Modesto Caballero Ramos es licenciado en Ciencias Penales. Graduado del segundo curso-taller Historia y práctica de la creación poética del Centro Cultural Dulce María Loynaz. Corresponsal de prensa y director del Taller literario Majadahonda, adjunto a la Casa de la Poesía del Historiador de la Ciudad de La Habana, vicepresidente del Grupo Ala Décima y subdirector de su sitio web Cuba Ala Décima.   Cultiva por igual la poesía en estrofas tradicionales como el soneto y la décima, y también los versos libres. Ha sido publicado en cuatro antologías poéticas: Una vez vino un ángel; Habana 10; Poesía cósmica Cubana, tercer tomo; Verde ramo en el aire sin dueño y Piedra de escándalo, Décimas, Guatemala, Editorial Universitaria.

 

 

Sucesos
Cada mordida es un beso
en la pupila del día.
La caricia en rebeldía
convierte todo en exceso.
La vida en brutal suceso
se desnuda a dentellada.
Ante la fría mirada
del que la deja tramar,
la vida es solo el altar
donde el hombre es llamarada.

Apoyo

Tras el temblor del papel
la mano gime, estrangula
al verso cuando simula
dibujarse en el pincel
de tu mirada la piel
inocente del adema.
Ya no será el anatema
que comulgue con la suerte
el no querer y tenerte
tan solo como un poema.

Plegaria por el dolor sin nombre

A la memoria del Mónica Alicia Cifuentes Muñoz

Mi Dios, abriste la puerta
ante el toque que me aflige.
Perdonad al que te exige
la flor ausente en la huerta.
¿Por qué no dejaste abierta
una ventana al aliento?
Dime Señor, ¿qué tormento
quedará por ser probado
luego del que habéis sembrado
en la vid del desaliento?

Perdonadme, no te miento
cuando en mi sed sin venganza
bajo el dolor pongo a ultranza
el amor que por ti siento.
Sin embargo el sufrimiento
que nos ha dejado impide
callar el clamor que incide
mi voluntad. Determino
soportar, si es el destino
que me das, y el que me pides.


Pero Gran Padre, no anides
otra esperanza, no tengo
más valor que el devengo
ni otro yo que convalide
mi sufrimiento. ¿Qué pides
después de todo? Tan cierta
como tu voz es la abierta
zanja que llena mi llanto.
¡Oh! Dios, recoge en un manto
la flor ausente en la huerta

Los pasos del silencio

Cruza la noche en silencio
calzando zapatos claros
van rumbo a los desamparos
de mis pies, los diferencio.
Vuelan las grullas, sentencio
que algún preludio retarde
al sol que en mis venas arde,
pero la noche no cura
mi cansancio. Sigue oscura
mi vocación de ser tarde.

¿Por quién doblan las campanas?

 ¿Por quién doblan las campanas
cuando un decimista parte?
cantan triste por el arte
que se va, son las tempranas
mañanitas en arcanas
sinfonías. Son parlantes
corazones que distantes
del bronce se hacen humanos
para llevarlos de manos
«con las glorias de Cervantes»

En ambientes ataviados
van los amores distantes
como viejos rocinantes
dolores poetizados.
Tañendo versos rimados,
son soledades humanas,
en tonadillas hermanas
quizás nos da una sorpresa.
Esa duda no se expresa:
¿Por quién doblan las campanas?

Canción para el milenio de la Habana

Para amarte Ciudad tengo motivos:
no pusiste un pendón para mi cuna
pero lejos de aquí, bajo una luna
crecida y abundante, vi cautivos
aquellos mis primeros vocativos
entre los muros de tus mil detalles.
Cuando pude, cambié los verdes valles
de mi infancia lejana por tu Prado.
Hoy soy tuyo, Ciudad, y enamorado
me entrego a las orquídeas de tus calles.
Para amarte también te di retoños,
retoños que ya están multiplicados,
te aman, mi Ciudad y abanderados
son parte de tu esencia, mis bisoños.
Ecléctica te vuelven los otoños
en el cristal del tiempo centenario.
Te esperaré en mi polvo milenario
para cantar contigo nuestra gloria.
Hasta entonces, Ciudad, en la memoria
sembraremos la luz del calendario.

Selección de textos. Roberto Cifuentes

 

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