Navidad
Imagen: Cultural LH
Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.


 

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
Lucas 2:14

Únicamente se requiere que salgas de casa para darte cuenta del agitado revoloteo que en estos días se vive. Ninguna época del año ni otro momento resulta más esclarecedor para percatarnos del abrumante consumismo y la pérdida del equilibrio en nuestras vidas, que la época de las Pascuas de Navidad. Asustan un poco los extremos a los que hemos llegado. En medio de supuesta espiritualidad, los mercantilismos cosificantes se respiran en cada esquina. Así, aunque no lo queramos, aunque personalmente estemos en desacuerdo, nos damos cuenta que, paulatinamente, las familias y los vecindarios se decantan por esta situación materialista, muy de la mano del neoliberalismo depredador, que, en este caso, se termina devorando el debilitado tejido social de la sociedad contemporánea.
Por si lo anterior fuera poco, es importante identificar que las festividades navideñas se encuentran, indefectiblemente, atadas con el marcaje del fin del año en el calendario estándar, aceptado universalmente, léase, en todos los países del mundo. Por ello, en paralelo a los gastos y convivios, la época navideña no deja de invitar a muchas cosas más, dentro de las que destaca la reflexión inevitable sobre el devenir personal de nuestras vidas. En medio de las reuniones y los preparativos, saltan a nuestras conciencias los estados de algunas situaciones, con las que nos sentimos satisfechos, u otras, que terminamos comprendiendo que no andan tan bien, sea en nuestra familia, o en otras personas con las que tenemos alguna relación.

Pero bien, en términos generales, cuando salimos a las calles y confrontamos esta turbulenta agitación, en la que no deseo reparar demasiado, pues cualquiera que lea sabe a qué me estoy refiriendo, vemos, en resumidas cuentas, una aparente abundancia de los buenos deseos y las consabidas «bendiciones». No obstante, de esta asumida bonanza y bien estar, vale y conviene decirlo, se encuentran, como significativa contraparte, las evidentes desigualdades socioeconómicas y las profundas depresiones personales en las que muchas personas caen, justamente por tomar conciencia que las cosas no están como se quisiera, o como se termina aparentando.

Por ello, en los grupos de chat, no faltan las expresiones en torno de lo que señalamos, sea en un sentido, o en el contrario. Algunos envían imágenes con parabienes, aunque, si se observa, no faltan los pensamientos, las bromas y los sarcasmos. En esta última línea, quiero traer a colación una publicación crítica, que mostraba a una niña quien, en las piernas de Santa Claus, le preguntaba sobre en qué parte de la Biblia se leía al respecto de él. Podemos descubrir una intención bastante clara en el meme, sobre todo, ante la respuesta del muy bien alimentado hombre, disfrazado en rojo y blanco, que respondía, en evidente sarcasmo: «yo trabajo para la compañía de la Coca Cola».

A este respecto, empecemos diciendo que la palabra «Navidad» con la que denominamos la festividad del 25 de diciembre, hace referencia a la natividad de Jesús, el nacimiento del histórico Jesús de Nazaret, descrito en los evangelios bíblicos de Mateo y Lucas. En el meme citado en el párrafo anterior se menciona a la Biblia. Sin embargo, es relevante y pertinente distinguir entre la colección total de los libros bíblicos, la Biblia, y los evangelios, mencionados aquí arriba, que son una parte de esta colección.

Recuérdese que la denominación de la compilación bíblica proviene del término griego βιβλία, que literalmente significa «libros». La Biblia cristiana contiene un poco menos de ocho decenas de libros, de las cuales cerca de cinco pertenecen al Antiguo Testamento, el Tanaj, común a las religiones abrahámicas, entiéndase: judaísmo, cristianismo e islam.
Por otro lado, hablar de los evangelios, los cuatro libros más importantes del Nuevo Testamento, implica, necesariamente, una referencia directa al cristianismo, y así, a la figura de Jesucristo. De los cuatro evangelios, únicamente dos de los llamados sinópticos hablan del nacimiento de Jesús, los evangelios de Mateo y de Lucas, siendo ambos relatos coincidentes en el lugar del nacimiento, la ciudad de Belén de Judea, como se puede leer que sucedería, en los libros proféticos del Tanaj, específicamente en el libro del profeta Miqueas:
Pero tú, oh Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será el gobernante de Israel, cuyo origen es antiguo desde los días de la eternidad (Miqueas 5:2)

También coinciden las dos narrativas en que la madre de Jesús, María, estaba desposada con un hombre llamado José, que descendía del rey David, aunque José no era su padre biológico, dado que la concepción fue causada por la intervención divina. Empero, aunado a las coincidencias, importante decirlo, se encuentran diferencias substanciales con relación al acontecimiento, las cuales no son fáciles de compatibilizar. Muchos estudios, análisis y exégesis se han realizado al respecto de los posibles datos sobre los registros existentes al relativos al nacimiento de Jesús.

Entonces, como una primera conclusión, podemos estar claros que la Navidad y su celebración puede asumir dos acepciones bastante diferentes, dependiendo de si se le concede el significado inicial, que viene a ser la celebración y conmemoración de un evento importante para la fe cristiana, el nacimiento de Jesús, o si se concibe como un tiempo para el descanso y el compartir de la manera predilecta, al margen de esta significancia original, vinculada con algún credo cristiano, en alguna de sus variedades o vertientes.

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Imagen 1: Cultural La Hora.

De hecho, podemos darnos cuenta de que, en el idioma inglés, existen dos formas muy similares para expresar estas dos acepciones de lo relativo a la Navidad, según su cercanía o distanciamiento de su significación inicial. Por un lado, encontramos «holiday», el cual yo, erróneamente, interpretaba como día santo, por el hecho que «holy» se traduce como santo, ejemplificado en «Holy Bible». Es decir, por estos días, entendía «holiday» como equivalente a «christmas». Ahora me he percatado que se distingue entre «holy days» y «holidays», que se traduce como «vacaciones».

Se ven aquí, pues, reflejadas las dos formas de entender o vivir la Navidad. No obstante, que el meme citado al inicio tenía por intención hacer ver que la Navidad refiere a una festividad religiosa, cristiana específicamente, desvinculando al comercial Papá Noel de lo que se entiende como el verdadero significado, conviene comprender que la fecha asignada a la Natividad de Jesús termina siendo un hecho convencional, alejado de cualquier documentación histórica específica, como muy posiblemente muchas personas practicantes de la fe cristiana ignoran.

De esta guisa, el objetivo de esta ocasión es revisar los momentos en los cuales se terminó asignando al 25 de diciembre como fecha para la conmemoración del nacimiento de Jesús. Antes de ello, subrayar la existencia de distintas versiones del cristianismo, en algunas de las cuales no se celebra en el citado día de diciembre, como es el caso del cristianismo de la heterodoxia y las agrupaciones más independientes de la tradición ortodoxa.

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Imagen 2: Cultural La Hora.

En lo que sigue, es pertinente comprender que hay dos aspectos básicos en lo que respecta a la recuperación de la fecha exacta de la natividad de Jesús de Nazaret. Al pensarlo, veremos que, por un lado, tenemos el año en que nació, pero, por el otro, el día, esto es, la fecha específica del año. Como pasaremos a tratar, aunque actualmente se conmemore, anualmente, el 25 de diciembre, caeremos en la cuenta de que tal dato no se encuentra registrado en ningún documento histórico, como sucede con otros personajes distinguidos y famosos de la historia humana reciente. En esta expectativa exploratoria, discurriremos sobre algunas razones para las convenciones asumidas.

Recapitulando, empezamos esta publicación anotando unas ideas introductorias sobre lo agitado de la época de las Pascuas de Navidad, invitando a la reflexión de lo que cada una y cada uno de nosotros le damos a estas fiestas. En este sentido, no proporcionamos ninguna explicación sobre el uso del calificativo de «Pascua», lo que podremos tratar en futura publicación. Pasamos a explicar que el objetivo de esta oportunidad es aproximarnos a diversas investigaciones que se han realizado en los dos milenios precedentes, en la búsqueda de referentes documentales para la determinación de la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret, al margen de la celebración que se hace de este evento cada 25 de diciembre, en la festividad de Navidad.

Por otro lado, en complemento, sabemos que el calendario contemporáneo utiliza el nacimiento de Jesús como referencia básica, en el sentido que pensamos que Jesús nació hace 2023 años, dado que estamos por finalizar el año identificado con este numeral. Es decir, el nacimiento de Jesucristo funciona como referencia temporal de la cronología histórica, asumiendo que el instante de su natividad se constituye en el momento cero de la historia humana reciente. Sin embargo, actualmente se piensa que esta hipótesis sobre el año del nacimiento de Jesús contiene varios errores, lo que se debe a que, a fines del siglo V, un monje bizantino, Dionisio el Exiguo, incurrió en algunas fallas en sus cuentas. Sobre Dionisio, se lee:

Dionisio el Exiguo, Dionysius Exiguus, (c. 460/5 – 525/50) fue un monje, erudito y matemático de origen bizantino, conocido, sobre todo, por ser el creador del cálculo del Anno Domini, para calcular la fecha de la Pascua, en sustitución de la anterior era diocleciana, medida utilizada en el calendario juliano y en el calendario gregoriano que lo sucedió y perfeccionó.

 

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Imagen 3: Cultural La Hora.

También comentamos que, aunque la fecha es ampliamente difundida, cabe mencionar que algunas personas, pertenecientes a otras variantes del cristianismo, lo conmemoran en un diferente día del año, en virtud de referencias encontradas en algunos escritos que se consideran sagrados. Empero, de hecho, nos hemos quedado más arriba, mencionando que la mayoría de las denominaciones del cristianismo, las de la ortodoxia, celebran la festividad de la natividad el 25 de diciembre. En estas iglesias se incluyen, tanto las de tradición occidental, como la Iglesia católica, las denominaciones protestantes y los ortodoxos de rito occidental, como algunas otras de las iglesias del rito oriental. Sobre estos puntos, en la Wikipedia se lee:

la Iglesia ortodoxa y el cristianismo oriental observan una temporada similar, a veces llamada Adviento, pero también llamada «Ayuno de Natividad», que comienza cuarenta días antes de Navidad. […] Otros ortodoxos, por ejemplo, coptos, etíopes, georgianos y rusos, celebran la Navidad el 7 de enero (Koiak 29 en el calendario copto) como resultado del cumplimiento del calendario juliano, en lugar del calendario gregoriano. La Iglesia armenia, sin embargo, continúa la antigua práctica original cristiano oriental de celebrar el nacimiento de Cristo no como una festividad separada, sino el mismo día de la celebración de su bautismo, Teofanía, que es el 6 de enero.

 

Por otro lado, sabemos que nuestro país, al igual que los otros en Latinoamérica, es rico en tradiciones navideñas, usualmente provenientes del catolicismo sincrético desarrollado y asumido en la Colonia. Tanto en las tradiciones heredadas del Viejo Continente, como en las incorporadas por la cultura de los distintos pueblos amerindios, se observan ciertas escenas que muestran la natividad con elementos que, al ser analizados, no poseen un basamento histórico real, en el sentido que provienen de las diferentes prácticas de fe por parte de las comunidades, sin referente en las escrituras evangélicas. Conviene entonces revisar los evangelios, específicamente Mateo 1:18-22 y Lucas 2:1-20, tratando de descubrir, en cada caso, los indicios necesarios para la requerida datación.

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Imagen 4: Cultural La Hora.

Sin embargo, como se apreciará, no todo lo que usualmente vemos en las representaciones gráficas se encontrará en estos dos relatos. De hecho, son pocos los elementos incluidos en los evangelios citados. En este sentido, todo cristiano debería reconocer que tales elementos son fruto de la imaginación de distintos proponentes posteriores, en quienes diferentes corrientes filosóficas fueron influyendo a lo largo del tiempo. Un ejemplo es la clásica escena del pesebre, con la mula, los pastores, los corderitos y los tres reyes magos encaminados con las ofrendas. Esta revisión crítica se incrementa cuando nos enteramos que los escritos iniciales de estos dos evangelios no incluían los capítulos primero y segundo, sino que estos capítulos fueron añadidos, posteriormente, a las escrituras originales.

De esta manera, el énfasis que deseamos trasladar en lo que sigue es al respecto de las bases históricas en torno del nacimiento de Jesús, no solo respecto a estos posibles elementos, identificables en las distintas tradiciones, sino también, de forma particular, con relación a la fecha exacta en la que este importante evento aconteció. Tenemos en mente, por ahora, dos objetivos distinguibles. Determinar el año probable del nacimiento del histórico Jesús de Nazaret y lo correspondiente al mes y día de tal acontecimiento.
Para ello, revisaremos el contenido de los dos evangelios que hablan de la natividad, para, posteriormente, incluir unos análisis y consideraciones sobre lo que allí se relata. Antes de entrar en materia, notar que, en el Evangelio de Marcos, el que se considera más antiguo, no se menciona nada sobre el nacimiento, infancia y juventud de Jesús, pues este libro da inicio con el relato del bautismo y la tentación en el desierto, antes de comenzar su prédica y vida pública. Es el más breve de los cuatro evangelios canónicos, existiendo amplio consenso en que fue escrito a finales de los años 60 del siglo I d. C.
Por otro lado, se considera que el Evangelio de Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento, fue escrito en la década de los 80 d. C., esto es, veinte años después de Marcos, considerándose relativamente simultáneo al Evangelio de Lucas. Mateo enfatiza el papel de Jesús como el Mesías de Israel, difundiendo el mensaje de salvación para todas aquellas personas fuera de la fe y la cultura judía. Acá abajo una sinopsis de la narrativa de la natividad en este evangelio, específicamente lo contenido en Mateo 1:18-24 y en Mateo 2:1-23.

El Evangelio de Mateo no relata ningún viaje previo al nacimiento de Jesús, por lo que se podría suponer que María y su esposo José vivían en Belén. María quedó inesperadamente embarazada y José pensó en repudiarla, pero un ángel le anunció, en sueños, que el embarazo de María era obra del Espíritu Santo y le profetizó, con palabras del profeta Isaías, que su hijo sería el Mesías esperado por los judíos.

Por esas fechas, unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén, preguntando por el «rey de los judíos que acaba de nacer», con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, quien decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visitó a José y le advirtió de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte del monarca, nuevamente notificada a José por el ángel, que se le presentó así por tercera vez. Entonces, José retornó y se instaló con su familia en la ciudad de Nazaret, en Galilea.

De manera levemente diferente, el Evangelio de Lucas presenta otro tipo de detalles. Los estudiosos y exégetas ven en este evangelio una clara finalidad pastoral, puesto que se enfatiza la figura de Cristo como el Salvador de todos los hombres, resaltando su espíritu de misericordia. Este evangelio, por su estilo y orientación, suele enmarcarse dentro de la historiografía helenística. A continuación, un resumen de lo relatado en Lucas 1:5-80 y en Lucas 2:1-40.

En el Evangelio de Lucas, se relata que María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista, ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes, y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel, evento conocido como la Anunciación. El emperador Augusto entonces ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento, y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Así, Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores.

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Imagen 5: Cultural La Hora.

En este Evangelio de Lucas destacan los detalles al respecto de la concepción y nacimiento de Juan el Bautista, hijo de Isabel, en parentesco cercano con María, la madre de Jesús. Nos quedamos aquí, para continuar en la segunda parte de este artículo, en la que estaremos cruzando ambas narrativas y agregando elementos para la datación histórica del día de Navidad.

 


Fuente de imágenes :

[ 1 + 5 ] Imagen tomada de gAZeta, editada por Vinicio Barrientos Carles: https://www.gazeta.gt/religion-y-espiritualidad-ii/

[ 2 ] Imagen tomada de gAZeta, editada por Vinicio Barrientos Carles : https://gazeta.gt/los-concilios-ecumenicos-y-la-cristologia-ii/

[ 3 ] Imagen editada por Vinicio Barrientos Carles: https://www.bbc.com/mundo/noticias-63977195#

[ 4 ] Imagen editada por Vinicio Barrientos Carles: https://www.globovision.com/nacional/1006/nacio-el-nino-jesus-un-momento-para-la-union-y-reconciliacion-familiar + https://noticias.laiglesiadejesucristo.org/articulo/la-historia-del-nacimiento-de-jesucristo

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