reales ocultos detrás de pseudónimos, acontecimientos inverosímiles, cobertura de los medios, maestros despóticos, jóvenes imputados, autoridades corruptas, influencias extranjeras y luchas judiciales son los elementos que bien podrían formar una novela negra, pero que en realidad estuvieron presentes en una conocida batalla legal en Guatemala y que se nos presentan en este libro debut de la abogada Lucrecia Palomo.

El libro Poderoso caballero, don extranjero, una publicación de Magna Terra Editores y que salió a luz hace pocos años, es una novela que presenta el caso judicial y extrajudicial entre un prestigioso colegio extranjero y una familia guatemalteca. Historia verídica, acontecida hace algunos años en nuestro país y narrado por una fuente presencial de los hechos, nada menos que una de las abogadas del caso. Historia cargada de conflictos, intereses y prestigios personales, institucionales y nacionales.

La novela se desarrolla alrededor del despótico director Stolz y las decisiones que toma para mantener el poder y control de su institución educativa, aunque eso implique la difamación, el desacato a las leyes y el maltrato infantil. Stolz es un villano muy bien elaborado, con las características clásicas de un dictador con complejos de superioridad y que explota al máximo la figura del director malvado, haciendo recordar a la señorita Truchbull de Matilda; lo especial de este villano radica en que sus aspiraciones de poder no solo se limitan a un colegio, sino que se expanden a cualquier lugar al que vaya: su sola presencia somete fácilmente a cualquier persona a sus órdenes y pretensiones.

En contraposición está la familia Valiente, quienes emprenden una batalla judicial para demostrar la inocencia de su hijo que, junto con otros dos jóvenes, son acusados por Stolz de cometer abuso contra una menor. La perseverancia y paciencia de la familia Valiente ante las autoridades guatemaltecas hacen que el caso avance, aunque lentamente, por un periodo nada agradable de seis años. Aún ante la gran probabilidad de perder la batalla ante un Goliat invencible, su deseo de salvaguardar la inocencia y dignidad de su hijo los hará mantenerse firmes hasta el final. Una lucha legal y psicológica que poco a poco implica a más actores, desde embajadores y fiscales hasta ministros y jueces.

La lectura de este libro no es complicada, al contrario, tiene una narrativa sencilla, entretenida y fluida a lo largo de sus diecisiete capítulos. La artificialidad y deficiencias que puedan tener los diálogos se ven compensadas por unas transiciones sutiles y precisas entre las escenas.

Desde otro punto de vista, el libro puede ser considerado una cátedra informal de derecho, por sus definiciones de conceptos legales, la demostración del proceso legal a seguir en un juicio, las argumentaciones en la defensa de un imputado y las ilegalidades a las que puede incurrir una institución educativa.

Esta es una obra que nos hace cuestionar nuestros complejos coloniales de inferioridad ante el extranjero, la transparencia en las resoluciones judiciales, la correcta pedagogía correctiva y nuestra intención de indagar en los hechos antes de juzgarlos. Un libro polémico pero necesario, que deja al lector llegar a sus propias conclusiones.

Artículo anteriorGedeón se fue al espacio infinito
Artículo siguienteLOS ESTRAGOS DE EL CHAVO DEL 8