Colección privada Pablo Marroquín, Via Crucis en Vivo 2005, Palín, Escuintla.

Pablo Daniel Marroquín Roldán
Estudiante del Séptimo Semestre del Profesorado en Historia y Ciencias Sociales
Escuela de Historia USAC

Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasión del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Via Crucis o la Via Dolorosa. A través de este ejercicio de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el último momento del camino recorrido por Jesús durante su paso por la vida terrenal; del Monte de Los Olivos, donde en el “huerto de Getsemaní el Señor Jesús fue presa de la angustia, hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos ladrones, al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca.

Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Via Crucis en las Iglesias, Santuarios e incluso al aire libre, en la subida de una colina, en el caso de Palín, en la Montaña llamada por el pueblo poqomam “El Cerro de la Cruz”, a la cual las diversas estaciones le confieren una característica muy especial.

La Vía Dolorosa o El Via Crucis es un resumen de varias devociones, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor. El rezo del Via Crucis nace en la primera mitad del siglo XVII, este es difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por El Vaticano, dotado de indulgencias y consta de catorce estaciones. Por todo esto el Via Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de cuaresma.

El rezo del Via Crucis se puede llevar de distintas formas:

  • La forma tradicional, con sus catorce estaciones, como se hace en nuestro municipio, cada viernes de cuaresma en el interior del templo parroquial, en donde la feligresía acompañada por el párroco hace tal ejercicio piadoso, previo a la salida del cortejo procesional.
  • El rezo durante el recorrido de los cortejos procesionales de los Viernes de Cuaresma y Jueves Santo, en las calles de la población, en donde el Comité Religioso de Indígenas, selecciona a casas que están dentro del recorrido para que realicen un paso para que la comunidad rece durante el recorrido procesional.

Y desde 1997 el Grupo de Teatro San Cristóbal de la Parroquia San Cristóbal Mártir, de Palín, Escuintla y con la Coordinación y asesoría en cuanto a material de reflexión del Padre Imerio Pizzamiglio (QEPD) sacerdote italiano, misionero de la Comunidad de Crema Italia, y sacerdote Fidei Donum, llegado a tierras guatemaltecas y específicamente a Palín, en 1980 y que hasta su fallecimiento en el año 2016, estuvo al frente de esta parroquia de Palín, Escuintla; dimos inicio un grupo de jóvenes integrantes del mencionado Grupo de Teatro, entre los que podemos mencionar a: Mario Avalos, Alida Arana, el ahora sacerdote católico Padre Carlos Rivera, y el autor de este artículo, a una actividad de la conmemoración de la Semana Santa y Pasión de Cristo en nuestro municipio de Palín, Escuintla. La finalidad de esta conmemoración era presentar en vivo la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la cual denominamos en la religiosidad popular “Vía Crucis en Vivo”.

La actividad la iniciamos con la idea de dejar en nuestra población un mensaje crítico a la realidad existente en nuestros pueblos y dar un mensaje de transformación y cambio en nuestra comunidad, a través de la reflexión a la luz del Evangelio y de los Pasos del Vía Crucis.

Otro factor importante en la realización de esta actividad fue la participación, en su mayoría, de la juventud palineca, deseosa de participar en actividades en donde pudieran expresar de diferentes maneras sus talentos y aptitudes ya sea actuando, o con dotes de liderazgo positivo u otras forma de expresión de sentimientos, pensamientos, ya sea antes, durante y después de la actividad, para lo cual nos organizábamos en comisiones de trabajo, ya que llegamos a albergar a más de 300 jóvenes, entre adultos e incluso niños, logrando con ello, cambiar la idea que los jóvenes no teníamos o no tenemos nada positivo que aportar en nuestra sociedad.

El Via Crucis en Vivo de nuestra población era el único en el departamento de Escuintla, incluso llego a ser transmitido por la Radio Católica del Sur, y grabado por empresas de cables locales que nos ayudaron al impulso de esta actividad, llevada a cabo el día Miércoles Santo de cada año.

Esta actividad ha tenido sus modificaciones conforme han pasado los años, ya que inicialmente solamente se realizaba el camino de la Cruz, es decir las catorce estaciones, a partir de 1998 se le implemento las escenas de: La Oración y el arresto de Jesús en el Huerto de Getsemaní, Judas Vende a Jesús a los Sumos Sacerdotes, La Negación de Pedro, realizando cada una de estas escenas en un lugar apropiado. Algunos años después se pensó en escenificar la última escena del Via Crucis y se realizó el Entierro de Jesús, haciendo un recorrido del Calvario hacia la iglesia parroquial.

En el año 2006, se añadió una escena más “La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo” en el atrio parroquial al terminar el recorrido, después de la escena del entierro de Jesús. Se pensó en realizar esta última escena debido a que no podíamos culminar el Via Crucis con la muerte de Cristo, debíamos mostrar un mensaje de esperanza y de alegría para nuestra población en medio de tantos factores de muerte: pobreza, falta de acceso a la salud, contaminación, etc. Mostrar la alegría y el triunfo de la resurrección signo de esperanza en medio de tanto dolor y tristeza.

Veinticinco años después, muchos de los que iniciamos esta actividad ya no participamos activamente en esta y en otras actividades, pero sí creo que en el tiempo que así lo hicimos, logramos el objetivo de dejar en nuestra población un mensaje de fe y esperanza que otra realidad es posible en nuestros pueblos, basados en la resurrección de Jesús, como base fundamental de nuestra fe cristiana.

El mensaje del Via Crucis en Vivo es y sigue siendo la criticidad ante las coyunturas actuales, y más en estos tiempos de crisis no solo a nivel de salubridad, sino a nivel político, económico y social.

Artículo anteriorLo que nos hizo falta
Artículo siguienteAquellas procesiones de la zona 15