Jóvenes estudiantes del Colegio Inglés Americano elaborando una de las alfombras para el Via Crucis interno, en la década de 1990. Fotografía del profesor Antonio Franco.

Mauricio José Chaulón Vélez
Escuela de Historia
Universidad de San Carlos de Guatemala

 Los cortejos procesionales más conocidos en la Ciudad de Guatemala se llevan a cabo en las calles del Centro Histórico y en zonas o barrios aledaños a la zona 1. En áreas separadas de ella se realizan procesiones, pero menos, por lo que hay muchas de aquellas en las que la Cuaresma y la Semana Santa no viven la fiesta sacra de la misma manera como en los espacios donde estas actividades son multitudinarias. Pensar que en sectores residenciales se escuchen los sonidos propios de la Semana Mayor resulta muy difícil, aunque hubo una época en que la zona 15, en las colonias Vista Hermosa I y II, lo vivían. No era ninguna iglesia la que organizaba actos paralitúrgicos, sino colegios. Uno de ellos católico y el otro laico.

Niños alumnos del Colegio Inglés Americano cargan la imagen de Jesús Nazareno en la procesión de la Semana de Dolores. Fotografía del profesor Antonio Franco.

La procesión del Colegio Inglés Americano

La colonia Vista Hermosa II, al oeste de la zona y que por lo regular mantiene un ambiente sereno, se encontraba con marchas fúnebres y olor a incienso un día de la Semana de Dolores, porque se procesionaban las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa del Colegio Inglés Americano, conocido también como English American School. Trasladado de la 10ª. Calle y 4ª. Avenida de la zona 1 después del terremoto de 1976, el Inglés Americano o solamente el Inglés como era llamado, organizó durante 23 años la única procesión que ha recorrido las calles de Vista Hermosa II. En 1983 se organiza desde el colegio un apoyo importante para la primera visita del Papa Juan Pablo II, siendo decisiva la participación de Alejandro Tobar, quien era en aquel momento un estudiante católico con vocación de servicio en la religiosidad. Después de graduado, Tobar continuó ligado al colegio para impartir contabilidad y formación doctrinal católica para la Primera Comunión y la Confirmación, porque no obstante el establecimiento era secular, la familia propietaria y administradora profesaba el catolicismo al igual que muchos alumnos. Fue así como el 1 de marzo de ese año se organiza en el interior del colegio el primer Via Crucis con una procesión infantil que visitó 14 salones de clase acondicionados cada uno como una estación. Al año siguiente, se prestaron imágenes de pasión al reconocido cucurucho Carlos García Zebadúa para ser acondicionadas en andas que prestó la Hermandad de Jesús Nazareno Redentor del Mundo de la Parroquia Santísima Trinidad, Barrio El Gallito, zona 3; al mismo tiempo, se mandaron a hacer 14 cruces con el artista Vicente Azurdia, mientras que la directora del colegio, la señora Elsie Willemsen de Melgar, trajo de Houston, Texas, los lienzos de los pasos del Vía Crucis. Su buena calidad estética hizo que la procesión de Jesús Nazareno de la Indulgencia el Martes Santo las utilizara por algunos años, al prestarlas al Colegio Inglés. En 1991 se creó el primer Consejo Estudiantil, el cual se convirtió en el organizador, junto al profesor Tobar, de las actividades de Cuaresma. El señor García Zebadúa ya no pudo prestar las imágenes, por lo que la Semana de Dolores de aquel año se procesionaron las réplicas del Señor Sepultado de Santo Domingo y de Nuestra Señora de Soledad dominica que salen en procesión infantil el Sábado Santo, las cuales fueron prestadas a la responsabilidad del profesor Tobar. Dicho cortejo salió de la Parroquia San Martín de Porres hacia el colegio.  Ese mismo año se decidió que el establecimiento debía de tener sus propias imágenes, por lo que se realizaron eventos para recaudar fondos. Es hasta 1993 cuando se logra adquirir una de las imágenes en el taller San José, ubicado frente al Santuario del mismo nombre.

Alumnas del Instituto Bethania cargando a la Virgen de Dolores. Fotografía tomada del sitio Divinas Vocaciones Religiosas.

El Nazareno estaba «escondido» en la tienda y cuando fue redescubierto por sus propietarios se consideró que «estaba esperando al Colegio Inglés Americano». Al igual que muchas imágenes tradicionales de la pasión y muerte de Cristo, este Jesús Nazareno llegó a su nueva casa con su leyenda y misticismo. La Virgen Dolorosa se encargó al famoso taller de imágenes religiosas de la 8ª. calle y Avenida Elena de la zona 1 y su rostro se inspiró en la Soledad de la Recolección. Estas imágenes propiciaron que se construyera una capilla dentro del colegio en la cual se colocaron y se bendijeron por el Padre Danilo Sanchinelli Parra. Se adquirieron también un San José y una Virgen de la Medalla Milagrosa que fueron traídos de Esquipulas. Las andas fueron elaboradas por don Otto Melgar, esposo de la señora directora, estrenándose las imágenes y los muebles en la Semana de Dolores de 1994. Desde las primeras procesiones llegaba una banda de maestros filarmónicos para ejecutar marchas fúnebres, dirigidos por el maestro Alfonso Colindres, quienes estuvieron presentes hasta la primera década del siglo XXI. Fueron tan relevantes estos actos paralitúrgicos en el Colegio Inglés Americano que la Parroquia dominica San Martín de Porres que se encuentra en el sector, solicitaba al establecimiento para apoyar en las celebraciones del Corpus Christi. La organización de alumnos, maestros, padres de familia y personal administrativo era de muy buen nivel, dirigida por el profesor Alejandro Tobar con la asistencia del maestro de Historia del Arte Antonio Franco, ambos cucuruchos. La experiencia del profesor Tobar estaba dada por su conocimiento de la Semana Mayor pero también por haber sido uno de los altareros más importantes para el mes de octubre de la Virgen del Rosario en Santo Domingo en dos periodos, de 1982 a 1995 y del 2011 al 2017. Era distintivo que las y los estudiantes del Inglés Americano que tenían algún cargo en la procesión llevaran un cinturón y bandas amarillas, lo cual fue establecido por el profesor Tobar para mejorar la organización del cortejo, participando todo el alumnado con su uniforme escolar, estructurándose una procesión formal con cruz alta y ciriales, seguida de las estaciones del Vía Crucis y las filas conformadas por todo el estudiantado, padres de familia, profesores y exalumnos. La procesión llegó a ser ampliamente conocida que atrajo a vendedores ambulantes y estacionarios, propios de la época, por lo que una vez al año muchos jóvenes que no tenían relación con las manifestaciones socioculturales de religiosidad popular tradicionales vivían ese momento con significativo entusiasmo, teniendo la experiencia de ser participantes directos. La colonia Vista Hermosa II, la cual está compuesta socioeconómicamente por grupos privilegiados que son capas medias altas y algunos sectores de mayor nivel económico, vivió por última vez la procesión del Colegio Inglés Americano en el 2008, año en que el establecimiento fue trasladado a Fraijanes y cambió de propietarios, realizándose por última vez el cortejo en el interior de las nuevas instalaciones en el 2009. A partir de esa fecha y del retiro de los profesores organizadores, aquella emotiva procesión de jóvenes y de la comunidad colegial del Inglés Americano, dejó de llevarse a cabo. Como lo expresa una vecina de Vista Hermosa II, “seguimos haciendo la alfombra cada Miércoles o Jueves de Dolores que era cuando aquí enfrente de la casa pasaba tan bonita y recordada procesión, la cual extrañamos mucho, y por eso, aunque no haya más procesión, aquí hacemos su alfombra de recuerdo en la entrada de la casa”.

Acto de Via Crucis en el Colegio Inglés Americano en la primera década del siglo XXI. Se observa al profesor Alejandro Tobar, el primero de izquierda a derecha en el grupo de presentadores, y al maestro músico Walter Melgar, sentado, ambos docentes también en el Instituto Bethania.

La procesión del Instituto Bethania

En la parte sur de la colonia Vista Hermosa I, al oriente del Bulevar del mismo nombre que divide las dos áreas residenciales, sale en procesión una Virgen de Dolores, que es la advocación de patronazgo de la Congregación de las Hermanas de Bethania, Consoladoras de la Virgen Dolorosa. Se trata de una talla de tamaño natural que fue realizada en el taller de la 8ª. calle y Avenida Elena de la zona 1 en la Ciudad de Guatemala, pero se le llevó al maestro Francisco Caravantes para que le otorgara una estética más fina, convirtiéndola en una imagen de singular belleza inspirada en la Virgen Macarena de Sevilla. La sacra escultura del Bethania corresponde a mediados de la década de los 90, siendo introducido para los actos procesionales un Jesús Nazareno, obra del mismo maestro Caravantes. Los actos penitenciales se realizaban el Viernes de Dolores, pero por diversas razones se trasladaron al jueves anterior, realizándose por varios años durante la noche. Sin embargo, la situación social del país hizo que se trasladaran para las horas vespertinas y recientemente en la mañana. El día anterior, es decir el Miércoles de la Semana de Dolores, se lleva a cabo una vigilia para la Virgen, con amplia participación de la comunidad educativa y representaciones de la pasión de Jesús en vivo, con actores y actrices de teatro profesionales, siendo una actividad concurrida. La procesión de la Dolorosa de Bethania, cargada por niñas, padres de familia, maestras, maestros y monjas, sigue realizándose en las calles de la colonia Vista Hermosa I que son las aledañas al Instituto, elaborándose alfombras por los vecinos y adornándose los frentes de las casas con pendones morados, flores y cromos. Uno de los feligreses que siempre esperaba la procesión era el Dr. José Barnoya, médico urólogo, escritor y cronista, defensor de las tradiciones populares e impulsor de que el vecindario se involucrara para ambientarse con los elementos de la época. En la organización de este cortejo procesional y sus actividades previas también resalta la figura del profesor Alejandro Tobar, quien es docente de la institución hasta la fecha. Su trabajo de estimular los históricos rituales de la Cuaresma y la Semana Santa guatemalteca en dos colegios de sectores sociales y áreas geográficas que tienen poca relación con la riqueza de la cultura popular, ha sido fundamental y es uno de los objetivos de este artículo reconocerlo como un pequeño homenaje. Agradezco al profesor Alejandro Tobar la entrevista otorgada para la realización de este escrito, el cual también es un reconocimiento a su arduo trabajo en el fortalecimiento de las tradiciones de Cuaresma y Semana Santa.

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