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Dennis Orlando Escobar Galicia


“Castigo divino” es una novela del nicaragüense Sergio Ramírez Mercado (1942) –la tercera de su autoría y para muchos la mejor- escrita en Managua de septiembre de 1985 a agosto de 1987, publicada en 1988 por Mondadori España, con varias reediciones y ediciones de otras editoriales; obtuvo el Premio Dashiell Hammett en España. Es una inmensa novela de tipo policial, basada en hechos reales, que trata de una sucesión de asesinatos por envenenamiento en la ciudad de León, Nicaragua, en 1933. El posible autor -un abogado, dandi y poeta-, originario de Guatemala, de nombre Oliverio Castañeda, ya estando en la cárcel sin haber sido sentenciado definitivamente (por la muerte de su esposa guatemalteca Marta Jerez, y de los nicaragüenses Matilde Contreras y Don Carmen Contreras), al fugarse, le aplican la ley fuga y es asesinado por la Guardia Nacional del general Anastasio Somoza, un 24 de diciembre. 

Me motivé a leer “Castigo divino” por las muchas invenciones que escuché y vi acerca de su contenido, al colmo que en una ocasión vi en YouTube un video de una universidad nicaragüense, donde en la portada colocaron la fotografía de Oliverio Castañeda –el dirigente estudiantil guatemalteco, asesinado en 1978- para referirse a la novela de Ramírez Mercado. A finales de 2023 que decidí comprar el libro y leerlo; me fue difícil localizarlo, no obstante ser obra de un laureado y reconocido escritor, ensayista y político centroamericano.  En algunas librerías –incluso de popularidad- hasta me dijeron que no vendían obras religiosas.  Al investigar en Internet localicé el libro, en dos ediciones, incluyendo la más reciente, en una reconocida librería de la zona 10. Un día antes de ir a dicha área de la ciudad, fui una vez más y con más tiempo a la Feria del Libro que organiza la Municipalidad de Guatemala.  En esta ocasión no pregunté ni busqué en los libros que muestran las portadas en los quioscos de la feria, escudriñé en los apretados lomos de impresos que colocan por si acaso alguien pregunta por un título o autor. Ya cuando el sol, a mis espaldas, me hacía insoportable la exploración lo encontré en una librería de nuevo y usado llamada Popol Vuh. Al extraer tremendo mamotreto, forrado de papel celofán transparente, y ver su bajo precio –comparado con los de la librería de la zona 10- me emocioné y al mostrárselo al vendedor me dijo que tenía rebaja. La oferta me hizo dudar por lo que solicité quitarle el forro para constatar que estuviera en buenas condiciones. Al ver la seguridad del joven comerciante, muy presto a atender mi solicitud, opté por echarlo en mi bolso, pagarle e inmediatamente retirarme del lugar.

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Esa noche, ya en casa, con mucho cuidado desenvolví el papel celofán que cubría el libro y para mi sorpresa lo encontré en muy buen estado, tan solo con las hojas un tanto amarillentas por el paso del tiempo y con una breve dedicatoria: “Aquiles: disfrútalo, Tita”.  El libro, cuya portada ilustra este comentario, es de punto de lectura. Primera edición en México: septiembre 2002. Tamaño media carta y de 807 páginas.  

Desde el inicio la lectura me atrapó: “Siendo aproximadamente las nueve de la noche del 18 de julio de 1932, Rosalío Usulutlán, de cuarenta y dos años, divorciado, de oficio periodista y en tal calidad empleado como redactor principal del diario “El Cronista”, deja su asiento de luneta en el Teatro González al concluir la exhibición de estreno de la película de la Metro Goldwyn Mayer “Castigo divino”, protagonizada en los roles estelares por Charles Laughton y Maureen O’Sullivan.”   

Y es que ese primer párrafo contiene el nombre de la película Payment deferred (que se tradujo como “Castigo divino”), estrenada en 1932. Esta cinta trata de un trabajador bancario que queda absuelto de un homicidio pero que después se involucra en otro.  Además la portada de la edición que principio a leer es una escena de ese filme. A Sergio Ramírez siempre le ha gustado el cine, al punto que desde los ocho años recolectaba cintas de películas y las unía a su criterio, y a los doce años fue proyeccionista de cine de su pueblo. Ramírez en alguna ocasión dijo que le hubiera gustado ser el realizador de Cinema Paradiso.   Además la frase castigo divino es muy utilizada entre las personas cristianas para referirse al castigo sobrenatural de Dios a una persona, grupo o a todo el mundo.  Ahora entiendo por qué cuando pregunté por el libro me respondieron que no vendían libros religiosos.  

La obra de Ramírez Mercado contiene abundante lenguaje jurídico, político y periodístico, pero escrito de manera comprensible. Y es de esperar que así sea porque el autor es un abogado egresado de la UNAN, periodista, escritor y político. A través de la lectura, que nos mantiene en suspenso por desentrañar al o a los culpables de los crímenes, nos introducimos en interesantes aspectos forenses y científicos de la época. Asimismo en las descripciones de las personas, lugares y sucesos –desde los alimentos que se consumían hasta las medicinas que se anunciaban- nos damos cuenta como era León, Nicaragua, de ese entonces.  Para llegar a situarnos en ese contexto no hay duda de que el autor realizó una exhaustiva investigación bibliográfica, documental y hemerográfica.  Y seguramente recordó lo que fue suceso noticioso cuando él –Sergio Ramírez- tenía nueve años, y posiblemente entrevistó a algunos mayores cuando empezó a escribir la obra. En una entrevista dijo que se interesó en escribir la obra desde que entró a estudiar derecho y que por casi veinte años investigó y tomó apuntes,

En los inicios del libro (pág. 45) que no es de lectura lineal, aparece una entrevista a Oliverio Castañeda, el acusado, donde el periodista de “El Cronista” le pregunta algunas generales de su vida. Oliverio dice que nació en Zacapa, Guatemala, el 18 de enero de 1908. Agrega que su padre se llama Ricardo Castañeda Paz, militar en retiro; su hermano Gustavo está estudiando en la Facultad de Medicina de Guatemala; su otro hermano, Ricardo, está terminando la carrera de Medicina en Alemania. También dice que él estudió la primaria en el Colegio de Infantes de Guatemala, el bachillerato en el INVO, Chiquimula. Añade que inició estudios de derecho en la USAC y los terminó en León, Nicaragua, donde se graduó en 1933.  

En la página siguiente, la 46, Oliverio ratifica que a los 18 años fue miembro del gabinete del Gobierno de Guatemala, agregando que 1929 fue enviado como agregado de la Legación de Guatemala en Costa Rica. Démonos cuenta de que fue funcionario del gobierno de Lázaro Chacón y que después, en 1931, inició el gobierno del general Jorge Ubico Castañeda, en Guatemala. Es por eso que en la novela se connota que Ubico en Guatemala y los Somoza en Nicaragua, estaban de acuerdo en perjudicar a Oliverio Castañeda. 

La obra del ganador del premio Cervantes 2017, Sergio Ramírez, es una novela emocionante por su suspenso y trama que hasta serviría para trasladarla a la pantalla grande. Ya en abril de 2013 fue llevada a la pantalla chica por un canal colombiano. Pero además debería ser lectura recomendable para todos los estudiantes de derecho y de periodismo, y de historia para los de Nicaragua.

Pero también hay que leerla para salir de toda duda y no confundir al Oliverio Castañeda Palacios, protagonista de la novela, con el Oliverio Castañeda de León, el mártir guatemalteco asesinado en 1978.  Seguramente la confusión se deba a que el primero es muerto en León y el segundo es de apellido de León.  También se ha llegado al colmo de chismes y confusiones decir que Sergio Ramírez, por haber publicado la novela en 1988, diez años después del asesinato de Castañeda de León, utilizó el nombre del estudiante guatemalteco en su memoria. 

Alfonso Guido (1988), escritor y editor nicaragüense, fundador de la revista “(Casi) literal” publicó, en 2019, sendos artículos para referirse al Oliverio Castañeda muerto en Nicaragua y el Oliverio Castañeda muerto en Guatemala. En ellos concluye que compartieron el mismo nombre, apellido y lugar de nacimiento. Pero también dice que a ambos los unían lazos de sangre: Oliverio Castañeda Palacios, el supuesto envenenador de León, fue hermano mayor de Gustavo, padre de Oliverio Castañeda de León y de Ricardo, padre de Aldo Castañeda, pionero reconocido mundialmente en la rama de la cardiología pediátrica.  Oliverio Castañeda Palacios fue, por lo tanto, tío de Oliverio Castañeda de León. 

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Pero…lo más cierto es que ninguno de los Oliverio se conoció: Castañeda Palacios nació el 18 de enero de 1908 y Castañeda de León el 12 de octubre de 1955.  El primero fue muerto en 1933 cuando no había nacido el que después fuera dirigente de la AEU, asesinado el 20 de octubre de 1978. 

Lo que no hay ninguna vacilación es que es una novela de mucho conocimiento, que –ahora que tengo más referencias- tendré la oportunidad de leerla nuevamente.  “Castigo divino” es una novela con un amplio valor literario, jurídico, político y social, que causó un gran impacto dentro y fuera de nuestra nación. Esta novela abrió la brecha a otras novelas, tuvo gran éxito y ha sido traducida a más de siete idiomas”, dice la UNAN-Managua. 

“La historia de “Castigo divino”, del nicaragüense Sergio Ramírez (1942), podría figurar perfectamente en las páginas de cualquier periódico amarillista.” Así inicia su extenso ensayo Gisela Kozak Rovero, investigadora, ensayista y catedrática venezolana, titulado “Castigo divino, de Sergio Ramírez: Novela policial, folletinesca, satírica y autorreflexiva.” 

Actualmente quien sabe si “Castigo divino” esté siendo leída en Nicaragua, en virtud de que el régimen de Ortega y Murillo la ha emprendido contra su autor por no alinearse con el despotismo. En 2023 le quitaron la ciudadanía nicaragüense a Sergio Ramírez y le confiscaron la casa de su natal Masatepe. Después de esto:  España, Ecuador y Colombia le otorgaron nacionalidad.  ¿Y en Guatemala, al menos leemos su obra?    

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