Juan Pablo Arce Gordillo
Cucurucho y Poeta

  • SIN GUANTES

Cuando uno ve el cuadro de la Creación de Miguel Ángel, advierte que “Esta es una de las obras más representativas del espíritu del Renacimiento italiano, debido al modo de representar la creación del hombre. Destacan la imagen antropomorfa al Creador, la jerarquía y proximidad entre los personajes, el modo en que Dios aparece y el gesto de las manos de Dios y el hombre, tan original como revolucionario. (…) La escena tiene lugar después de que Dios ha creado la luz, el agua, el fuego, la tierra y los demás seres vivos. Dios se aproxima al hombre con toda su energía creadora, acompañado de una corte celestial”.[1]

Algunos se preguntarán, ¿qué relación hay entre parte del título de este artículo y lo referente a un clásico renacentista de la pintura universal? Pues bien, la mano de Dios y la de Adán no se tocan, la de Él está firme, directa, la del hombre dobla ligeramente un dedo, para que si bien haya contacto energético entre el Creador y el humano, por un símbolo de reverencia y respeto -del creado-, no se toquen ambos personajes. ¡La interpretación de la escena de para tanto!, desde la perspectiva que ustedes gusten.

En ese orden de ideas, con cierta libertad que tenemos los artistas para crear, formular, reformular y replantear sobre lo creado, resultó inevitable asociarlo con el hecho que para la Cuaresma y Semana Santa de 2022 (en condiciones todavía anormales), uno de los distintivos de asepsia que privarán en los distintos cortejos procesionales (intramuros y en las calles), será precisamente el no-uso de los guantes; las manos desnudas de cargadores y devotas, al momento de llevar en hombros a aquellas imágenes que finalmente hayan o habrán de salir, por distintas circunstancias, decisiones (atinadas o no, que acá no corresponde analizar) y claro, extrañando esa parte del atuendo usual para cargar.

¿Y cuál es la función de los guantes, por qué se usan, para qué sirven?

Muchas actividades –y las procesiones no son ajenas a ello; es más, lo tienen acendrado– se manifiestan a través de símbolos. En términos generales, los guantes son una barrera para separar lo mundano, lo profano, de lo sagrado; de separar lo que se considera inferior (p. ej. un súbdito), frente a lo superior (la realeza); establecer una barrera entre quien porta un pabellón nacional, frente a éste (que es un “paño de tela”, pero representa a la patria), etcétera. Sugiero al lector, imaginar otros supuestos.

Por eso, quienes hemos tenido el honor de llevar en hombros a las diversas imágenes que transitan por las calles y avenidas de Guatemala (me refiero a la República, lejos de un localismo citadino o de grandes centros urbanos), nos ilusiona tener a punto el par de guantes blancos, negros o ambos; que estén impecables, algunos con el anagrama o distintivo institucional. En fin, lo que se dice “punta en blanco”, para usarlos el día correspondiente. Pero que en las actuales circunstancias, será una prenda que por las razones epidemiológicas y sanitarias del caso, no deberá usarse. En su defecto, líquido, aerosol, toallas húmedas y cualquier otro aditivo, precisamente para limpiar el bolillo, la almohadilla, las horquillas, lanzas y cualquier otro elemento que necesite periódicamente ser desinfectado. Suena lógico, atendible.

Corresponderá a los responsables de los diversos cortejos procesionales, tomar las medidas del caso, para que los bolillos y demás parafernalia procesional, que constantemente reciban estas sustancias, no se desgasten, descascaren, dañen o cualquier otro efecto que en condiciones de normalidad, no ha sido lo usual aplicarles

  • SIN INCIENSO

Siempre, en el campo de los símbolos y parafraseando lo que nos dicen los salmos, desde el Antiguo Testamento, este elemento ha sido el símil perfecto para equipararlo con las oraciones que suben ante la presencia del Señor. Pero este año, como parte de las medidas de asepsia que por disposiciones generales se han tomado, tampoco irán incensarios dentro del cortejo, sahumando frente a las andas de Jesús o la Santísima Virgen.

Entonces, con mucho tino en las redes sociales han propuesto que desde las puertas o balcones de las casas, sus moradores dejen sentir a través de incensarios hechos o improvisados, ese característico olor, ¡qué tanto da para la construcción kinestésica, privilegiando el sentido del olfato, al jugar un papel determinante e infaltable al paso de las procesiones!

Estamos ante una conmemoración atípica, incluso distinta a los cortejos intramuros (2020, el Viernes Santo con Jesús de la Merced; 2021, ya con varias imágenes en sus templos y atrios), alejada de lo usual de tantos años. En un proceso, al menos en 2022, de cierta mutación y a la espera de lo que nos deparen los años venideros. ¡Dios nos permita verlo!

Y la frase “sin guantes y sin incienso”, sonará como común denominador y emblemático para lo que personalmente considero como una época de transición.

Guatemala, entre la noche, madrugada y amanecer,

14 y 15 de febrero de 2022.

Consulta el 14/02/2022, 18:00.

Artículo anteriorMemorias de un cucurucho
Artículo siguienteJesús de las Palmas de Capuchinas, referente de la Semana Santa guatemalteca