Imagen La Hora: Cortesía Suplemento Cultural
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Fidelina, mi solo y único amor:

Voy a aburrirte una vez más con mis pensamientos acerca de la inspiración y la creatividad pero, como advertirás, esos pensamientos están directamente relacionados contigo.

He reflexionado largamente acerca de la inspiración y la creatividad y, poco a poco, creo haber descubierto la naturaleza esencial de estos dones.

A mí, la inspiración y la creatividad me llegan solamente cuando me he abstenido de una mujer por un período bastante largo. Cuando, con pasión, he vaciado mi fluido en una mujer hasta haberme exprimido por completo, entonces la inspiración me rehúye y las ideas no acuden a mi mente. ¡Considera cuán extraño y maravilloso es que las mismas fuerzas que concurren para fertilizar a una mujer y crear un ser humano tengan también que concurrir para crear una obra de arte! Y todavía el hombre desperdicia este fluido fecundante por un momento de éxtasis.

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Lo mismo sucede con los eruditos que se consagran a las investigaciones o con los hombres que realizan descubrimientos. La fórmula es aparentemente simple: sea cual sea su disciplina, el creador debe abjurar de las mujeres; de modo que las fuerzas de su cuerpo se acumulen en su cerebro en forma de inspiración, y así pueda dar vida a una obra de arte pura.

Piénsalo bien, ¡la tentación y el deseo sexual pueden convertirse en inspiración! Por supuesto, hablo tan solo para aquellos que poseen habilidad o talento. Un idiota, viviendo sin mujeres, sencillamente se volvería loco a causa de la frustración. No puede crear nada digno de Dios ni de los hombres.

Por otro lado, el amor no correspondido y la pasión insatisfecha, agudizada por la imagen de la amada y acompañada de una insoportable frustración pueden contribuir a la creatividad.  He observado el fenómeno en Norwid.

¿Qué pasa entonces con Mozart? No lo sé, pero creo que su mujer se convirtió en un plato ordinario para él, su amor y su pasión se enfriaron, y por eso fue capaz de componer tal cantidad. Nunca he oído de ningún asunto amoroso en la vida de Mozart.

Dulcísima Fidelina, ¡qué cantidad de ese precioso fluido, cuantas fuerzas he malgastado contigo! No te he dado ningún hijo y Dios sabe cuántas inspiraciones excelentes, cuántas ideas musicales se han perdido!

¡¡Operam et oleunsa perdidi «He desperdiciado el trabajo y el esfuerzo»!!  Quién sabe las baladas, las polcas, ta1 vez un concierto entero, que han sido engullidas para siempre por tu re bemol mayor (su código para referirse al órgano sexual femenino, posiblemente porque el re bemol es una tecla negra que se encuentra entre dos blancas, do y re). No puedo imaginar lo que podría haber sido, ya que no he compuesto nada durante un tiempo tan largo, inmerso como estaba en ti y en el amor. Obras que podrían haber visto la luz, se ahogaban en tu pequeño Y dulce re bemol mayor, ¡o sea que estás repleta de música y fecundada con mis composiciones!

El tiempo vuela, la vida sigue corriendo, nadie puede volver a atrapar los momentos perdidos. ¡Con razón los santos llamaban a la mujer la puerta de infierno!

No, no, retiro esta última frase. Me como mis palabras. No borraré lo que acabo de escribir porque si lo hiciera me importunarías hasta que te dijera qué palabras borré. Y no tengo tiempo para escribir otra carta.

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Para mí tú eres la puerta al paraíso. Por ti renunciaría a la fama, la creatividad, a todo. Fidelina, Fidelina; te extraño intensa y aterradoramente.            .

Tiemblo como si las hormigas corrieran de mi espinazo a mi cabeza. Cuando por fin llegues en tu diligencia me pegaré a ti de modo que en una semana serás incapaz de arrancarme de tu pequeño re bemol mayor, y al diablo con la inspiración y las ideas. Dejemos que mi composición se pierda para siempre en la oscuridad.

Ah, se me ha ocurrido un nuevo nombre musical para el pequeño re bemol mayor. Podríamos llamarle tácet (expresado en notación musical por –). Te lo explico: ¿acaso no es una pausa, un agujero, en mitad de la melodía? Entonces esa palabra es un término musical bastante apropiado para el pequeño re bemol mayor.

Hoffmann acaba de llegar y arrojó al viento la posibilidad de escribir una carta. Los alumnos también llegarán pronto. Termino, pues, para que mi letra pueda salir en el correo de hoy. Beso tu pequeño y adorado cuerpo en todas partes.

Tu más fiel Frédéric

Tu enteramente fiel Frédéric,

Tu alumno más aventajado, aquel que

hábilmente ha llegado a dominar el arte de hacer el amor.

  1. D.: Ayer perdí el tiempo sin hacer nada y no eché la carta, así que le añado un poco.

Acabo de terminar un Preludio.

Traducción de Vicenç Tuset

 

 

 

 

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