Suplemento Cultural
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María del Rosario Molina

Me llamo María del Rosario Molina. Nací el 17 de abril, en plena Semana Santa de un año que no quiero recordar. Comencé a publicar poesía a los dieciocho años en los periódicos y revistas de la época: El Imparcial, La Hora Dominical, La Nación y otros. Por eso en este libro figuran algunos poemas ya publicados y muchos inéditos. Después también escribí prosa. Posteriormente hice estudios de traducción. Letras y Ciencias Políticas.  

     Entre sus publicaciones, destacan Cuentos cortos y cuentos largos (1993); Poesía de María del Rosario Molina (2005); Horrores idiomáticos y algo más (2008); Amapola, córtate la trenza (2008), y El señor Malebolge y otros cuentos.

 

Soneto
Absorta en siderales lejanías,
veo cómo el azul de etéreos cielos
se va cubriendo con oscuro velos
cuando comienzan a morir los días.

Y en las insomnes madrugadas frías,
los astros con que hablo en mis desvelos
en las noches de negros terciopelos,
se diluyen en lentas agonías.

Nacer para morir; cual una estrella
que va en pos de la noche a su destino,
cuando del nuevo sol la luz destella.

A renacer quizá a un nuevo sino,
volveremos un día, cual lo hace ella,
que encuentra en cada noche su camino.

Besos de amigo

Tus besos de amigo…
Te encuentro al acaso y me das un beso,
ligero, de amigo…
Y ese beso tuyo, que para mí es todo,
lo echas al olvido…

Tú no te imaginas
que ese roce breve que tu boca estampa
sobre mi mejilla,
se vuelve al momento caricia de amante
en mi fantasía.

Marina número cuatro

Ámame junto al mar; aquí en la arena
quiero tus besos con sabor a sal.
Será la playa nuestro blando lecho
y la espuma será el traje nupcial.

Ámame aquí en el mar, y que las olas
mojen mi larga caballera bruma,
y que en tu cuerpo amado y en el mío
jugueteen los rayos de la luna.

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Muerte

¿Por qué pintan a la muerte
cual nefasta calavera,
toda enlutada y llevando
guadaña cruel y certera?

Yo me la imagino triste
mas extrañamente hermosa,
como un ángel tiene alas,
su expresión es bondadosa.

Alivia a los que padecen
con los dolores del alma,
y a los enfermos del cuerpo
da para siempre la calma.

Para mí, ella es reposo,
es dormir eterno sueño
y me siento tan cansada
que en dormirlo tengo empeño.

Quiero que ya venga a mí,
y que con hoja de plata,
corte de una vez el hilo
que a la existencia me ata.

Espejismo

Eres un sueño, una ilusión.
Nada tangible.
Y aun siendo un espejismo,
te amo tanto.
Aunque no seas real,
eres tan cierto.
Y tus palabras escritas están,
y mis respuestas.
Grabada en mí
no está tu efigie vaga.
Esa, querido,
se la ha llevado el viento,
Sólo amo tus palabras
Y tus versos.

Si muero antes que tú

Sólo es cambio la muerte, amigo mío.
Con el agua comparo al ser humano.
¿Ves cómo llega el caudaloso río
y parece morir en el océano?

Tú sabes que no muere. Se sumerge
y llega hasta los mares abisales;
presa de una corriente luego emerge
y después se evapora, ya sin sales.

En nubes se condensa, allá en el cielo;
convertida en rocío, lluvia o nieve,
de nuevo cae y fertiliza el suelo.
Entra en la savia de la flor que en breve

graciosa se abrirá. Y parte forma
de la leche, las frutas y la miel.
¿Ves que no acaba? Sólo se transforma.
Está en la sangre y en la amarga hiel.
¿No crees que las vidas se renueven?
De la tumbra de un niño brotan rosas
que al ángel niño en su fragancia llevan
y entonces lucen, como nunca, hermosas.

Si muero antes que tú, oh amigo mío,
vendré de nuevo a ti, límpida y bella,
a refrescar tu sed como rocío,
o acariciar tu faz, cual luz de estrella.

Viento

Viento del norte, que azotas el cristal de mi ventana,
llévate todos mis sueños del presente y del mañana.

Lo que soñé en el pasado ya otros vientos lo llevaron;
ilusiones y quereres en el aire se esfumaron.

Viento del norte, que azotas de mi ventana el cristal,
pronto ya no he de sentirte, aunque seas vendaval.

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María del Rosario

El faldón de tu bautizo
te ciñó como alba nube;
rosa en botón parecías,
rosa en botón o querube,

la fecha en que a Dios recibas,
milagro de Eucaristía,
azucena blanca y pura
parecerás, niña mía.

Y cuando al altar te acerques,
dulce y casta desposada,
serás azucena y rosa,
de azahares coronada.

Amor que murió de frío

Ahora que ya no te quiero,
vienes mi amor a implorar,
y ciego e ingenuo crees
que aún te podría yo amar.

Mi amor se murió de frío,
de tristeza, de dolor,
y en medio de la agonía,
aún clamó por tu calor.

Le negaste todo alivio,
no le diste protección,
el pobre se murió helado,
de olvido y de consunción.

No me ruegues, es inútil,
no es posible revivir
un amor que así, de frío,
tu dejaste, cruel, morir.

Testamento

Soy pagana…
Y no quiero que en mi muerte
alguien rece porque mi alma
sea eterna…
Quiero en cambio
que me quemen
y que esparzan por los aires
mis cenizas
y que piensen que algún día,
algún átomo que es mío
será parte de una estrella,
de una rosa,
de una gota de rocío…

Soy pagana…
Y en iglesias encerradas
y en sermones sin sentido nada encuentro.
En los mares, en las nubes,
y en la bóveda estrellada
sí contemplo
el trabajo de un artífice
cuyos fines no comprendo…

Soy pagana…
Y a la vida rindo culto,
no a la muerte.
Son mis dioses favoritos
la belleza y el talento.
Son mis templos preferidos
las sábanas y los bosques
y los lagos y los ríos…

Soy pagana…
No me entierren, no me lloren,
sólo esparzan mis cenizas
en el viento.

Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar

Nota aclaratoria.  En la edición del pasado 20 de mayo aparecieron unos textos poéticos escritos por Mario René Matute.  En la introducción al contenido no se citó al autor del comentario, el escritor Carlos López.  Presentamos nuestras disculpas a él y a la Editorial Praxis, institución que dirige y es de su propiedad.
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